Compartimos, con autorización de su autor, este muy interesante análisis de la actualidad política argentina, publicado en SilvioDragunsky.blogspot


La economía de los países no es una sucesión caótica de acontecimientos, sino que los hechos más significativos obedecen a una lógica impuesta por los requerimientos del mercado mundial y la presión del tejido social del país que condicionan a quienes toman las decisiones.

Tampoco depende de la voluntad de una persona supuestamente iluminada o en su defecto, de alguien de facultades muy limitadas.

Si se pudiera comprender esta lógica, sería mucho más fácil entender las medidas que se toman, ubicarlas en su contexto y hasta cierto punto prever los resultados finales.

En noviembre de 2019, cuando Alberto Fernández era todavía presidente electo, me permití escribir lo siguiente:

“Ahora veremos en Argentina un caso peculiar: La población, harta de un ajuste sin precedentes en un país que ya sufrió varias situaciones similares, se ha volcado masivamente a votar por los que gobernaron anteriormente y le dieron bienestar. La motivación es evidente, esperan recuperar lo que perdieron: El trabajo, el poder adquisitivo, el transporte y la energía accesible y tienen la esperanza que el nuevo gobierno se los vuelva a dar. Pero he aquí que Alberto y Cristina, ahora, no tendrán margen de maniobra para regresar al otorgamiento de concesiones porque la plata se acabó y lo único que queda son deudas. Es previsible suponer que luego de un breve tiempo de espera, comenzaran los reclamos y que estos se vuelvan cada vez más airados. ¿Los podrán controlar? ¿Será posible qué ante los ojos del pueblo, en un futuro próximo, “los buenos” se tornen “malos”? En caso que la posible crisis, desgaste a Alberto ¿Cristina lo sostendrá o dará un paso al costado y lo dejará a Alberto solo? En el caso que el descrédito alcance a los dos ¿en quién confiarán? La respuesta de estas cuestiones quedará en manos de la resistencia o pasividad de la población.”

(Los gobiernos populistas en A.L. en Sdragunsky.blogspot.com)

Pasados los años, el tiempo parece haber confirmado lo esencial de ese pronóstico. Ahora, agotados los políticos tradicionales, quienes para la gente son los responsables no solo del descenso de su nivel de vida, sino de haberle quitado las esperanzas de un futuro mejor. Este, a mi juicio, es un elemento importante que explica porque sectores importantes de la juventud votaron por un candidato nuevo que ofrece que después de pasar por un calvario temporal, podrán llegar, en algún momento, a una tierra prometida.

EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

A Argentina le toca producir alimentos, ya sean naturales o luego de procesamientos más o menos sencillos, energía, con los nuevos yacimientos de shale gas y algo de minerales, especialmente litio.

Desde la caída del muro de Berlín, en 1989, el mercado se hizo verdaderamente mundial con la incorporación de los ex países “socialistas” y también de China.

Así es que surgió un nuevo orden mundial en el que el nuevo principio sagrado ha sido la libre circulación internacional de productos y capitales.

Como consecuencia inmediata, quedaron atrás las ideas sustitución de importaciones que habían surgido en la post 2GM y todas las políticas de proteccionismo.

En ese contexto, surge una nueva división universal del trabajo. China se transforma en la factoría universal y los demás países producen según sus “ventajas competitivas”

A Argentina le toca producir alimentos, ya sean naturales o luego de procesamientos más o menos sencillos, energía, con los nuevos yacimientos de shale gas y algo de minerales, especialmente litio.

Este presidente tan extravagante, en el fondo, intentará alinear al país a los nuevos requerimientos, apoyados por un sector mayoritario del establishment que se cansó del desorden económico y quiere vincularse a la nueva dinámica imperante en el mundo.

Desde ya hace muchos años, el empresariado argentino percibió que las utilidades que generaban en Argentina no justifican el alto riesgo de sus inversiones, por lo que decidió retirar sus ganancias y llevarlas al exterior. Esta es la razón de fondo por el que la industria argentina perdió competitividad contra la producción extranjera.

Actualmente hay más de U$S 400 mil millones de capitales argentinos fuera del país. Esta es la contracara de la deuda externa, que bordea los U$S 500 mil millones, que fundamentalmente se contrajo para financiar la fuga de capitales, que se arrastra desde hace ya años y bajo los sucesivos gobiernos.

QUE SE PROPONE EL NUEVO GOBIERNO

La esperanza del nuevo gobierno es que la nueva y muy alta tasa de ganancias que se pueda generar en Argentina, haga que los inversionistas ya sea argentinos o extranjeros vean atractivo traer algunos capitales al país.

Milei y su gobierno se han encontrado con profundos desequilibrios en todas las variables de la economía. Déficit fiscal, déficit de la balanza de pagos, exceso de liquidez, pasivos remunerados descomunales, muy alta inflación, precios desnivelados tanto de productos como de los servicios públicos y, sobre todo, una carencia absoluta de divisas.

El nuevo presidente intentará lograr el equilibrio de las cuentas de la macroeconomía mediante un ajuste clásico que implica una fabulosa transferencia de recursos de los sectores menos favorecidos hacia el capital más concentrado.

La herramienta a utilizarse es la inflación, que permitirá licuar los sueldos, las jubilaciones y todos los ingresos fijos.  Por supuesto, los precios de los productos o servicios podrán reajustarse libremente.

