Con la extensión de las temperaturas templadas en el centro del país, la proliferación de mosquitos no se detiene, y con ella, las enfermedades que este vector transmite. De entre ellas, la que más casos viene registrando en los últimos meses es el Dengue. Pero no sólo de mosquitos se trata cuando hablamos de esta epidemia, sino de las condiciones necesarias para que la situación llegara a tal estado.

En una nota anterior, charlamos con Damián Verzeñassi sobre la relación de la proliferación del Aedes Aegypti y el avance del agronegocio. En el presente artículo, Gonzalo Moyano Balbis, médico epidemiólogo y docente, nos da su perspectiva sobre cómo la destrucción de la salud pública es una de las principales causas de la situación actual.


Entrevista por Luis Cuello

“Nuevamente ocurre un hecho vinculado con el área de la salud y la situación de la gente,  que da muestras de lo poco que importa esto a quienes dirigen la sociedad y los que tienen el poder de resolver las cosas –comienza diciéndonos Gonzalo-.  Aquí tenemos otra epidemia, después de la pandemia que tuvimos antes. Y cuando la escasez de alimentos, la falta de acceso a los medicamentos, la falta de acceso al sistema de salud, son las cosas que realmente hacen crisis fácilmente cuando ocurre un evento que los pone de manifiesto de forma más aguda, como es hoy el Dengue”.

Borrador Definitivo: Entonces, podemos entender que esta enfermedad no cae, por así decirlo, de un cielo sereno, sino que había condiciones que se venían gestando hace años.

Gonzalo Moyano Balbis: Sí, y este es uno de los problemas serios que está mostrando algo que además no se dice con la intensidad que debería decirse, y es que esto nuevamente pone en crisis el sistema de salud que ha sido devastado en los últimos 30, 40 años, particularmente en los últimos 20 años. Porque a partir de la aceptación, con mayor o menor intensidad por decirlo así, de los paradigmas del Banco Mundial y del FMI; lo que ha pasado es que el sistema de salud argentina, que tenía problemas antes pero que eran menores, éstos pasaron a ser problemas cada vez mayores.

Últimamente se hablaba de otras cosas, digamos, de forma intensa,  como es del aumento de las cuotas de las prepagas. Pero cuando viene una epidemia como la del dengue,  dos minutos antes de que el dengue apareciera en escena, no se hablaba casi nada del tema del sistema de salud quebrado, donde las prepagas son un gran negocio, cada vez más porque la gente desesperada busca alguna salida que, entre comillas, garantice algo de salud. Esa salud no se lo garantizan las prepagas, que son un desastre, pero claro: la fantasía está buena.

Y esto tiene en realidad algún tipo de relación con la fantasía de que Milei sea una solución para la Argentina, donde la mitad de la población argentina lo votó (dicho  sea de paso, un poco menos, porque en realidad no todo el mundo votó, y no todo el mundo votó a favor de… sino más que nada en contra de…). Pero no importa esto, ahora lo que estamos diciendo es que la fantasía  lleva a la gente a buscar soluciones mágicas. Donde la verdad es que en general no solamente no lo son, sino que muchas veces -tanto el tema de las prepagas como Milei- son un agraviamiento de las cosas, creyendo en que están en camino a una solución.

BD: Se puede decir entonces, que no todo se resolverá mediante el mercado y la competencia, como propone este gobierno.

GMB: Está demostrado que el mercado no resuelve jamás los problemas de salud. Está demostrado además que esto viene de hace mucho, donde este gobierno ahora está dándole un nuevo empujón hacia una situación mucho más crítica. Uno podría decir que está siendo mucho más sincero porque dice que la salud es sólo un negocio, básicamente un negocio.

Paralelamente a esto, hay al menos un referente que está diciendo algo distinto, un referente político con algún grado de poder, que es el gobernador de la provincia de Buenos Aires. ¡Pero lo que está diciendo distinto no es cierto! Está diciendo que el Estado está resolviendo esta crisis, cuando en realidad, el estado de la provincia de Buenos Aires no está resolviendo nada. Porque el sistema de salud de la provincia de Buenos Aires está hecho pelota también, y para esto han colaborado todos los gobiernos anteriores y este también. Está diciendo que la solución es que la gente consulte en los centros de salud y que consulte por telemedicina. ¡La telemedicina es un desastre y los centros de salud están todos desguarecidos, están todos hechos pelota! Entonces está derivando que la gente vaya a los centros de salud, cuando sabe que están desmantelados, y los hospitales también están desmantelados. Entonces, las colas en las guardias son porque el sistema está hecho pelota. Y es cierto que la gente desesperada va a consultar a las guardias, cuando en realidad probablemente no sería necesario si existiera un sistema de atención  primaria de la salud que funcionara correctamente. Pero nuevamente le echan la culpa a la gente, es decir al pobre, a la gente que está desesperada y corre a las guardias, porque lo cierto es que no hay otras soluciones.

