Entrevista: Luis Cuello. Edición: Borrador Definitivo

Fotos: Editorial Cuenteros, Verseros y Poetas

“El Ministerio de Justicia Provincial demostró vergonzantemente lo poco y nada que le importan la salud y la vida de los presos que custodia en sus centros de tortura. En un evento patético y humillante que promocionaron en Canal 9 como ‘Enfrentados en la vida, juntos en el ring’, algún funcionarie provincial con ambiciones mediáticas, no tuvo mejor idea que realizar un combate de boxeo entre el policía Julián Gómez (policía de la bonaerense bien entrenado, bien alimentado), y el detenido Martín Jara (pésimamente entrenado, visiblemente mal entrenado, evidentemente mal alimentado y claramente sin conocimientos mínimos de escuela de boxeo). La pelea duró apenas unos segundos. La referee designada para el combate fue tan incompetente o inexperta que permitió que la pelea continuase durante muchos segundos, en donde Jara sólo atinaba a recibir soberana paliza. A Jara le impactaron una decena golpes de potencia estando visiblemente grogui, que derivó en un traumatismo encefalocraneano con pérdida de conocimiento. Las consecuencias y derivaciones de este tipo de lesiones de gravedad no podrán diagnosticarse con certeza por muchos años”.

Este “evento” se realizó en el Club Morón, la entrada salía mil pesos y se cobró derechos de televisación. No solo tuvo el impulso oficial sino que dio inicio con la bandera argentina en el ring y las estrofas del himno nacional.

El texto inicial es parte de una carta abierta titulada «¿El show era matar a un preso por televisión?«, firmada por  Alberto Sarlo, abogado, director técnico de la Federación Argentina de Boxeo (FAB) –matrícula N° 23006252/12– y fundador del taller de literatura y filosofía, la biblioteca Rodolfo Walsh y la  Editorial Cuenteros, Verseros y Poetas que funcionan de manera auto gestionada en la cárcel de Florencio Varela desde hace doce años.

Con Alberto charlamos sobre este hecho y sobre qué nos muestra de la situación en las cárceles y las políticas oficiales.

Alberto Sarlo: Esta “pelea” de boxeo fue un acto coherente con un estado lisa y llanamente racista. Un estado que deja que mueran, en la provincia de Buenos Aires, 15 presos por mes sin que a nadie le indigne. Entonces es lógico que se trate a esas personas que mueren, una cada dos días, en un show mediático donde prácticamente casi asesinan a uno de ellos. Hay una coherencia total y es para ellos algo normal.

¿Cómo no va a ser normal si dentro de las cárceles hay 34500 casos de tortura anuales reconocidas oficialmente. Y repito: 178 casos de muerte en el 2020. Entonces no nos sorprende que manden a boxear a un preso que no sabe de boxeo contra uno que sí sabe de boxeo y que dure lo que tiene que durar, que fue 1 minuto 40 segundos. Fue nefasto, fue criminal, fue una carnicería y lo digo como alguien vinculado por cuestiones humanistas y de Derechos Humanos. Yo alfabetizo, enseño literatura, filosofía y boxeo en los “centros de tortura”, como llamo yo a las cárceles. Conozco estos centros  de tortura que es donde yo voy. Entonces si nosotros tenemos ese tipo de actitud para con un actor social como es el preso, es lógico que mandemos a liquidarlo, y encima se festeje, se cante el himno y cuando termine la “pelea” el policía le diga: “viva la fuerza, viva la policía, viva la gente de bien”.

Es la aplicación normal de un dispositivo racista, de un poder judicial racista, de un poder ejecutivo y legislativo racista, y de una sociedad, que nos incluye a todos, racista.

Borrador Definitivo: Por lo que vos decís, estamos en presencia de lo que podríamos decir la punta de un iceberg mucho más profundo que tiene que ver con el sistema carcelario y a veces más allá del sistema carcelario. Esto nos lleva a explicar también el gatillo fácil en cierto aspecto.

“Para el negro, para el pobre, para el marrón, para el marginal, la policía del ´76 es la misma que la de hoy”.

AS: Claro. Explica un montón de cosas: explica el normal funcionamiento de las bandas narco y del gatillo fácil en Santa Fe, el normal funcionamiento de las bandas narco en el Conurbano Bonaerense y las masacres que se realizan en el servicio penitenciario y la policía bonaerense. Desde el año 1976 hasta acá, hay instituciones que no se han tocado. El concepto de tortura simplemente se ha elaborado trabajando con los conceptos de “verdad y justicia”, que es algo que defendemos a rajatabla, pero no entró lamentablemente en los sectores mas vulnerados. Para el negro, para el pobre, para el marrón, para el marginal, la policía del ´76 es la misma que la de hoy.

En la relación villero-policía, la cana es un enemigo; y es lógico que lo sea. Si yo viviese en una villa, sería mi enemigo. Porque si a las 3 de la mañana vienen y te patean la cabeza, y te llevan a tu viejo, como algo normal, sin orden judicial, que es algo cotidiano. O estás jugando en la canchita de futbol y para cubrir una muerte  y dejar tranquilo al periodismo, tenemos que secuestrar a 5 pibes, y decir que hay detenidos y los largamos a los seis meses porque no hay ningún elemento de prueba, y bueno, ya entró en el circuito carcelario, misión cumplida y el periodismo dice “hay cinco detenidos” y ya está.

