Como veníamos haciendo desde antes de las elecciones generales, desde Borrador Definitivo nos propusimos abrir un espacio de debate político en torno al proceso electoral y a las perspectivas para la clase trabajadora y los sectores populares, en esta ocasión, de cara al balotaje donde competirán por la presidencia la lista de Todos por la Patria, encabezada por Sergio Massa y la de La Libertad Avanza, con Javier Milei al frente.

Podés ver el debate previo a las elecciones en: DEBATE – Análisis y perspectivas en torno a la crisis y al proceso electoral

Por ello convocamos a cuatro figuras de la intelectualidad de izquierda, provenientes de distintas formaciones y trayectorias académicas, como también diversas experiencias militantes; ellos son: Pablo Pozzi, Ariel Petruccelli; Sergio Zeta; Rubén Kotler y Adrián Piva. A ellos les preguntamos qué balance hacían sobre los resultados arrojados por las elecciones generales del domingo 22 de octubre y cómo se posicionaban frente al ballotage del próximo 19 de noviembre y estas fueron sus respuestas:

Rubén Kotler: “No pienso convalidar la farsa electoral”

Rubén Kotler, historiador y docente en la Universidad Nacional de Tucumán.

Como un balance rápido y apresurado probablemente sobre el proceso electoral que hemos vivido recientemente y que todavía estamos atravesando, hay varias cosas que hay que pensar.

En primer lugar la derrota de la izquierda es sin lugar a dudas una derrota fulminante, cayendo desde el punto de vista electoral en un piso que no supera los setecientos y pico mil de votos. Lo que hay que replantear al interior de las izquierdas es si la estrategia electoral sigue siendo una estrategia válida. Los debates presidenciales en los que ha participado la candidata de la izquierda, Miriam Bregman, no han arrojado mucha luz sobre un posible programa socialista, que es lo que uno esperaba escuchar de la candidata. Ya sabemos los análisis y las críticas al sistema y a quienes han sido los responsables de la situación crítica a la que llegamos al día de hoy.

En segundo lugar, a mí no me ha sorprendido el resultado electoral en el que el candidato del oficialismo Sergio Massa ha salido triunfante, pues sabíamos que, a diferencia de las PASO, el peronismo iba a mover el aparato y lo movió. El aparato implica dinero, implica que los punteros de las regiones del interior profundo movilizaran a personas que, en condiciones de libertad y de no extorsión, van y votan por lo que creen que puede ser mejor o por lo que consideran puede ser una salida o una promesa de salida, como representó Milei, a partir de sus puestas en escena. Está claro que cuando el peronismo mueve el aparato y además con la emisión monetaria dando y entregando algunos beneficios a ciertos sectores de trabajadores y probablemente también a jubilados, eso haya inclinado la balanza en favor del candidato del oficialismo. En ese sentido no hay sorpresas dentro de un sistema electoral que se presenta corrupto, que se presenta tramposo y en el cual no ganan las mayorías por la libertad de ir a votar.

Por otro lado, una gran mayoría que no asistió a votar o que votó en blanco sigue siendo un llamado de atención, no de ahora sino de hace mucho. Lo que está en crisis, en todo caso, es el sistema de representación y ahí es otra vez donde las izquierdas tienen mucho para analizar y hacer un balance y replantearse una cantidad de cosas. ¿Es el papel de la izquierda estar en el proceso electoral o es el papel de las izquierdas estar en las calles acompañando las luchas? El crecimiento de la izquierda tiene que darse no por combustión espontánea y tampoco por un milagro como se proponía hace muchos años cuando se expedía el “milagro para Altamira”, rogándole a los trabajadores que vayan a votar por la izquierda. El crecimiento de la izquierda tiene que estar dado por un planteo que sea coherente por un lado, que sea claro por otro lado.

El desafío de acá en adelante creo que es recomponer esas fuerzas de izquierda y ver realmente, en un debate sincero donde podamos participar los que no estamos afiliados a los partidos de izquierda, qué es lo que consideramos tiene que ser una salida justamente por izquierda.