El Estado de toda la Argentina y de la Provincia de Buenos Aires no ha sido capaz de conducir a la gente a un sistema que contenga los problemas cotidianos. Uno piensa: no veo por qué la gente supondría que hoy lo van a tener si han desmantelado el sistema y entonces la gente corre a las guardias, que es el lugar donde se va en caso de urgencia, porque no hay otra cosa.

BD: Yo te agregaría que, con esta ola de despidos vamos, a encontrar una cantidad de gente que se ha quedado sin cobertura de obras sociales, que ya también funcionaban para el diablo, y entonces van a ir a los hospitales públicos, que es la imagen que vos nos das.

GMB: Claro, y lo que pasa en los hospitales públicos está pasando en todos lados. Tanto en los hospitales, como en el Conicet y en otros espacios del Estado están echando gente. Obviamente, esto es absolutamente injusto, arbitrario, ridículo, una cosa espantosa. Pero si esto es posible, es porque se están basando en la forma de contratación irregular que han sostenido durante todos estos años, gobiernos peronistas de distinta intensidad, de distinto estilo, lo que quieran.

BD: Contratación que inclusive incluyó a gran parte del personal de salud, sobre todo en el COVID.

GMB: Sí, sí, claro. Fueron todas contrataciones, digamos, espurias, con contratos basura y cosas así. Por ejemplo, en uno de los hospitales, probablemente el hospital más importante del país, que es el Posadas, se dio una lucha cuando el gobierno de Macri despidió a contratados. Con la lucha se logró que los reincorporasen en el gobierno siguiente, pero en todos los casos -o en la mayoría- los contratos siguieron siendo los mismos que habían tenido antes. Es decir, no fueron nombramientos de planta, y ahora vuelven a echarlos. Porque justamente los que sostienen la salud son personal con contratos precarios.

BD: Igual parece que hoy estamos viendo un descalabro mayor del sistema de salud que va más allá del estatal…

GMB: El sistema de salud en Argentina es tripartito. Con tres sectores: el sector público, el sector de las obras sociales y el sector de la medicina privada. El problema central es que esto, que ya era una mala idea de entrada, se sostuvo durante un tiempo, cuando había un pleno empleo y un salario más o menos pasable. Cuando empezó a haber desocupación, contratos en negro y la baja de los salarios, por supuesto, las obras sociales entraron en crisis. ¿Y qué hicieron? Otra vez  la mayoría de ellas le dieron el negocio a las prepagas. O sea que ese sistema tripartito, que existió históricamente, tiene dos de los jugadores realmente devastados, que es el sistema público y los servicios sociales. Entonces las prepagas son el jugador principal que está llevando delante lo que es el negocio de la salud.

BD: Ahora, esta epidemia de dengue no deja solo al descubierto las crisis de los sistemas de salud sino que esconde en su explicación, causa más profundas.

GMB: Justamente. El otro tema que se está dejando de lado es la falta de consideraciones acerca de cómo es que se producen las enfermedades y las causas de que se produzcan las epidemias. En primer lugar, todo lo vinculado con el cambio climático, que hace que el calor en estos lugares dura mucho más tiempo y hace que la cría de mosquitos se sostenga mucho más tiempo. Esto se viene diciendo desde hace décadas -por lo menos 15 años, 20 años- que el Aedes Aegypti se quedaba  aquí y se sabía desde hace muchísimo tiempo que transmite el Dengue. Así que no se hizo nada de prevención, y cuando uno dice que no se hizo nada de prevención en el sistema ambiental, está diciendo que todos los cambios que está habiendo, vinculados con la soja, con el calentamiento global, con el litio, todo ese tipo de cosas están favoreciendo estas enfermedades. Entre otras cosas porque están favoreciendo que no haya agua, que entonces el agua se distribuya de la manera en que se distribuye, precariamente, entonces hay que acarrear el agua, y cuando se acarrea se generan los espacios donde se crían los mosquitos.