“La policía es elemento de violencia y represión e impunidad entre otras cosas por su asociación con los narcos”.

Los que trabajamos el territorio, los que estamos con los pibes en las villas, en la cárcel, sabemos que eso pasa todo el tiempo. La policía es elemento de violencia y represión e impunidad entre otras cosas por su asociación con los narcos. Eso lo sabemos todos los que estamos ahí adentro. Lo saben jueces y fiscales. Lo que pasa que como son chicos marrones, como este boxeador, no importa. Entonces nos podemos permitir un show mediático donde mandamos al hospital a un pibe con traumatismo encéfalo craneano y no pasa nada. Y no va a pasar nada, y dentro de una semana nadie va a hablar de Martín Jara. Y no importa que no pueda masticar ni un bife porque perdió la capacidad de hacerlo. ¿A quién le importa? Es muy nefasto. Trabajamos en una sociedad donde por lo menos la tercera parte vive en los márgenes del privilegio.

BD: Y encima uno presupone, por lo que vos decís, que Jara en algún momento se va a ligar una nueva “gomeada” dentro de la unidad.

AS: Ahora van a empezar infinidad de problemas para con él. De salud y de traslado. Tiene que someterse ahora al verdugueo del Servicio Penitenciario luego de lo ocurrido. Tiene ahora una interna porque están pasándose la culpa. Si el Juez lo autorizó o si fue el Servicio Penitenciario o el funcionario del Ministerio de Justicia que hizo todo este circo para salir en la fotito. Seguro se están matando y a nadie le importa Martín Jara ni su salud, ni su estado… Lo más probable, de acuerdo a las estadísticas, es que termine muriendo por una enfermedad, o una pelea dentro de la cárcel… insisto: muere un preso cada dos días.

“… hay una masacre, un genocidio por goteo en nuestras cárceles. Y las cárceles funcionan como centros de tortura”.

El problema no es el combate de boxeo. El combate demuestra algo que todos quieren tapar y me refiero a todos los poderes del estado: ejecutivo, legislativo y judicial, y es que es que hay una masacre, un genocidio por goteo en nuestras cárceles. Y que las cárceles funcionan como centros de tortura. Y que la comida está podrida. Yo estoy dando clases cuando dan de comer y veo personalmente la comida podrida. Cada vez que llueve, se tapan las cloacas, y ¿cómo te enteras? Porque salen las ratas y empiezan a correr alrededor de nuestros pies. Las computadoras que yo dono no duran más de un año, porque las cucarachas hacen sus nidos ahí ¿Y ese es el problema de las cucarachas? No, además las cucarachas (las chiquitas coloradas) entran en los oídos de los presos, y cuando las matan lo hacen metiéndose cosas en los oídos y le quedan los restos de cucarachas, con lo que a veces les tienen que hacer intervenciones quirúrgicas en el oído. De esos casos al menos vi cinco. Gangrena… ya no hablo de problemas de HIV, el problema es la sífilis, la tuberculosis, enfermedades medievales.

El problema es que lo sabemos cinco gatos locos. Lo de la pelea muestra eso claramente. No importa si lo reventaron en 4 segundos, un boxeador que le llevaba 5 kg, que no respetaron ningún tipo de equivalencia, ni de peso ni de leyes mínimas del combate, donde se priorizó la plata; porque la entrada valía $1000, más los derechos de exhibición, estamos hablando de cientos de miles de pesos, como mínimo, por no decir millones.

BD: Cuando uno ve la pelea, las películas de ciencia ficción, las distópicas, parece que han quedado atrasadas o reducidas a la nada frente a estos hechos.

AS; Totalmente. Es burdo. Si en una película me plantean esto, digo que es un cliché. Es como decís vos, lo supera. No les importo nada. Si muere uno cada dos días, bueno a este le tocó morir en el ring. No murió de casualidad.

Yo desde el ´99 que practico boxeo,  soy director técnico oficial recibido y con matricula de la FAB y enseño desde hace más de 10 años y lo práctico y combato en exhibiciones de boxeo. Eso no fue boxeo, porque Martín Jara no sabe boxear, y eso lo sabemos todos. Vos ves a una persona con la guardia baja, tirando golpes desde abajo, externos y hace una pelea callejera. El boxeo se golpea desde los pies, tenés que tener una buena guardia, estar bien parado y aguantar con todo el peso del cuerpo, y tenés que meter bastantes golpes internos para que no te rompan la cara como se la rompieron. Pasó lo que tenía que pasar: un boxeador contra un peleador callejero. Termina como tenía que terminar, encima con más kilos, con mejor preparación y mejor alimentado. Es un circo nefasto lo que pasó.

BD: Y encima pobre, marrón, desdentado, hambriento y preso.

