Hace unas semanas se multiplicó, en medios periodísticos de un lado y otro del “charco”, una noticia que causó estupor en muchos: el vecino país del Uruguay tiene la provisión de agua potable con los días contados.

Llamó la atención por lo aparentemente repentino de este fenómeno que las autoridades no tardaron en endilgar a una “sequía histórica”. Pero si escarbamos un poco, vemos que de repentino no tiene nada; y que la sequía histórica tiene responsables directos.


Entrevista por Luis Cuello

Silvia Martínez es integrante del Frente de Lucha Ambiental “Delia Villalba” de Montevideo, Uruguay. Y es una de las personas que, según nos cuenta: “Hemos estado advirtiendo a lo largo de al menos dos décadas que esto iba a suceder”. Conversamos con ella para que nos cuente qué hay detrás de este fenómeno, y terminamos hablando de muchas cosas más.

Escuchá un extracto de la entrevista en nuestro canal de Youtube

Borrador Definitivo: Silvia, ¿se están quedando sin agua?

Silvia Martínez: Bueno, mirá, la definición no sería esa, porque no nos estamos quedando sin agua, nos estamos quedando sin agua potable. Nos estamos quedando sin agua utilizable, nos estamos quedando sin agua saludable, esa es la cosa. En Uruguay lo venimos advirtiendo, mucha gente, tanto militantes sociales y ambientales como académicos del mundo de la Ciencia Digna (la que se ocupa de las verdades porque no tiene precio en el mercado y nadie los determina, nadie los obliga a mentir o los contrata para que mientan). Hemos estado advirtiendo a lo largo de, al menos, dos décadas que esto iba a suceder. A saber, que si tú en un país le destinas a la forestación con eucaliptus para fabricar pasta de celulosa la cantidad de miles de decenas de hectáreas, si tú en un país destinas el territorio a la siembra de transgénicos -notablemente la soja y en menor medida el maíz: siembra directa en base a paquetes de agrotóxicos-. Y si todo eso sucede en las regiones que son productoras, abastecedoras y conservadoras de agua dulce; en algún momento el equilibrio hídrico, el equilibrio ecológico de los ciclos del agua se iba a romper. Y eso fue lo que nos pasó.

A eso hay que sumarle otro factor que influenció muchísimo en esta crisis de distribución que tenemos y es que, con una política de estado que pretende privatizar sectores públicos estatales por la presión del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional, del gran capital extranjero, se han diseñado políticas de Estado (y eso sucede en Argentina, sucede en todo el continente) de achique del Estado. Nosotros tenemos un organismo que es el organismo encargado de la distribución del agua potable y el saneamiento, que es la OSE (Obras Sanitarias del Estado). Durante estas dos últimas décadas se ha ido recortando el presupuesto de OSE. Se ha ido recortando la cantidad de trabajadores. Fíjate que hoy, OSE tiene una tercera parte de los trabajadores que tenía diez años atrás. La población ha crecido y los trabajadores del organismo del Estado, al contrario, hay cada vez menos. Además tenemos una red de distribución del agua potable que pierde en el trayecto casi la mitad del agua que transporta, porque no se ha trabajado en arreglar la red, porque no se han hecho obras.

BD: ¿De dónde proviene, centralmente, el abastecimiento de agua de Montevideo?

SM: La población de Montevideo y la región metropolitana, que somos el 60% de la población del Uruguay, nos abastecemos del agua que transporta el río Santa Lucía. Y se depende, digamos, de dos grandes embalses: el embalse de Canelón Chico, Canelón Grande, ese se secó rápidamente; el embalse de Paso Severino, que era el más grande, empezó a bajar, a bajar, a bajar… ¿por qué? Porque el río Santa Lucía no estaba pasando suficiente agua. Ahora, el 60% de la población de un país: 1.800.000 personas, no pueden depender de una sola fuente de agua. Hubo otro proyecto de represamiento y de embalse para sostener la capacidad de distribución de agua del organismo estatal, que no se hizo nunca. Y así vamos, se hace en todos los países: se establece una política de achique del estado, entonces se deja de lado todo lo que son las empresas del Estado, las dejan venirse abajo y le vas diciendo a la población que lo que pasa es que el Estado es ineficiente. ¡No! El Estado no es ineficiente, el Estado, si uno quiere, es eficiente. Ahora, si uno quiere que sea ineficiente, alcanza con cortarle el chorro de presupuesto, ¿viste? Alcanza con no darle trabajadores, alcanza con no hacer obras, que fue lo que pasó.

