Entrevista con Damián Verzeñassi

Hace ya algunos meses asistimos, más que en años anteriores, a un brote de dengue (con un crecimiento exponencial de infectados e incluso muertos) que nos pone nuevamente ante la posibilidad de una crisis sanitaria. Mientras, la OMS da por terminada la emergencia por Covid-19, aunque algunos guarismos hagan pensar que, muy al contrario, “goce de buena salud”.

 Hace un par de años, cuando la crisis del Covid comenzaba, un grupo de investigadores nucleados en la UCCSNAL (Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza en América Latina) se atrevieron a plantear el carácter sistémico de la actual crisis sanitaria: “una crisis resultante de la degradación socio ambiental impulsada por el capitalismo mundial”.

Damián Verzeñassi es médico, docente y defensor ambiental; también forma parte de aquel colectivo de científicos que se reivindican de la Ciencia Digna y trabajan incesantemente vinculados a este concepto y a la defensa de la salud de los territorios para defender la salud de los pueblos. Reproducimos una fructífera charla que tuvimos con él alrededor de lo que él no duda en definir como una crisis civilizatoria.


Podés escuchar la entrevista, através de nuestro canal de Youtube.

Entrevista por Luis Cuello

BORRADOR DEFINITIVO: La situación actual con el dengue puede calificarse de crisis sanitaria. Hubo un salto, entre los años 2021 al 2022, de un millón a casi tres millones de infectados en América Latina. ¿Cuáles son los factores que juegan en este aumento?

DAMIAN VERZEÑASSI: Hay dos cuestiones que me parecen claves en este sentido. En primer lugar, no es que estamos solo en una crisis sanitaria, sino que esta crisis que estamos viviendo emerge como resultante de una crisis socio ambiental, que hemos construido como especie a partir de lo que ya varios científicos han denominado el antropoceno, que es la capacidad que ha tenido el ser humano de modificar incluso la estructura geológica del planeta. Y eso hace, en un contexto de calentamiento urbano y cambio climático, las condiciones que permiten el desarrollo de la vida de determinado tipo de especies: microorganismos como el SAR COV II, o la gripe aviar (que ahora vuelve con fuerza), o la gripe porcina cuando fue.

Y ahora aparece el dengue una vez más, y esta vez lo tenemos con mayor presencia en nuestra región, coincidentemente con un aumento de las temperaturas, en esta zona y a nivel planetario. Particularmente en nuestra región, esas temperaturas facilitan el proceso de reproducción de este vector que es el mosquito Aedes aegypti, y al mismo tiempo lo empuja cada vez más a la ciudad. Porque Aedes aegypti existieron siempre, pero en los montes, en las selvas tropicales y subtropicales y no en esta región; a esta región empieza a llegar a medida que avanzan los desmontes, que avanza la deforestación hacia el norte de nuestra región y que empiezan a aumentar las temperaturas. Y las temperaturas aumentan porque avanzan los desmontes y la deforestación, porque avanzan los monocultivos.

Ejemplo de esto es cuando uno ve los mapas de Brasil, del avance del dengue en Brasil, es muy impactante ver cómo, por ejemplo, cuando fue el derrame por la ruptura de los muros de contención de la Mina Valle de Brasil, el recorrido que hicieron esos desechos, que contaminó ríos enteros y que terminó llegando hasta la desembocadura de esos ríos en el mar, fue seguida dos meses después por el avance de una epidemia de dengue sin precedentes en esa región. Entonces, claramente lo que estamos viendo es que hoy el dengue es, ni más ni menos como nosotros lo advertimos hace dos años atrás, una nueva expresión, un hecho más de esta crisis civilizatoria que se expresa también en lo ambiental y en lo sanitario.

 BD: Lo que significa que hay que alejarse de la idea de que estas epidemias y pandemias son desastres naturales.