He publicado en algunas redes sobre que cada uno debe seguir su conciencia al momento de ir a votar en el ballotage. Pero yo creo, en mi caso, no convalidar esta farsa electoral que nos ha llevado a una encerrona donde volvemos otra vez a caer en el juego del mal menor que nos propone el peronismo. En este sentido, las consignas de MILEI NO tienen necesariamente que implicar MASSA TAMPOCO, por todo lo que representa Massa, por la historia de Massa, por la historia que hay detrás y el currículum vitae de este personaje que es un personaje siniestro a mi modo de ver, que representa los intereses de la embajada estadounidense, que representa los intereses del sionismo y que representa los intereses del mercado. Hoy el mercado, de hecho, y la embajada, prefieren un candidato como Massa que dentro de los márgenes institucionales va a saber cómo manejarse, incluido cuando deba apelar al aparato represivo, a un Milei que para todos, inclusive para el establishment, resulta una sorpresa. Entonces, plantear que hay de un lado un candidato desequilibrado que viene con la motosierra a terminar con el Estado, para que, bueno, no nos quede otra, aunque no estés de acuerdo tenés que votar por Massa, no es mi posición. Mi posición es impugnar y rechazar esta encerrona y decirlo claramente, Milei no, Massa tampoco.

Adrián Piva: “El voto contra Milei debe ir acompañado de la organización y la movilización contra la ofensiva que se viene”

Adrián Píva, sociólogo y docente de la UBA.

En lo que refiere al balance de las generales, hay en principio dos lecturas que se pueden hacer. Una lectura inmediata, que apunta a registrar y describir los movimientos del voto entre las PASO y las generales y qué tendencias pueden advertirse en vista del balotaje. Luego hay otra lectura que intenta ir más allá, trata de observar fenómenos de crisis y reconfiguración del sistema político.

En lo que refiere a la lectura inmediata, en principio puede decirse que Milei mostró en las generales dificultades para penetrar el voto de ciertos sectores, en particular los asalariados formales, el sector privado, el sector público, comerciantes con cierto capital; es decir, todos aquellos que tienen algo que perder y que reaccionaron con temor. En segundo lugar, que el peronismo, y en particular Massa, fueron capaces de movilizar parte del voto que en las PASO había optado por la abstención y por el voto en blanco. Sin embargo, sigue siendo la peor elección del peronismo unido en elecciones presidenciales desde el año ‘83. Es tal la magnitud de la crisis del voto peronista. Por otro lado y a pesar de eso, la peor parte la llevó Juntos por el Cambio, en la medida que ya no representa una alternativa. Las posibilidades de Juntos por el Cambio de construir mayoría se ven severamente limitadas.

Es decir, que el incremento del voto al peronismo entre las PASO y las generales no se debe solo a la movilización del voto peronista desencantado, sino también a la atracción de una parte del voto de Juntos por el Cambio. En ese contexto, la confluencia del Macrismo duro con Milei, plantea dudas. Primero porque el libertario atrajo una parte del voto que no quería votar a Juntos por el Cambio. Entonces, ¿hasta qué punto esto incluso no debilita a Milei? Por otro lado es posible que la alianza con Macri le permita moderar el temor que generan otros sectores.

En principio, de esta lectura uno podría deducir que es difícil que Milei llegue al 50%. Aunque también está la duda por el lado de Massa y está por verse si el  peronismo puede seguir movilizando más votos desencantados.

Esto lleva a la segunda lectura, que es la lectura que entra un poquito más allá de estos fenómenos inmediatos. Y yo sigo creyendo, como decía antes de las PASO, que el núcleo de lo que observamos con la emergencia del fenómeno de Milei, con la caída del voto del peronismo, es una crisis del peronismo. Y no solo una crisis por desencanto de la gente, sino una cierta desafección, una pérdida de lealtad. Se viene alimentando ya desde 2013, 2015, incluso en 2009. En ese sentido, la pregunta es: primero si no estamos asistiendo a una nueva reconfiguración del peronismo, como lo fue el menemismo en su momento, el kichnerismo luego y que supone un cambio de la condición política, de las bases sociales sobre las que se apoya. Pero en segundo lugar, si esa crisis de la polarización kirchnerismo- anti kirchnereismo, y más en general de la polarización peronismo-antiperonismo, no crea un espacio para que se consolide una oposición de ultraderecha.