Entonces, si vos sumás esas dos cosas… Yo sumaría una tercera: esta determinación que han tenido los distintos gobiernos (los gobiernos de la derecha histórica uruguaya y también los tres periodos de gobierno progresista del Frente Amplio, con mayoría parlamentaria). Vos sumás todo eso y te da como resultado lo que está pasando ahora: de pronto no tenemos suficiente agua dulce para abastecer al 60% de la población.

BD: Con esta situación se dieron a conocer algunos datos: ¿es cierto que hay 19 empresas que utilizan más agua que todos los habitantes del país?

SM: Eso es absolutamente cierto. Y hay otro dato que es importante también. Esas empresas, que son las que extraen y embotellan agua, prácticamente todas ellas o en todo caso las mayores, las más importantes; tampoco son empresas nacionales, son multinacionales instaladas en Uruguay; multinacionales tan poderosas como la Danone, por ejemplo. Esas empresas extraen un agua por la cual no pagan ni medio peso. Que se entienda bien: extraen un agua gratis. Después pagan algunos impuestos, mantienen algunos puestos de trabajo, tienen un sistema de distribución, compran envases… pero el agua, esa agua que es del territorio, de la población, del territorio de la nación, por esa agua ellos no pagan nada.

BD: ¿Y qué hacen con esa agua?, ¿la exportan?

SM: Se abastece en todos lados: en todas partes se compra soda o se compra agua mineral. Bueno, hasta ahora han sido las abastecedoras de agua mineral. Ahora están abasteciendo la única agua que realmente tú puedes utilizar para hidratarte y para cocinar.

BD: O sea que el  secado de del río Santa Lucía es un gran negocio para esas empresas.

SM: Exactamente, porque además, ellos están arriba de la cuenca alta. Mirá, es tan interesante: ellos están arriba de la cuenca alta del Santa Lucía y extraen aguas subterráneas de la mejor calidad del mundo, aguas milenarias, y por eso es que muchas la exportan. No son unas magnitudes muy impresionantes las que exportan, la plata la hacen en nuestro país; pero igual exportan. Te doy un dato, por ejemplo: una botella de agua de “Virgen de las Ánimas”, así se llama, en París, en un hotel cinco estrellas, te cuesta treinta y seis dólares la botella. Porque es un agua excepcional. Bueno… esa agua es la que extrae Danone bajo la marca Salus; y así muchas de las demás. Algunas toman de agua subterránea, otras toman de pequeñas nacientes. Pero te repito que el problema nuestro no es tanto lo que ellos exportan. El problema nuestro es que el agua que yo compro a mil pesos argentinos el bidón de 6 litros; esa agua ellos la sacaron gratis, no pagan ningún canon.

Y el otro problema es que estas megaempresas como la Danone (que son empresas del sector, entre comillas, de la alimentación) son las empresas que también te venden, en otros rubros, productos que no son alimento, son comida para llenar la barriga, pero no son alimentos. Toda esa cantidad de productos que fabrica lo que acá y en muchos lados hemos dado en llamar la factoría alimentaria, en donde eso que debería ser alimento es altamente industrializado al punto de convertirse en no alimento o en mal alimento. Es una cadena infernal. Entonces, la crisis hídrica y sanitaria que está viviendo Montevideo y la región metropolitana es una crisis multicausal, pero que cuando tú vas a ver quiénes son los padres y las madres de esta crisis, vas a encontrar las grandes empresas multinacionales extranjeras y los gobiernos cipayos, vende patrias, a los que no les importa el pueblo sino a la hora de cobrarles impuestos y de tenerlos trabajando en las peores condiciones que puedan.

BD: Inclusive a esto hay que agregar toda una serie de proyectos extractivistas que consumen miles de litros de agua por día, como por ejemplo, las plantaciones de aucaliptus, ¿no?

SM: Exactamente y es por eso, por ejemplo, que el río Santa Lucía no tiene suficiente caudal; porque han forestado toda la cuenca de las nacientes del Santa Lucía con eucaliptus. Y luego, en las riveras de estos ríos, se desmonta, se termina con toda la vegetación y los humedales (que son los que te limpian y conservan el agua, son grandes productores de agua) para llevar los plantíos de soja hasta 20 centímetros del lecho del río. Entonces, claro que no tenés agua. Primero, son cultivos que son grandes consumidores de agua. Y esa es una manera también de extranjerizar el agua, ¿me entiendes?: no se la llevan adentro de una botella, se la llevan adentro de la soja que plantaron, se la llevan adentro de la pasta de celulosa que obtuvieron de los eucaliptus, que se comieron el agua. Pero además de eso te compactaron el suelo de tal manera que el día que llueve, el agua escurre, agarra velocidad y termina en el Río de la Plata o en el océano, porque la tierra no está permeable. Han reservado el agua para los emprendimientos extractivistas.

