En la editorial del último sábado de Borrador Definitivo, debatimos sobre los llamados “medios hegemónicos” o, más precisamente, sobre la íntima relación de la prensa burguesa con el poder y la necesidad de apoyar el periodismo independiente.

Te invitamos a escucharla:

    Aspectos principales del debate:

    • Podemos remontarnos, en esta pelea por la democratización de la prensa, a la militancia por lo que después se llamó “Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual”. Esta militancia comenzó allá por el año 2000, con reuniones en la Universidad Nacional de Rosario, que desembocaron en los famosos 21 Puntos, base para el proyecto de ley presentado en 2004.
    • El gobierno de Cristina Fernández toma este proyecto y lo presenta como propio recién en 2009, a raíz del enfrentamiento con el Grupo Clarín, resultado de la pelea por la Ley 125, de retenciones móviles a los sectores agrarios. Pero una vez aprobada, la ley nunca fue aplicada a fondo. Posteriormente fue derogada por el gobierno de Mauricio Macri y nunca reimpuesta, ni recordada siquiera, por esta nueva gestión de gobierno peronista; más allá de un enfrentamiento formal con algunos medios.
    • Pero, ¿a qué llamamos “medios hegemónicos”? A los medios de prensa que están íntimamente vinculados al poder, tanto político como empresarial, de un lado u otro de la “grieta” partidaria de quienes pelean por mantener el control del estado. Y estas vinculaciones pueden verse reflejadas en la forma de cubrir los conflictos sociales sobre todo.
    • El ejemplo del Jujeñazo es claro: ignorado por TN, A24 y otros medios cercanos a Juntos por el Cambio, mientras sí cubrían el escándalo político que resultó de un femicidio ligado al poder en la provincia de Chaco; y tomado durante un breve período de tiempo por C5N para generar un discurso contra Gerardo Morales, pero abandonado después, cuando se designó a Massa como precandidato del peronismo, por su ligazón con el vicegobernador de Jujuy.
    • Esta forma de desinformar y de utilizar políticamente unas noticias mientras se silencian otras por inconvenientes, deja en evidencia el hecho de que la prensa burguesa, lejos de ser un Cuarto poder que le pondría coto a los otros tres; es una parte fundamental del régimen de dominación y explotación.
    • Otros ejemplos: en el extractivismo, a la par del consenso estatal de aplicarlo, existe un consenso de la prensa mayoritaria de alentarlo y silenciar o difamar las voces que denuncian sus consecuencias ambientales y sociales. También durante la pandemia de Covid, cuando el consenso estuvo en apoyar las políticas de aislamiento represivo y luego de vacunación compulsiva; curiosamente, muchas de las empresas que produjeron las vacunas experimentales, producen medicamentos de venta libre que se promocionan las 24 horas en televisión. Mencionemos también la tendencia general de cubrir las noticias policiales de una forma amarillista para generar en el público un sentimiento punitivista, al mismo tiempo que evitar hablar de los dramas sociales y su relación con los distintos tipos de inseguridad.
    • En contraposición a esto que venimos diciendo, cobra importancia la tarea de hormigas que hacemos los medios independientes, para cubrir las noticias silenciadas, para informar desde una perspectiva distinta, para estar siempre del lado de quienes sufren la explotación y la represión o para instalar debates necesarios que son silenciados. Tarea titánica muchas veces, que se realiza con medios económicos limitados y con el esfuerzo de sus integrantes.
    • También podemos contraponerlo con figuras que fueron y siguen siendo ejemplos de periodismo bien hecho, de búsqueda de la verdad: los casos de Rodolfo Walsh, John Reed y George Orwell ejemplifican esto, entre tantísimas otras figuran anónimas.