DV: No, no existe el desastre natural en estos casos. Acá lo que hay son situaciones construidas o contextos construidos por la acción humana que facilitan, estimulan o permiten el desarrollo de determinados tipos de microorganismos o de vectores de microorganismos, que llegan a los seres humanos en nuestras comunidades con mucho mayor facilidad. Porque hoy le hemos destruido los hábitats naturales a estos microorganismos y a estos vectores. Entonces, hoy nos enojamos con el mosquito cuando somos nosotros quienes lo empujamos a salir de la selva donde estaba y lo trajimos hasta nuestras ciudades. Y cuando además nosotros en las ciudades, por haber transformado las ciudades en grandes islas de calor, hemos generado condiciones extraordinarias para la replicación de estos tipos de insectos.

Y aparte de eso tenemos que agregar los procesos de marginalidad que se generan en las grandes ciudades, que son en su gran parte consecuencia de los procesos de migraciones forzadas, o como decimos nosotros, de construcción de refugiados ambientales, que fueron generando los distintos tipos de extractivismos. En nuestra región particularmente el extractivismo agroindustrial, pero también el extractivismo minero, el extractivismo de fracking o de petrolero, o el extractivismo del litio que ahora en el norte de nuestro país están impulsando. Entonces, se expulsa de las comunidades de sus territorios históricos para poder tener territorios libres de personas para poder hacer y deshacer, y sobre todo libres de resistencia. Para poder avanzar con el extractivismo. Esos expulsados se transforman en refugiados ambientales que aumentan los conglomerados periurbanos de nuestras ciudades, en condiciones objetivas de existencia que son realmente preocupantes. Se incrementan los problemas de pobreza, se incrementan las formas de vida que son absolutamente infrahumanas y es un caldo extraordinario para el desarrollo de este tipo de situaciones.

BD: Esto que vos planteas me recuerda a la crisis del COVID. Hoy esto parece ser una etapa cerrada, pero llama la atención que se haya cerrado sin hacer ningún tipo de balance sobre las políticas aplicadas, ni sobre los orígenes de esta crisis y su relación con los modos de producción capitalista de alimentos, la deforestación y la liquidación de la biodiversidad.

DV: Efectivamente. Nosotros hoy lamentablemente estamos ante un nuevo ejemplo de cómo lo que se marca como una agenda ineludible desde el punto de vista sanitario es, en general y en la mayoría de los casos, parte de las necesidades de las agendas de las corporaciones químicas, o de las tecnologías biomédicas.

Entonces, tenemos que tomarnos el tiempo para reflexionar sobre qué significa vivir en una sociedad que está tan predispuesta y tan expuesta a transitar este tipo de situaciones sin preguntarse nada.  Hace un par de días ya se ha lanzado una alerta mundial respecto de que quizás la Gripe Aviar se pueda transformar en un nuevo COVID. Pero uno dice… ¿si la gripe aviar estaba de antes? Y nos viene dando avisos desde hace bastante tiempo de que esto estaba por ocurrir. ¿Qué es lo que nos hace esperar hasta hoy para avisar que puede haber un nuevo COVID? ¿Y qué significa un nuevo COVID? ¿Un nuevo proceso de encierro mundial, un nuevo proceso de violación de los códigos de ética para el desarrollo de fármacos y tecnologías médicas, un nuevo proceso de control social a través de mecanismos de compulsión o imposición del miedo para poder sostener algún tipo de políticas? ¿Hoy estar frente al nuevo COVID, significa un aumento en la cantidad de contagios y la posibilidad de morir incrementada en algunos grupos respecto de otros, o el impulso del miedo para poder sostener algún tipo de políticas? Son preguntas que nos hacemos y claro… no tenemos respuesta a esas preguntas. Pero creo que en este ámbito que habitamos, lo que estamos haciendo sobre todo es poder pensar una práctica y un contexto sanitario diferente al que nos ha traído hasta aquí o al que hemos conseguido hasta aquí. De ahí que somos sistemáticamente censurados y silenciados.