BD: Hemos escuchado también hablar del Proyecto Neptuno, ¿qué es eso?

SM: Desde hace años (porque esto comenzó durante el gobierno del Frente Amplio, y luego lo está tratando de poner en práctica este gobierno de la derecha histórica) existe un proyecto que se llama Neptuno-Arazatí. ¿Sabés quién estuvo involucrado en ese proyecto? La Mekorot, que es la que se quiere quedar con el agua vuestra ahí en Argentina, la estatal israelí Mekorot, que fue la primera en meter la cola del diablo en este asunto, diciendo: “ustedes necesitarán una fuente alternativa de agua y la fuente alternativa de agua es el Río de la Plata”. Entonces de ahí nace un proyecto que se llama Neptuno-Arazatí, en manos de privados, que serían quienes tomarían el agua y la embalsarían. El agua del Río de la Plata embalsada, ¡eso ya es un mega disparate! Pero además le venderían esa agua a la OSE para que ella la potabilice y la distribuya. Eso en Uruguay está prohibido. ¿Por qué? Porque nosotros ganamos en 2004 un plebiscito, con el apoyo del 65,7% de la población, que dice que el agua no es negociable, que el agua no es una mercancía, que ninguna necesidad está por encima de la necesidad humana del agua, porque el agua es un derecho fundamental. Eso dice la Constitución. Y así lo establecimos en las elecciones del 2004, cuando nos pudimos sacar de encima a algunas empresas privadas que habían comenzado a manejar el agua y que tuvieron que irse. Ahora, como en este momento el capital internacional viene por todo en nuestro continente, nosotros no tenemos litio, ¿sabés qué es lo que tenemos? Tenemos agua. Entonces, han acabado con el agua en sus países, o no la tuvieron nunca. Sería interesante para muchos estudiar cómo el Estado de Israel, en el momento en que se funda, liquida los humedales propios del territorio en donde ese estado fue creado, hasta conseguir lo que sucedió años después. No es un territorio que tenga agua dulce.

BD: Ya que lo mencionás, digamos que el control del agua también está en la base del ataque constante por parte de Israel a la comunidad palestina.

SM: A mí no me cabe la menor duda. ¿Sabés por qué? Porque, incluso estando en un territorio que es complejo en materia de conservación del agua dulce, los palestinos han sabido cuidar de su naturaleza, de su entorno, del hogar en donde viven, de una manera muy distinta que el desastre ecológico y ambiental que el Estado de Israel ha creado en las tierras que va ocupando. No te quepa la menor duda.

BD: Volviendo a lo del agua, ¿cuál es el problema que se les plantea al tomar agua del Río de la Plata para consumo?

SM: No hay manera de usar el agua del Río de la Plata por varias razones: porque el agua nuestra admitía un máximo (que no es que estuviera bien, al contrario) de sodio, de sal, de 200 miligramos/litro. ¡Hoy lo que hay son hasta 500 miligramos/litro!

BD: ¿El agua del Río de la Plata es salina porque está mezclada con el agua del Océano Atlántico?

SM: No tanto, en eso influyen los vientos y las mareas. Pero además el Río de la Plata es un río que tiene normalmente, en más de una tercera parte de los días de un año, eventos de salinidad. Porque el Atlántico sube, según las mareas, según los vientos, y eso no lo controla nadie. Eso es así, lo sabemos, se lo hemos dicho también por el proyecto Neptuno. Además de que es inconstitucional, es ilegal, y va a ser el primer paso para privatizar el 100% del agua en este país, vamos a empezar a tener un agua espantosa, insalubre durante todas nuestras vidas y las de las generaciones futuras. Y además la vamos a pagar a precio de oro porque es una corriente mundial la de decir: “el agua también se debe cobrar porque escasea”. Bueno, ni en Argentina escasea el agua, ni en Uruguay escasea el agua, lo que hay que hacer es cuidarla, ¿me entiendes? Y no es únicamente cerrando la canilla cuando te lavás los dientes. Es impidiendo que se instale la explotación de litio, impidiendo que se instalen los eucaliptus para hacer pasta de celulosa, impidiendo que te instalen las dos mayores plantas de producción de celulosa del mundo en Uruguay… ¡Estamos todos locos! Es impidiendo que te contaminen las aguas subterráneas con el proyecto de Vaca Muerta… ¡Están locos de la mente!

BD: Es el capitalismo, ni más ni menos. A esta altura habrá que decir que, o se liquida el capitalismo o el capitalismo nos liquida a nosotros.