En este sentido, el problema más serio no sería tanto la posibilidad de que Milei gane en la segunda vuelta, sino la consolidación de un espacio ultraderecha como ha sucedido en Brasil con Bolsonaro, en Estados Unidos con Trump, en Francia con Le Pen, y que finalmente llevó al gobierno de Meloni en Italia, por ejemplo.

En mi opinión, la emergencia de Milei plantea una amenaza seria. Yo creo que acá lo que se juega no es simplemente la cuestión del ajuste o de la aplicación del programa del FMI. Si fuera solo eso, claramente no hay razones para elegir a uno u otro en el ballotage.

El gobierno de Massa, hay que tener muy claro, es un gobierno que viene a profundizar el ajuste, a avanzar en un proceso de reestructuración capitalista como condición para la salida de la crisis y que supone una ofensiva contra los trabajadores; que de ninguna manera va a producir una ruptura con el FMI o va a avanzar ni siquiera con un programa de gobierno similar al que encabezó Kirchner en su primer gobierno. Entonces, no se trata de la opción por el mal menor. Yo estoy en contra de eso. Quiero decir, siempre es posible observar diferencias entre los candidatos, siempre es posible decir que no son lo mismo; y con ese argumento estaríamos siempre votando a un candidato capitalista en función de evitar un mal mayor. Mi argumento no es ese. Mi argumento es que en este caso nos encontramos frente a un candidato de ultraderecha que constituye una amenaza de fondo para la clase obrera, en la profundidad de la ofensiva que puede desplegarse contra las organizaciones obreras y de la amenaza para la retaguardia democrática. Entonces, desde esa perspectiva creo que es necesario impedir que Milei llegue  al gobierno. Lo cual no implica ningún apoyo político a Massa. Y como también había planteado antes de las generales, es indispensable que ese voto para impedir que llegue Milei al gobierno sea acompañado por la disposición a la organización y la movilización contra la ofensiva que se viene.

Pablo Pozzi: “El plan de la burguesía no es de ajuste sino de reorganización política, cultural y socioeconómica del país”

Pablo Pozzi, historiador y docente de la UBA

Un balance de resultado electoral. Calculo que va a ganar Massa, y va a ganar por lejos. Calculo también que va a votar relativamente poca gente comparado con otras elecciones, y que el porcentaje de voto en blanco va a ser bastante alto a pesar de la fuerte campaña para que no se vote en blanco que se está desplegando. Aquí es notable que el peronismo esté desincentivando la participación, mientras que Milei y la derecha la incentivan. Esto es gracioso pero no por eso menos terrible.

Yo no iré a votar; a mí me importa relativamente muy poco si es un voto positivo o no es un voto positivo, dado que estoy convencido de que la diferencia entre uno y otro es más de discurso que de contenido. Y creo que hay una diferencia sí importante, en el sentido que Milei no tiene mucho apoyo para poder llevar adelante su programa sin conflictos serios; mientras que Massa y el peronismo, históricamente han tenido siempre formas de controlar al movimiento social ampliamente.

Por otro lado, creo que a diferencia de lo que dice el periodismo y buena parte de la izquierda, el programa neoliberal de lo que llaman ajustes; yo creo que no es un ajuste, es un programa unificado de la burguesía argentina, con el cual, lo que están apuntando es a una manera de reorganizar política y culturalmente el país, y a terminar de reorganizarlo socioeconómicamente. En ese sentido da lo mismo que gane uno o que gane otro; acá la nafta se va a ir al dólar, dólar y medio por litro, y la comida se va a ir por los cielos y los ricos van a ser más ricos y compañía. Y lo notable de los medios de comunicación que comparan el precio de la nafta en la Argentina con el precio de la nafta en Uruguay, Paraguay o Brasil y no hacen lo mismo con los salarios.

