Desde finales del mes de marzo se viene desarrollando, en la planta de Acindar en Villa Constitución, un particular conflicto, en realidad un quite de colaboración, básicamente no realizar horas extras. Esto, decidido por los trabajadores, jaquea la producción de una empresa que, hoy por hoy, depende de las extras para cumplir con sus compromisos.

Por Juanjo Lázzari

En el ya lejano mes de marzo, la paz se vio quebrada en la acería del sur santafesino. Todo se desató con la decisión de la empresa de reconvertir a 4 turnos sectores neurálgicos de la producción, sabiendo que no tenía personal para completar esta nueva modalidad y negándose, como se negaron desde el comienzo mismo de la pandemia, a tomar más personal. Esto dejaba una solo opción: cubrir los faltantes en horas extras. El problema es que los compañeros hicieron cuentas y, si bien su sueldo básico es uno de los más bajos de los últimos tiempos, con las horas extras terminaban cayendo en el impuesto a las ganancias. A esto lo explica Alejandro, delegado sindical:

Estamos viviendo un problema histórico que azota a los trabajadores de todo el país, es el impuesto a las ganancias, el impuesto al trabajo como nosotros les decimos. Este es un impuesto que tiene muchos años de vigencia, pero que los trabajadores empezamos a sufrirlo a partir del gobierno kirchnerista. Las empresas lo descuentan directamente de nuestros recibos de sueldos, empresas que son además beneficiarias: sabemos que las multinacionales, como Acindar, como GM, como Bunge, como los frigoríficos, reciben subsidios del estado, subsidios a la energía, al gas, etc. Estos subsidios son pagados con los impuestos que pagamos todos los argentinos, entre esos impuestos está el de las ganancias.

Y hoy por hoy estamos llegando al límite de que aun con sueldos básicos estamos cerca de caer en las deducciones por impuesto a las ganancias, cuando hacemos horas extras o cobramos el aguinaldo o algún premio, buena parte de estos ingresos se lo lleva el impuesto. Esta situación se fue haciendo insostenible sobre todo en la pandemia, donde había muchos enfermos y la empresa no reemplazó a estos compañeros y, al no tomar trabajadores, cubría esos faltantes con extras. Y empeoró ahora que la empresa decidió pasar a 4 turnos, pero ocurre que no tiene personal suficiente para cubrir los cuatros turnos y pretende hacerlo con extras; y los compañeros dijeron que no, que no iban a cubrir esos faltantes que surgieron en Colada Continua, en Acería, y se expandió a toda la planta, están de acuerdo en no hacer horas extras, el pedido es que se reconozca el 100 por ciento de los descuentos y el estado rápidamente, para esto si es rápido, dictó conciliación obligatoria” .

La conciliación obligatoria que dictó el ministerio de trabajo es un contrasentido si fuéramos a creer en las leyes laborales de la burguesía: la hora extra no es una obligación del trabajador, realizarlas o no es una potestad del operario. Los CEO de la patronal remplazan la incorporación de personal por un régimen de horas extras que les reporta enormes ganancias, pero esta situación se ha transformado en un suplicio para los trabajadores.

La conciliación sirvió para que la empresa desplegara una campaña de intimidación mandando cartas a los trabajadores que, eufemísticamente, denominaron “de reflexión”. También sirvió para que la directiva sindical, que días antes había agitado el conflicto en los medios, una vez que éste se presentó, rápidamente acatara la medida del ministerio patronal. Pero -pequeño detalle- fueron los obreros quienes no lo hicieron, como nos explica Alejandro:

“La conciliación se dictó el 25 de marzo y en estas dos semanas la realidad es que los compañeros igual no están haciendo extras. Hay una clara determinación de que, hoy por hoy, la hora extra solo beneficia a la empresa. Si bien no hay conflicto porque la hora extras no es una obligación, el corte es una posición si se quiere personal de los compañeros, esto lleva a que sectores enteros de Acería estén parando 4 u 8 horas, un turno completo porque no hay cobertura. Los únicos que hacen alguna cobertura son los contratados, que como siempre terminan siendo rehenes de esta situación”.