BD: Es interesante que menciones la censura porque fue algo que se instaló muy patente con el COVID y que permanece. Y permanece en un contexto donde todo parece avizorar que la situación cada vez será peor, o me equivoco…

DV: Sí, para nosotros lamentablemente, no hay nada que nos haga pensar, en el futuro inmediato o mediato, un cambio en las políticas y en las prácticas que han determinado los contextos para que estas cosas puedan ocurrir. Si uno se pone a ver, en pleno contexto de cambio climático, con las advertencias internacionales respecto de lo que significa el cambio climático, hace pocas semanas el último informe del IPCC, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, ha advertido de que ya no queda margen para seguir haciéndose los distraídos para iniciar acciones concretas de remisión o de mitigación del impacto del ese cambio y de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero). Nuestro país se vanagloria de aumentar el desarrollo de la explotación y la extracción petrolera, que generan más emisión de gases de efecto invernadero. Nuevamente vuelven a la carga con la idea de energías nucleares cuando, por ejemplo, en Alemania están cerrando definitivamente sus plantas nucleares, como pasó la semana pasada. Se instalan políticas de destrucción de nuestro fondo marítimo a partir de la explotación para extraer gas y petróleo off shore. La extracción de litio en el norte de nuestro país es altamente generadora de gases de efecto invernadero. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Estamos o no estamos comprometidos con bajar la emisión que es la base del efecto invernadero para disminuir el calentamiento global? En un momento nos dijeron que ese colapso iba a ocurrir en el 2100, después pasó a ser en el 2050 y ahora se dice que va a ser en el 2030, es decir, ¿dentro de 6 años!

BD: Digamos como reflexión, que es bastante difícil, además, esperar que quienes son responsables de esta situación que se profundiza día a día por otro lado sean parte de la solución.

 DV: Si, lamentablemente. Incluso estamos en este momento en un proceso de año electoral y este tema no está ocupando lugar en la agenda política electoral. ¿Dónde hay un candidato a intendente o un candidato a concejal hablando de cómo preparar la ciudad para que en vez de ser islas de calor se transformen en generadoras de oxígeno y mitigadoras del calentamiento global? Ninguna de las plataformas electorales está planteando esto. Alguno que puede hablar de esto lo habla así como una cosa, dando vueltas por ahí, pero pegadito a eso habla de más petróleo, más gas y vos decís ¿de qué estamos hablando? Esto habla de que nosotros no estamos incluidos en las agendas todavía. Ojalá aparezcan, pero hasta ahora no se han incluido en las agendas electorales ni estos ni los temas vinculados.

Por ejemplo, los modelos de producción. ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a seguir subsidiando a los que hoy se ven o se auto perciben perjudicados por una sequía que ellos generaron a partir de la destrucción del monte nativo, de la diversidad de nuestros territorios, secando arroyos para poder avanzar con terraplenes para poder avanzar con áreas de producción de transgénicos asociados a los agrotóxicos? ¿Vamos a seguir generando los subsidios sin exigirles a cambio que inicien un proceso de transición para enfriar los territorios, para recuperar biodiversidad, para recuperar condiciones objetivas que permitan volver a climas templados como eran los climas que teníamos hace 25 años atrás? ¿O vamos a seguir desarrollando tecnologías para poder adaptarnos a la sequía a costa de más transgénesis y más agrotóxicos y por lo tanto de más destrucción del monte nativo? ¿Vamos a permitir que, ahora que podemos contar con transgénicos resistentes al calor, avancemos sobre lo que queda del monte? Estas son preguntas que me parece que tenemos que hacer, porque si no, seguimos repitiendo las mismas recetas esperando que el resultado, que el sabor de la comida, sea diferente.

BD: Vos decís que los temas ambientales no están en la agenda política. Me atrevería a decir que hay una verdadera política de estado alrededor de este tipo de producción extractivista, sin grietas.