Creo que en el fondo, y ahí quiero terminar, lo más importante de esto es preguntarnos ¿Cómo hemos contribuido, los “zurdos” a esta situación? Me parece que ni los ni los kirchneristas se preguntan por qué a veinte años de haber creado su movimiento y haber detentado todos los resortes del poder terminan en un hombre como Massa. Ni la izquierda se plantea por qué, después de once años de haber armado su Frente, terminamos en este tipo de opción donde plantean estupideces como esto de que: “No hay que votar a Milei”. O sea que ni siquiera tiene el coraje de hacerse cargo de su política y decir hay que hay que votarlo a Massa, que es lo que están diciendo.

En síntesis, hoy por hoy estamos “al horno”. Pero yo siempre digo, como dijo Marx en su momento, que “El ser humano no se plantea ninguna pregunta que no pueda eventualmente responder” y acá estamos preguntándonos, haciéndonos las preguntas y buscando las respuestas.

Sergio Zeta: “No solo hay que enfrentar lo que viene sino también construir una articulación de la izquierda contra el capitalismo”

Sergio Zeta fue militante del Partido Socialista de los Trabajadores y forma parte del Consejo Editorial de Contrahegemonía Web.

Creo que el fenómeno que se dio en las elecciones, de los tres millones de votos más que sacó Massa en relación a las PASO, lo expresó muy bien Borges -aún sin hablar de esto- hace años cuando habló sobre Buenos Aires y dijo: “No nos une el amor sino el espanto”. Creo que es así. Nadie puede enamorarse de un hombre de la embajada de Estados Unidos como Massa, que además acompañó a Macri a Davos y en la mayor parte de las leyes que el macrismo llevó al Parlamento; que nos propone ahora una unidad nacional con gente como Morales, gobernador y represor de Jujuy; que es garante del pago de la deuda y de aceptar las imposiciones del FMI. Entonces Borges lo expresó bien porque no fue el amor a Massa sino el espanto a un monstruo como Milei, lo que creo que habla muy bien de las reservas éticas políticas del pueblo argentino, aunque a veces uno crea que parezcan ocultas.

¿Qué hacer entonces frente al ballotage? Creo que hay que hacer lo que mejor sirva para luchar contra los ajustes y reformas que van a venir, gane quien gane las elecciones; y contra las medidas a favor de la profundización del extractivismo y la dependencia nacional. Personalmente creo que hay que acompañar la decisión popular de sacarse de encima al monstruo de Milei, al ultra derechista de Milei; sin ninguna expectativa ni apoyo político a Maza.

Creo que esto amerita una aclaración: a veces en las izquierdas solemos decir que la política electoral es algo táctico, que no es lo principal; pero después nos peleamos a muerte por una cuestión táctica de lo que hacemos en las elecciones. Yo creo que en este sentido, algunos tendrán sus razones para votar contra Milei y otros tendrán razones para votar en blanco y me parece perfecto, y es una realmente es una cuestión táctica que no tiene que impedir que nos unamos para parar lo que viene. Y no solamente para luchar contra lo que viene sino también para, de una vez por todas, construir la articulación de una izquierda que enfrente al sistema del capitalismo patriarcal y no nos enfrentemos entre nosotros.

Por último, creo que es importante decir que el tema de la ultraderecha no es un tema que podamos tomarlo a la ligera ni considerarlo como un tema electoral que se soluciona el 19 de noviembre. Gane o pierda Milei, el crecimiento de la ultraderecha responde a cambios profundos en el capitalismo internacional que hay que estudiar y tomar muy en serio. Y esos rasgos autoritarios no se van a manifestar solamente en las figuras que más lo pregonan, sino también en Massa o cualquier otro que pueda llegar a gobernarnos bajo el régimen del capital, que va a tener rasgos cada vez más autoritarios y represivos.

Ariel Petruccelli: “Desde una perspectiva de izquierda, no hay ninguna razón para votar a ninguno de los dos candidatos del ajuste”

Ariel Petruccelli, historiador y parte del consejo editorial de la Revista Kalewche.