Lo cierto es que el conflicto “no conflicto” puso a la empresa en dificultad para cumplir con los compromisos de producción, en un momento de crecimiento en las ventas y teniendo en cuenta, además, el cierre temporal de algunas plantas en la vieja Europa por el encarecimiento de la energía, producto de la guerra.

También complica a la directiva gremial local porque, inmersos en las discusiones paritaria, Acindar denunció el conflicto y la Cámara del Acero enfrió la reuniones para determinar el aumento para la rama 21, lo que pone de muy mal humor a la nueva dirección de la UOM: Furlan y Brunelli, que justamente “representan” a los trabajadores de ese sector. Así que no es difícil imaginar cómo estarán presionando a “Piparra” González para que resuelva el tema. El problema es, y no es menor, que los trabajadores no quieren ningún arreglo que no sea aquel donde la empresa se comprometa a reponerle a cada compañero el 100 % de lo que les quite el impuesto a las ganancias.

El día jueves 14 de abril, la directiva hizo conocer la última propuesta alcanzada por la empresa, que consta básicamente de tres puntos, tal como bajó, de manera textual como lo reproducimos aquí, vía los delegados gremiales al conjunto de trabajadores:

  1. Un pago por única vez, no remunerativo, de $60.000. A pagar en el corto plazo.
  2. Desde el 14 de abril al 31 de diciembre Pagar al 400% las extras que se realizan en franco sin generar compensatorio. En este punto el compañero al ser convocado puede optar por cobrar al 400% sin compensatorio o al 100% y generarlo.
  3. Hacer no remunerativo el total del bono anual al 100%.  Bono a pagar en fecha 31/05.

Esta propuesta tampoco convenció a los compañeros y los ánimos se caldearon aún más cuando la misma empresa dio a conocer un acta acuerdo (ver abajo), supuestamente aceptada por el sindicato, cosa que por ahora éstos niegan, donde se referencia las propuestas antes mencionadas y se agrega una cláusula de “paz social” hasta el 31 de diciembre.

Así como están las cosas el conflicto está lejos de superarse, porque la empresa hace propuestas que solo benefician a la patronal y que los trabajadores rechazan, como bien reflexiona Alejandro:

“En una cuenta rápida esta nueva propuesta elevaría el monto de los descuentos y en definitiva solo serviría para que la empresa pueda producir. Además esto no serviría para el aguinaldo o para los bonos que nosotros cobramos en marzo y mayo, y con la paritaria, por más exigua que sea, nos dejaría casi a tiro del descuento solamente con el básico. O sea que no hay ninguna solución para el común de los compañeros, lo importante es que sigamos firmes, aunque no hay declarado ningún conflicto y que la empresa siga teniendo problemas en sacar la producción”.

Acta acuerdo difundida por la gerencia de Acindar

SEÑORES Jefes y Gtes

Con fecha 13/4/22, la empresa alcanzó un acuerdo con la UOM, mediante el cual se establece entre otras cosas:

  1. la facultad de realizar HHEE (horas extras) con un nuevo valor que no genera franco compensatorio a elección del empleado
  2. mejoramiento en el pago del bono 2021,
  3. condiciones de operación de la Acería (2 líneas en 4 turnos) 
  4. la posibilidad de comprar de los FFCC (francos compensatorios) generados hasta el 12/4/2022 y
  5. paz social (cobertura de HHEE/acompañamiento en todas las necesidades en general hasta el 31/12/2022).

Firmantes del acuerdo:

Por Acindar: Shirli Perozzi / Facundo Velasco

Por UOM: Pablo González, Manuel Casas, Silvio Acosta, Fernando Puchetta, Matias Ruffini