La esperanza del nuevo gobierno es que la nueva y muy alta tasa de ganancias que se pueda generar en Argentina, haga que los inversionistas ya sea argentinos o extranjeros vean atractivo traer algunos capitales al país.

El eventual crecimiento de la producción de Vaca Muerta, la puesta en operaciones del litio y de algún centro minero, pese a su importancia, si se producen, son inversiones marginales respecto al conjunto del país. En el mejor de los casos, podrían originar enclaves localizados de prosperidad en un mar de pobreza.

QUE SIGNIFICA LA LIBRE CIRCULACION DE MERCADERIAS EN ARGENTINA

Argentina será un país productor muy importante de granos, aceites y carnes, un poco de energía y litio y marginalmente algún otro mineral. Por lo tanto, Capital y gran Buenos Aires, tendrán altísimo nivel de desocupación y pobreza y perderán preponderancia económica y política

Cuando haya divisas suficientes, intentará liberar las importaciones de todo control. La industria argentina deberá competir, sin ninguna protección contra la industria mundial.

Así es que veremos en las góndolas la leche argentina al lado de la leche polaca, los duraznos al jugo nacionales junto a las latas griegas, en Avellaneda encontraremos más prendas chinas que del país, lo mismo con el calzado y cuanto producto se nos pueda ocurrir.

La consecuencia de la nivelación del precio de la energía, hoy fuera de toda posibilidad de ser sostenido y la competencia de la importación hará cerrar a una parte importante de lo que queda de industria nacional con la consiguiente ola de despidos.

La actividad que sobreviva lo hará mediante trabajo temporal y salarios de pobreza.

Este proyecto en curso, en el hipotético caso que sea exitoso, cambiará la base económica y social del país.

Argentina será un país productor muy importante de granos, aceites y carnes, un poco de energía y litio y marginalmente algún otro mineral. Por lo tanto, Capital y gran Buenos Aires, tendrán altísimo nivel de desocupación y pobreza y perderán preponderancia económica y política.

Para comprender los dramas que se abren, veremos, por ejemplo, en el centro de la Capital, muy poca gente trabajadora. La miseria y el precio del transporte harán muy difícil que puedan salir de sus barrios.

¿EL PLAN DE MILEI PODRÁ TENER ÉXITO?

Hay que tener en claro que, si no logra un flujo de divisas muy importante, estamos hablando de muchas decenas de miles de millones de dólares, es imposible.

Hay que tener en claro que, si no logra un flujo de divisas muy importante, estamos hablando de muchas decenas de miles de millones de dólares, es imposible.

Tenemos que tener presente que las dos últimas épocas de prosperidad, del 92 al 97, en que Menem estabilizó la crisis que comenzó en 1989, se concretó mediante un inmenso flujo de capital extranjero que compró las empresas estatales y una parte importante de las acciones de las compañías nacionales.

La bonanza del 2003 al 2013 fue producto del aumento desmesurado del precio de los commodities por las compras chinas. La soya pasó de u$s 200 a u$s 600. Eso significó un ingreso adicional al flujo corriente de más u$s 100 mil millones. 

Las alternativas que le quedan, son la privatización del 50% de YPF que es de propiedad estatal, de Aerolíneas Argentinas y de algunas empresas más que creo que no alcanzan ni siquiera para empezar a pensar en una recuperación económica

Si el empresariado argentino no decide regresar una parte de sus inversiones en el exterior o capitales extranjeros no vuelven a apostar fuertemente por Argentina, el plan de Milei, al igual que el del gobierno de Macri, terminarán en un estruendoso fracaso, habiendo sumido a millones de argentinos en la pobreza.

Por el momento, no se aprecian señales que ninguna de las dos alternativas tenga éxito. Mientras las tasas de interés en EEUU sigan altas, que los rendimientos de los bonos y acciones en la bolsa norteamericanas mantengan su ritmo actual, no parece factible que haya muchos interesados en tomar riesgo argentino que, junto con el de Venezuela, son los más altos de A.L.

 ¿ES INEVITABLE ESTE FUTURO?

Lo más importante es que para tener posibilidades de triunfo en una lucha muy desigual, es indispensable que surja una nueva dirección. Hay que recordar que las actuales direcciones sindicales y políticas son sinónimo de derrota de los movimientos populares.

La posibilidad que este futuro aciago se entronice en el país, en el fondo, dependerá de la capacidad de resistencia que se encuentre este gobierno en su aplicación.

Lo previsible es que gran parte del espectro político hoy aparentemente de oposición se vaya sumando al gobierno bajo el pretexto de “hay que mantener la gobernabilidad” o cosas parecidas. En el fondo, para mantener, aunque sea, una pequeña parte, del poder. Los dirigentes sindicales tendrán que sostener negociaciones con las nuevas autoridades para obtener nuevos convenios colectivos, que con el aumento de la desocupación serán cada vez peores y veremos una rápida pérdida de las condiciones de trabajo logradas a través de décadas de luchas por obtenerlas.

 Una posibilidad es que sectores de la clase media y las mujeres, que serán quienes más percibirán la pauperización, encabecen la resistencia. Esa es una probabilidad importante.

Lo más importante es que para tener posibilidades de triunfo en una lucha muy desigual, es indispensable que surja una nueva dirección. Hay que recordar que las actuales direcciones sindicales y políticas son sinónimo de derrota de los movimientos populares.

Silvio Dragunsky G.

Lima, 16 de diciembre de 2023

Silviodragunsky.blogspot.com