En cuanto al resultado de las elecciones pasadas, que arrojaron un crecimiento importante, en primer lugar, del volumen de votantes -la cantidad de votos aumentó significativamente-, junto con eso un crecimiento muy importante del candidato Massa; un estancamiento podríamos decir de Milei y un retroceso de Bullrich. Mi impresión es que la mayor parte de la gente que antes había prescindido de votar, ahora lo votó a Massa. Hay una especie de voto-miedo. Si lo que primó en las PASO fue el voto-bronca -no ir a votar, votar a Milei-, acá apareció fue un componente de miedo a lo que podría significar Milei. Un miedo que habría que ver en su contenido. Para mucha gente no es tanto un miedo ideológico a una derecha, sino un miedo a que con Milei y se vaya todo al demonio.

Es posible que algunos votos de Bullrich hayan ido a Milei, no está tan claro; y también es posible que algunos hayan ido a Maza, tampoco está tan claro.

Para las próximas elecciones hay que ver, hay una alianza entre Milei, Bullrich y Macri que tendría que sumarle votos; pero también está claro que eso partió a Junto por el Cambio y que el sector de la UCR y quizá ciertos sectores asociados a Rodríguez Larreta no tienen ninguna gana, ningún entusiasmo por votar a Milei. Hay que ver si se inclinan por el voto en blanco o por un apoyo a Massa. Esto hace que las elecciones estén en buena medida abiertas. Además el electorado de Milei que no es un electorado fidelizado, sobre todo en las franjas más jóvenes, el acuerdo con estos representantes tan declarados y puros de “la casta” le ha hecho un poco añicos su discurso. Entonces hay que ver si mantiene esos votos o si es posible que gente joven, que votó a Milei viéndolo como anti-casta, ante esta alianza con Bullrich y con Macri posiblemente vote en blanco o simplemente no vaya a votar. Yo creo que se puede prever que haya un aumento de la abstención; creo que hay gente que no se va a sentir representada y es posible que haya un aumento del voto en blanco.

En lo que es mi posición personal, desde la perspectiva de izquierda creo que no hay ninguna razón para votar a ninguno de estos candidatos, que son dos candidatos del ajuste, que tienen diferencias relativamente menores y que no hay ninguna garantía de que con ninguno de ellos haya una mejora en las condiciones de vida de las grandes mayorías. Además de que no tenemos cómo identificarnos con algún proyecto que no tiene ningún atisbo, no digamos ya revolucionario sino ni siquiera reformista. Forman parte de lo que yo llamo el “extremo centro neoliberal”, que aplica políticas neoliberales con cinismo y entusiasmo en el caso de Milei, y con hipocresía en el caso de Massa; mientras que las diferencias más grandes se dan en el plano cultural más que en política económica.

Y creo que hay que tener también muy en cuenta de cara a las elecciones, y esto justifica mi posición de no votar a ninguno de estos candidatos, primero que Milei no representa ninguna amenaza de cambio de régimen, Milei no es un peligro de dictadura militar ni de régimen fascista. En segundo lugar, es de mucha ingenuidad analizar lo que puede hacer un gobierno a partir de las declaraciones o los deseos de las personas. Hay muchos ejemplos en Argentina de cosas que sucedieron de manera totalmente contraria a lo que se podía prever en base a los posicionamientos previos; el caso de Menem convertido de caudillo popular en el gran privatizador y la gran figura de las transformaciones neoliberales es uno, el caso de De la Rúa convertido en el presidente que, en 40 años de democracia, más muertos ocasionó su mandato por represiones; nadie podía pensar que ese radical tan sensato, tan ecuánime, tan tranquilo y aparentemente tan democrático, se fuera con más de 30 muertos en su haber; y así podríamos seguir. Entonces, en realidad, la clave del análisis tiene que ver con las correlaciones de fuerza, con los intereses de clase; y cuando se coloca eso en la balanza no hay ninguna razón, desde ninguna perspectiva izquierda, para elegir a ninguno de los candidatos en este balotaje.