Tal como ya hiciera el Colectivo de Trabajadores/as de Ciencia, Educación y Salud de Chubut, un grupo de trabajadores y trabajadoras de ciencia y tecnología de todo el país, manifestó su rotundo rechazo al intento estatal de avanzar con la explotación petrolera sobre el Mar Argentino.


Hay en la actualidad un debate abierto en algunos sectores de la sociedad: ¿Ciencia para qué, para quiénes, por quiénes y al servicio de quién y de qué? Esta discusión, a partir de la difusión de discursos pretendidamente científicos a favor de la explotación petrolera off shore, así como fue en su momento a favor de la megaminería en Chubut, pone el foco sobre un tema central en el desarrollo presente y futuro del país.

Preguntarse sobre los objetivos del conocimiento científico implica establecer claramente que no todo avance científico-técnico redunda necesariamente en un mejoramiento de la vida de las grandes mayorías, más bien muchas veces ocurre lo contrario. Implica también explicitar algo que parece una obviedad pero que nunca está de más recalcar: tanto los estados como los organismos internacionales y las grandes empresas invierten mucho dinero en el desarrollo científico-técnico, y lo hacen con el objetivo principal de obtener beneficios de ello.

Este debate puede parecer baladí pero va a determinar la vida cotidiana de nuestros pueblos y nuestros territorios. Tengamos en cuenta, apenas como ejemplo, que las industrias extractivistas en expansión acelerada se desarrollan con un enorme cúmulo de conocimiento científico técnico (pensemos, por ejemplo, en el desarrollo del trigo transgénico HB4, de la mano del Conicet y Sigman). Siendo éste un terreno donde las disputas por quién tiene derecho a dar una opinión “científica” muchas veces se dirimen con el silenciamiento de las voces disidentes.

Trabajadoras y trabajadores de ciencia y tecnología dicen no a la explotación offshore en el mar argentino

En el marco del debate que mencionamos, y que nos interesa seguir y profundizar, se inscribe este documento público (que podés ver en este link) a través del cual este grupo de trabajadorxs de ciencia y tecnología responden a las declaraciones del grupo Ciencia y Técnica Argentina, difundidas en una nota tendenciosa y parcial titulada: “Destacados científicos se expresaron a favor de la exploración offshore de petróleo y gas”.

Según este grupo de trabajadores de la ciencia, “se pretende engañar a la población con supuestos argumentos técnicos a favor de la explotación offshore, cuando la mayoría de los estudios científicos muestran los elevados riesgos que este tipo de actividad genera sobre el territorio, sobre el agua, la biodiversidad y sobre otras actividades productivas”. A continuación, enumeran de manera detallada varios de los argumentos técnicos que son silenciados por las voces afines a la actividad, por los que rechazan este tipo de explotación, de lo que ofrecemos una síntesis:

