Poema: Nilda Bulzomi Ilustración: Elizabeth Moretti

Estamos a pocos días de haberse cumlpido cinco años de la desaparición seguida de muerte, en manos del estado argentino, de Santiago Maldonado. El reclamo por su aparición con vida primero y por justicia después, supo movilizar a una enorme parte de la sociedad. Hoy, como manifestara su hermano Sergio en el acto realizado el 1 de agosto en Plaza de Mayo, la lucha sigue vigente.

Sigue vigente por varias razones. Porque la causa judicial que debe dar respuestas a su familia sobre qué fue lo que hizo Gendarmería con Santiago está completamente frenada, con los autores materiales e ideológicos de su muerte, impunes y con un gobierno actual que no ha movido un dedo para reclamar al poder judicial que actúe, aunque muchos de sus miembros, en su momento, levantaban carteles con la cara de Santiago estampada en ellos. También sigue vigente porque, desde ese 1 de agosto hasta hoy, las fuerzas represivas estatales y para estatales han desaparecido, asesinado, maltratado, detenido arbitrariamente, torturado, a miles de personas, en particular a jóvenes de barrios marginales. y Continúa vigente, finalmente, porque las causas que defendía Santiago, la concresión de ese mundo sin explotados ni explotadores por el que él luchaba, aún está por construirse.

Compartimos este poema que agradecemos a Nilda Bulzomi, habitante de la lejana Esquel que se levantó para defender su territorio de la depredación megaminera hace 18 años y que ya nunca más supo estar de rodillas.

Y estará

Sorben el neneo y la jarilla
el hielo que se funde lentamente
y alimenta al sauce 
que llora en la orilla.
Habitan ese barro
los pasos y las voces
que siembran 
ayeres y mañanas
allí,
donde danza el fuego
que los rifles habían apagado.
allí, 
donde canta el  río
que no atrapa el alambre,
allí, 
donde la espalda sigue flotando
y el polen se llena de preguntas
desde hace
mil ochocientos veinticinco días
y sus noches.

Los ojos de Santiago
y los del Lonko
lloran la lágrima del sauce.
La mirada  
está sobre la nuca del verdugo.
Y estará.

NB
1/8/22 -