En la editorial de Borrador Definitivo del último sábado, debatimos, a partir de los resultados electorales de la provincia de Santa Fe y de las elecciones que ya se celebraron en este 2023, sobre la forma en que la profundidad del ajuste, la crisis social y económica y el rechazo a las formas de la política de los partidos del régimen se expresan mediante, por ejemplo, la creciente abstención electoral.

Te invitamos a escucharla:

  • En lo que va del año, hay 17 provincias que han  celebrado algún tipo de acto electoral. A excepción de Tucumán donde la participación se mantuvo; en todas las demás la abstención electoral creció con respecto a las elecciones de 2019 (las anteriores donde se elegían cargos ejecutivos).
  • Esto está preocupando, tanto a los partidos del régimen como a los analistas y periodistas de la prensa burguesa. De hecho, no hace mucho Carlos Pagni reflejaba esta preocupación en su Editorial del diario La Nación.
  • En números concretos. Con los datos de que se dispone hasta ahora, la abstención electoral creció 6 puntos desde 2019 al presente: pasó del 25,95% al 31,36%. Pero sumado a esto, también creció el voto en blanco.
  • La preocupación de estos sectores se basa en que estos datos le restan legitimidad a los gobiernos o candidatos que surjan de estos comicios. Por ejemplo en Tierra del Fuego, el gobernador Gustavo Melella ganó las elecciones con el 65,37% de los votos válidos emitidos. Pero si uno toma en cuenta la abstención y los votos en blanco o nulos, resulta que el actual gobernador, en realidad fue votado por alrededor del 35% de las personas habilitadas para tal fin. Otro tanto podemos señalar de Córdoba, donde la abstención fue del alrededor del 40%, por lo que quien ganó las elecciones lo hizo con el voto de apenas el 27% del padrón electoral.
  • El último domingo en Santa Fe pasó algo similar. Si bien fueron PASO (elecciones primarias), ahí la abstención rondó el 37% del padrón; con un pico de casi el 50% (entre abstención y voto en blanco o nulo) en la ciudad de Rosario. Por lo tanto, la lista que responde al actual intendente Javkin (la más votada en la ciudad) no llegó a sumar el 20% del padrón; lo cual quiere decir que 8 personas de cada 10 habilitadas para votar, no la votaron.
  • De esta forma se expresó, además de la debacle del justicialismo que gobierna la provincia; el enojo de la población con esta forma de hacer política, sobre todo en la ciudad de Rosario, con la situación de violencia, miseria, pobreza que hemos relatado tantas veces en este medio.
  • La preocupación de la burguesía por este fenómeno responde a que ve en él la expresión popular de una bronca contra el régimen político. Además de la ya mencionada falta de legitimidad de los gobiernos que surjan de las elecciones así desarrolladas a la hora de aplicar planes de ajuste. Esto quedó de manifiesto en el proceso de Jujuy, donde Gerardo Morales acababa de ser reelecto gobernador semanas antes del estallido social. A pesar de la diferencia en la situación, si tomamos la historia reciente, en octubre del 2000 (las elecciones legislativas previas al estallido de diciembre de 2001) en Rosario, 6 de cada 10 personas no votaron a nadie.
  • Otro dato que daría para debatirlo en otro momento es que esta bronca expresada en la abstención no está siendo canalizada en las opciones electorales de la izquierda que, salvo excepciones, han cosechado magros resultados.
  • Pero detrás del clima electoral prevalece la crisis social y económica. Hay un dato interesante que señala Carlos Pagni en la editorial que citamos: durante el gobierno de Alberto Fernández hubo un superávit comercial cercano a los 33.000 millones de dólares. Si a ese dinero le sumamos los 11.000 millones en rojo que hay en el Banco Central, eso nos da como resultado unos 44.000 millones de dólares que no se sabe dónde se fueron.
  • Además, según la CEPAL, el año 2022 fue para la Argentina un año de muchísimas inversiones extranjeras. Fue de alrededor de 15.400 millones de pesos, lo que significa un crecimiento de un 123% en relación al año anterior.
  • Pero nada de este dinero fue en beneficio de los trabajadores y los sectores empobrecidos. Más bien se invierte sobre todo en el sector extractivista, con fabulosas ganancias que salen del país dejando atrás solo destrucción de la naturaleza y de los territorios que habitan las comunidades.
  • Nada hace pensar que este tipo de políticas vayan a cambian en absoluto de acuerdo a los resultados de las elecciones nacionales.