  1. El proyecto que rechazamos se presenta como una continuidad de la explotación hidrocarburífera vigente en nuestro país. Sin embargo, esto no es cierto. Las actuales perforaciones offshore en el Mar Argentino se realizan a menos de 100 metros de profundidad (aguas someras), mientras que la exploración autorizada es en aguas ultraprofundas, entre los 1700 y 4000 metros de profundidad. Este tipo de actividad se considera extrema pues implica un aumento en los riesgos y posibles impactos de cualquiera de las tareas involucradas. La omisión de riesgos sumada a la entrega de los territorios son algunos de los aspectos definitorios de las políticas extractivistas coloniales en nuestro país.
  2. El proyecto que rechazamos afecta a gran parte de la fauna marina y no únicamente a una especie respecto a sus rutas migratorias, como se afirma en el documento de CyTA (…) También tiene impactos negativos sobre los organismos planctónicos (…) Para mapear el lecho marino se realizan disparos aéreos 3D y 4D que generan ondas sonoras que pueden alcanzar los 250 dB; esto provoca daños en los tejidos de los organismos y alteraciones en su comportamiento, incluso puede llevarlos a la muerte. Por otro lado, la instalación de plataformas implica que haya iluminación y contaminación sonora constante, condiciones que también afectan a la fauna. Como dijimos, no trata solo de la alteración en la ruta de las especies migratorias, sino que el daño es al ecosistema marino en su totalidad. A esto se añade que las prospecciones sísmicas están planificadas para la estación del año de mayor productividad, alterando todo el ecosistema marino.
  3. Existen altas probabilidades de que ocurran derrames de petróleo como consecuencia de esta actividad. Es importante recordar que los derrames no sólo se producen por accidentes de gran magnitud en las plataformas (incendios, explosiones, hundimientos, como son casos conocidos de Piper Alpha, Deepwater Horizon, Petrobras 36 por poner ejemplos), sino también por el transporte de los hidrocarburos, por la carga y descarga o por almacenamiento y/o por fisuras en ductos (caso de Pemex y de Gannet Alpha). Así lo han mostrado los múltiples derrames que se dieron en diferentes lugares del mundo apenas durante el último mes y también un estudio previo. Asimismo, se niega la posibilidad de que lleguen a la costa argentina, lo cual es erróneo. Pero si aun si este fuera el caso, lo que están diciendo es que si no vemos un problema entonces no existe. Esto revela la mirada irresponsable y antropocentrista con la que se está tratando el tema. Los fondos marinos igual se verían afectados por el depósito de los compuestos más densos y las comunidades marinas por la formación de una capa de compuestos menos densos que restringe el paso de la luz. Además, se liberarían compuestos mutagénicos, como hidrocarburos mono y policíclicos, que generan alteraciones en el ADN. Por otro lado, algunas de las empresas adjudicatarias del concurso público son responsables de muchos de los desastres ambientales registrados en las últimas décadas (DeepwaterHorizon, delta del Níger, Bonga-Nigeria, GannetAlpha-Escocia, entre otros). Estas empresas jamás pagaron las respectivas compensaciones, no asumieron su responsabilidad respecto de los daños generados y siguen participando en proyectos tal como el que aquí rechazamos.
  4. Este proyecto implica la entrega de recursos y divisas a grandes empresas multinacionales responsables de catástrofes ambientales y sociales en diferentes partes del mundo. Sin embargo, se presenta como una iniciativa para recuperar la soberanía energética, por la vía de YPF. En dicho caso, no solo se omiten el hecho de que YPF es una empresa de carácter mixta (capital público y privado), sino que además no se nombra a las multinacionales involucradas, tales como Shell y Equinor.
  5. Por la Ley 27.007 (que modifica la Ley 17.319) la producción proveniente de concesiones hidrocarburíferas offshore cuenta con la libre disponibilidad del 60% de las divisas generadas en la explotación de las mismas y una reducción significativa de las regalías: al 6% en los primeros 10 años de producción, al 9% en los siguientes 10 años y al 12% en los últimos 10 años (Decreto Nacional N° 900/21). Además, como ha quedado demostrado con otros proyectos extractivistas asociados a hidrocarburos (como el fracking en Vaca Muerta), las empresas multinacionales fugan los capitales al exterior lo que genera un desbalance neto en las ganancias que quedan en el país (8.679 millones de dólares entre 2013 y 2019) (12).
  6. La actividad pesquera artesanal, uno de los motores económicos de la costa argentina, también se verá comprometida. En nuestro país existen antecedentes que han perjudicado gravemente al sector, por ejemplo: en 2009, la petrolera Pan American Energy (subsidiaria de las petroleras británica BP y de China National Offshore Oil Company) realizó exploraciones sísmicas que afectaron la captura de merluza durante más de un año en el Golfo de San Jorge. El proyecto que aquí rechazamos generará pocos puestos de trabajo y, por el contrario, más desempleo y pobreza, afectando a personas y comunidades que, además, se han visto perjudicados por la recesión económica durante la pandemia
  7. Este proyecto pretende ser desarrollado en uno de los principales destinos turísticos de nuestro país: la Costa Atlántica. El lugar es visitado año tras año por numerosas personas y la actividad turística es una de las principales fuentes de ingreso de la comunidad local. Se ha comprobado en otras partes del mundo el impacto negativo que la actividad petrolera y sus frecuentes “accidentes” tienen sobre las playas y el turismo.
  8. Se menciona la jerarquización de la cartera de Ambiente en el marco de la actual gestión, ministerio que fue efectivamente quien habilitó la exploración sísmica offshore. Sin embargo, se omite decir que la audiencia pública, convocada por dicho ministerio realizada en julio de 2021, tuvo como resultado el rechazo de casi la totalidad de los 400 participantes entre científicos de diferentes campos, otros ciudadanos de todo el país y organizaciones ambientales. Al mismo tiempo, se menciona el rol del Ministerio de Ambiente en el control de las actividades offshore, omitiéndose que en realidad quien va a controlar dicha actividad será la secretaría de Energía, no la cartera de Ambiente. Por último, el informe de impacto ambiental aprobado por la cartera de Ambiente no incluye una evaluación ambiental estratégica, que incorpore los impactos acumulativos de la actividad.

Finalmente, la amplia y creciente lista de firmantes del documento hacen una apreciación sobre la actitud de las voces oficiales hacia el discurso científico al señalar que, en este como el otros temas, hay un esfuerzo por presentar una voz única y silenciar los disensos, con discursos “elaborados desde las oficinas ministeriales, subordinados a los intereses de las grandes empresas y que consolidan el lucro privado como política científica de Estado”.

Y cierran diciendo: “No es posible ocultar que existe un persistente intento de colonización del discurso público y de apropiación de la ‘ciencia’, basado en la idea de que sólo es ‘científico’ aquello que es afín o funcional a los modelos de crecimiento dominantes, mientras que las visiones que cuestionan dichos modelos son marginadas o en el límite, descalificadas como políticas de ‘antidesarrollo’, ‘ambientalistas’ en manera peyorativa y/o acusadas de ‘falta de cientificidad’. Urge que hacia dentro y fuera del ámbito científico se discuta otro modelo de ciencia y tecnología, al servicio del bienestar social y ambiental, capaz de desarrollar un pensamiento crítico y de aportar a resolver los problemas de las comunidades, entre ellos, la transición energética, de cara a la grave crisis climática y sus impactos sociales, económicos, sanitarios y ambientales. Abogamos por ello, por una ciencia rigurosa e independiente, con compromiso social, con una perspectiva de bienestar y de cuidado de las personas y los territorios, que piense en el mediano y largo plazo, capaz de ser construida en diálogo con otros saberes frente y que tenga la dignidad de colocarse por encima tanto de los oficialismos de turno como de los intereses del poder económico”.