SM: Es que el capitalismo se ha dedicado a liquidar las partes de la humanidad que no le son rentables y eso tendríamos que saberlo como humanidad. El día de mañana nosotros no somos rentables, hoy la población de Jujuy, los maestros de Jujuy, no son rentables para el capitalismo; se los dejan morir, porque lo que quieren es trabajadores para el litio a costa del agua. Las ovejas se van a morir, que se mueran, ¿viste? Lo que queremos es el litio y acabar con el agua.

Hace unos días yo estaba muy amargada y me pongo cruel cuando estoy amargada. Y dije públicamente: “ustedes están descubriendo hoy lo que desde hace siglos les pasa a las poblaciones originarias, a las dueñas primigenias de este territorio, cuando vienen las mineras y les contaminan con mercurio las aguas de las que beben los animales que sostienen las familias”. Entonces, ¿en Argentina qué es lo que pasa? ¿En Bolivia qué es lo que pasa? ¿En Perú qué es lo que pasa? ¿Por qué la pelea en toda la zona en Perú contra la minería? ¿Por qué los ronderos peruanos de la alta montaña le dicen que no a la minería? Y ¿por qué denuncian también que sus animalitos se mueren? Junto con los animalitos también nos morimos nosotros, a saberlo.

BD: Es interesante que lo relaciones con lo que pasa en otras partes de Sudamérica, porque parecen procesos calcados los de la instalación del extractivismo en todo el territorio. Como en Jujuy, que acabás de mencionar.

SM: Seguro, porque las estrategias que nuestros gobiernos aceptan y ponen en práctica en materia de producción y manejo de los territorios, es la estrategia de los grandes capitales, que el capitalismo en sí (ese capitalismo que termina en una pirámide en donde en la cima hay 50 empresas multinacionales) diseña para nosotros. Entonces, el conflicto en Jujuy, vaya que lo venimos siguiendo al detalle todo lo que podemos desde el inicio. Claro que sí, porque somos pueblos hermanos, porque estamos dando la misma pelea, porque debemos dar la pelea juntos, porque juntos somos más fuertes.

BD: En todo este proceso que vos contás, me imagino que ha habido procesos de resistencia. ¿Qué es lo que está pasando ahí con la gente?

SM: Es bien interesante que hagas esa consulta. Cuando esto empezó, a mediados del mes de marzo más o menos, y se fue extendiendo y empeorando durante el mes de abril y estalló en mayo, lo que hubo como primera reacción de una inmensa mayoría de las personas fue una reacción de tal sorpresa e impotencia, que no ha habido aún la respuesta popular que esto necesita, porque la merece. Es bastante asombroso. Mirá, tengo un amigo que escribió una tesis de sociología sobre los pueblos y termina diciendo que Uruguay sólo tendría un levantamiento masivo popular el día que no tuviera agua potable por las canillas. Y hace unos días lo llamé por teléfono y le dije: “Reescribí la tesis, porque eso no se está dando”. La mayor parte de las personas quedaron desorientadas, impactadas, inmóviles. Están que aún no reaccionan. Sí ha reaccionado rápidamente mucha juventud y mucho viejo como uno, que ya estábamos al tanto del asunto, que lo veíamos venir. Pero de a poco, día tras día, va creciendo la información para que las personas alrededor puedan comprender, hasta hacerse cargo de este problema.

Por el otro lado, yo voy a ser muy sincera, muchos de nosotros pensamos que los 15 años del gobierno del Frente Amplio dejaron una mentalidad de decir: “esto el Frente lo va a arreglar, esto el gobierno lo va a arreglar”. ¿Y sabes qué?, una persona joven que tenía 15 o 16 años cuando el Frente ganó las primeras elecciones; hoy tiene 32, 33 y crecieron en la inmovilidad y en el estar constantemente diciéndoles: “ustedes no compliquen las cosas, ustedes no molesten, ustedes no reclamen, porque eso nos va a impedir hacer los cambios necesarios. Entonces, quédense quietos que nosotros lo solucionamos”. Y además de que no solucionaron nada, al contrario, empeoraron nuestros problemas y son directamente responsables de buena parte de esta catástrofe sanitaria y social que estamos viviendo, tampoco pueden arreglar esto, imagínate.

BD: Silvia, te agradecemos infinitamente por compartir tu tiempo con este medio.

SM: La agradecida soy yo y lo estoy diciendo de todo corazón, porque la hermandad es esto, estos abrazos que hacen que hablemos entre nosotros, que hablemos con el otro, con los demás, que nos miremos y nos reconozcamos como personas que están intentando que este mundo definitivamente sea otra cosa, porque es para el bien de todos.