BD: Ni prevención en el origen, ni prevención para enfrentar esta urgencia…

GMB: Exactamente. La otra cuestión fabulosa es cómo ahora está apareciendo claramente que existe la posibilidad de la producción pública de medicamentos, incluso de repelentes famosos. Tardíamente está produciéndose en Chaco, está produciéndose en Buenos Aires, pero son todos recursos a los que no se le han dado bola casi en ningún momento. Claro, entonces la gente tiene que comprar el Off que le están vendiendo a 10, 15, 20 mil pesos. En un contexto de, supuestamente, control de la inflación. Bueno, para hablar de esto habría que hablar otra hora, ¿no? Claro, como ahora la posibilidad es que sea 13 y que incluso pueda ser quizá 11%, el gobierno hace un anuncio porque bajó la inflación que él mismo causó, llevándola al  25% en el primer mes de su manato.

Pero volviendo al Dengue, esto ha sido favorecido desde hace, vuelvo a decir, por lo menos décadas. Esto es una crisis nueva en el sentido de cómo irrumpe, pero no en el sentido de cómo se gesta, ya que viene avanzando desde hace mucho tiempo. La solución acá es convencerse de que este sistema no funciona. Este sistema es para la gente que se hace rica. Este sistema es para Galperín. Este sistema es para Paolo Rocca. Este sistema es para, digamos, las multinacionales y muchas nacionales también.

BD: Pero como vos decís esto no es nuevo…

GMB: Efectivamente. Estoy señalando acá algunos jugadores nacionales que son millonarios. Digamos que estos sí han sido parte de la selección mundial de millonarios, ¿no? Y muchos de ellos, el negocio que hacen lo hacen a costa de la salud y de los medicamentos. Muchos de ellos argentinos y muchos de ellos favorecidos además, específicamente, por los gobiernos progresistas, ¿no? Como ha sido Sigman, como ha sido Roemmers, como ha sido Bagó, como ha sido toda esta gente, favorecida ampliamente. Pero todo esto no es simplemente favorecer a amigos o a gente de mi grupo. Todo esto es en función, también, de no hacer lo que hay que hacer con los medicamentos y con el cuerpo de salud, que es hacer un buen sistema gestionado por el Estado y con investigación a cargo del Estado, que se haga lo que la gente necesita y no lo que los mercados determinan y no lo que los mercados financian, que es lo que más ganancia va a dar.

BD: Los laboratorios. Y ahora la solución es una nueva vacuna.

GMB: Ahora apareció una segunda vacuna contra el dengue. La primera que se hizo hace pocos años, mató gente; esta aparentemente es más segura. Probablemente no tan efectiva, pero más segura, por lo menos; lo cual a esta altura del partido hay que agradecer que no mate. Realmente es una situación mundial que realmente es desquiciante: al menos uno puede decir, bueno, esta peligrosa, no es, y probablemente sea útil. ¿No te das cuenta de lo que estamos hablando? Hace nada, la solución para cualquier cosa era una vacuna. Resulta que han pasado miles de vacunas. Nuevamente, la única solución que hay es una vacuna. Estamos rebajando tanto las cosas que la única solución, entre comillas, a esta altura del partido es que no sea tan peligrosa y que al menos sirva para algo.

Pasamos de un encantamiento en el cual había que encerrarse en la casa hasta que haya una vacuna que nos salve. A esta altura del partido estamos hablando de que la vacuna no es una solución mágica, pero terminan presentándola como tal. ¡Mirá lo que son las soluciones a esta altura del partido, a esta altura del siglo XXI! Una vacuna que no mate mucho, y que en todo caso tal vez sirva para resolver el problema. Ojo, esta vacuna hay que usarla, yo no estoy diciendo que no, para nada. Lo que digo es que hay que poner las cosas al revés: hay que ponerlas para que no haya enfermedad, para que las cosas no pasen.

Yo en las clases que doy, tomo la cuestión de cuando la OMS entró en crisis en el año 1960, porque había hecho una campaña brutal por todos lados contra el paludismo, casualmente transmitido por el mismo mosquito. La  cuestión llegó a un límite porque las campañas que había hecho eran para matar mosquitos, no para resolver el problema del paludismo. No para resolver el problema de la pobreza, no para resolver el problema de dónde vive la gente, de dónde están los pantanos, de dónde está el agua. Todas esas cosas se entendieron mucho después durante un ratito, que fue cuando la OMS, durante muy poco tiempo, entendió estas cosas y empezó a hacer algunas cosas en la atención primaria de salud. Pero después todo esto se revirtió, se fue al demonio, porque la presión económica del negocio de la salud fue nuevamente el centro. Esa primaverita de la OMS duró casi nada, porque pasó a jugar el Banco Mundial y ahora la OMS está sometida absolutamente al Banco Mundial y a Bill Gates y a los laboratorios.

BD: Bueno, Gonzalo, yo te agradezco mucho esta apretada síntesis que has hecho y seguramente vamos a seguir laburando y denunciando estas cuestiones.

GMB: Bueno, un abrazo enorme.