DV: Sí, claramente. Las dos expresiones mayoritarias en nuestro país comparten esta lógica extractivista sin ningún tipo de diferencia. Y en la provincia (NdR: a Santa Fe se refiere) lo mismo: estos dos grandes frentes que hoy aparecen como las opciones, tienen exactamente las mismas lógicas y las mismas prácticas destructivas de los territorios. Es como si acá se pudiera seguir para adelante sin ningún problema y como si el planeta no estuviera dando señales claras de que esto se agotó. Lamentablemente esto es así y hay que decirlo. Y digo lamentablemente porque nosotros vivimos en nuestros territorios, porque tenemos a nuestros hijos en nuestros territorios y vemos con mucha preocupación qué es lo que pasará con ellos, ya no cuando sean adultos, sino cuando sean adolescentes y jóvenes, porque el 2030 los agarra en plena adolescencia. Ya estamos ahí.

BD: Algo de lo que sí se habló mucho durante la pandemia fue del supuesto “fortalecimiento  del sistema de salud”; pero la situación actual con el dengue, da de pensar que no fue tal.

DV: Sí, claramente no ha habido una real advertencia de la gravedad del problema, más allá de una cuestión puntual y epidémica como fue el COVID del 2020 hasta el 22. Lamentablemente fueron todos parches de emergencia que no atacaron la raíz del problema y de ahí, hoy estamos sufriendo esas consecuencias.

BD: Cambiando de tema, sabemos que desde la Cátedra de Salud Socioambiental están organizando un nuevo Congreso Internacional de Salud Socio ambiental ¿Querés comentarnos algo sobre esto?

DV: Efectivamente, estamos organizando el Séptimo Congreso Internacional de Salud Socio Ambiental para la semana del 12, 13, 14, 15 y 16 de junio de este año. El Congreso, propiamente dicho, va a ser 14, 15 y 16, pero tanto el lunes 12 como el martes 13 habrá actividades pre congresos, entre ellas la Marcha Plurinacional de los Barbijos, que va a ser el martes 13 a la noche, y con eso va a iniciar formalmente nuestro congreso. Es un congreso que tiene como mirada justamente la salud en contexto de cambio climático, donde estamos confirmando unos referentes internacionales de epidemiología comunitaria, de salud y cambio climático, miembros de los paneles intergubernamentales de biodiversidad, del cambio climático. O sea que va a ser nuevamente un espacio de encuentro, de diálogos, de intercambio de miradas, de acciones y también de perspectivas de fortalecimiento de nuestras prácticas, nuestras acciones, a partir de la diversidad.

BD: Relacionado, seguramente habrá que ver cuándo esa resistencia pueda ser posible convertirla en una ofensiva, ofensiva que también incluirá sobre todo el problema de la tenencia de la tierra.

 DV: Tal cual, sí, eso es clave, mientras quien trabaja realmente la tierra para producir alimentos verdad, no tenga la posibilidad de contar con la tranquilidad de que lo que trabaja le pertenece, vamos a tener un serio problema para poder avanzar en prácticas reales de agroecología, prácticas reales de enfriamiento del territorio a partir de la producción de alimentos. Por eso vamos a estar integrando todos estos temas para poder construir un conjunto de estrategias terapéuticas integrales. Convencidos de que sin participación comunitaria, sin organización social, es imposible pretender cualquier tipo de transformación de esta realidad insalubre que nos está, cada vez más, ahogando en estos contextos urbanos en los que vivimos. Así que aportamos y apostamos al fortalecimiento de la organización comunitaria, por eso nuestros Congresos siempre han sido de encuentro entre la academia, los movimientos sociales y también algunos decisores que nos interesa estén presentes para que nos puedan decir el por qué se llevan a cabo las políticas que denunciamos.

Quienes quieran más información sobre cómo participar del Séptimo Congreso de Salud Socio Ambiental puede ingresar a la web saludsocioambiental.org.