AS: Totalmente. Hace 12 años que estoy en la unidad 23 de Varela. Nunca en los 12 años tuvimos antibióticos. Cada vez que alguien necesita, lo debe traer el familiar y si no, bancatelá con aspirina. Entonces yo llevo antibióticos desde mi casa para los pibes pero es nada, es para un pabellón nomás. Otra: piezas dentarias; no hay ningún tipo de analgésico para extracción de muelas. La tiene que llevar el familiar. Por eso se mueren de enfermedades medievales. Por eso hemos tenido casos de lepra. ¡Sí, de lepra! En la biblia se habla de la lepra. Eso tenemos en las cárceles.

Casos de gangrena. Yo tengo varios compañeros que le faltan pies. Si hay algún apuñalamiento, que hay muchos, no hay tratamiento antibiótico para que no se vaya pudriendo la parte herida. Lo llevan recién al hospital de la calle, que es donde pueden salvarle la vida, cuando ya está podrido el miembro. Les faltan dedos, orejas, lo digo abiertamente. Todo el tiempo lo veo, faltan brazos, porque hasta que no tenés olor a podrido no te sacan al hospital. Esto pasa hoy. Por eso se explica que haya 178 muertos al año en las cárceles. Por eso se explica que haya ocho veces más alta la tasa de homicidios en las cárceles y más de cinco veces más alta la tasa de suicidios en la cárcel que en la calle.

BD: Y un grupo social tirado al tacho de la basura sin ninguna posibilidad de reinventarse a sí mismo.

AS: Exactamente. Porque cuando salen de ahí, con todo lo que te estoy contando, le estamos exigiendo que besen la bandera, canten el himno, que se porten de la mejor manera posible, y que trabajen de cartoneros o comiendo de la basura sin hacer mucho ruido. Todo eso les exigimos después de tenerlos 8, 10, 12 años torturándolos. Como sociedad, pongámonos de acuerdo en qué queremos hacer. Porque no hay decisión ni voluntad política de cambiar nada, porque la sociedad es racista y ampara esto.

BD: Estas políticas no han tenido grieta y han tenido una continuidad sistemática.

AS: Ninguna. Yo estoy vinculado a este trabajo desde hace 12 años. Estuve en tres gestiones administrativas de la gobernación, de distintos partidos y distintas tendencias, y a ninguno le importa un pito lo que ha pasado.

Yo trabajo la subjetividad de una persona que fue crosificada. Yo trabajo en que él pueda encontrar su subjetividad. A esa persona que le han dicho que tiene que vivir y morir como chorro y que de la tortura tiene que revelarse con más violencia o con muerte. A partir de ahí, que él haga lo que quiera. Yo no colonizo la mente; yo jamás hablo de reinserción, ¿cómo voy a hablar de reinserción en un centro de tortura? Yo lo que hago es combatir con resistencia y denunciar la tortura.

Y a partir de ahí se me hace fácil alfabetizar porque me creen. Se les hace fácil seguir a Foucault, porque me creen, o que escriban sobre Derrida o sobre Hegel o sobre Kant como escriben en La Filosofía no se mancha I y II”  porque leen a Borges, a Shakespeare. Lo hago, y me siguen y me bancan pese a que no tienen ningún beneficio en esto. Porque yo no existo, porque el Servicio Penitenciario me quiere echar. Porque me han rayado el auto, me han llamado por teléfono para amenazarme, y porque el Ministerio de Justicia deja que me sigan amenazando. Porque mi pabellón no consume drogas, porque entendieron que el consumo de drogas es funcional al Servicio Penitenciario.

¿Cómo voy a hacer eso diciendo “bueno: ahora reinsertate en la sociedad”? Yo no colonizo mentes. No voy con la Biblia ni con espejitos de colores. Yo trabajo la resistencia y la subjetividad. Ojalá que no vuelvan a robar porque me pueden matar a mí. Yo soy enemigo de la violencia, pero no soy hipócrita. Yo estoy ayudando a una persona en un centro de tortura y desde ahí, trabajamos la subjetividad de cada uno en comunidad, porque todo lo hacemos en comunidad y asamblea. Eso es lo que trabajo

BD: ¿Ustedes, colectivamente, tienen ahí una editorial y una biblioteca?

“En las cárceles, el área de educación tiene un cupo del 10 al 20 % de la población. Entonces, como es nada eso se cotiza, se vende”.

AS: Así es. Una editorial, una biblioteca, un salón de serigrafía, un salón de música, un equipo que trabaja en alfabetización, otro equipo les da los conocimientos básicos a los nuevos: primero alfabetizarlos y de comprensión de texto, y después de filosofía, porque mis clases son una vez por semana. Y lo fundamental es que se trabaja dentro del pabellón y no en el área de educación. En las cárceles, el área de educación tiene un cupo del 10 al 20 % de la población. Nada. Entonces como es nada eso se cotiza, se vende. Para acceder a la educación sos extorsionado, o tenés que pagar en favores o hacer algo bien para el servicio, si no, no te dejan ir. Entonces yo entro donde dicen que no se puede entrar, donde dicen que se matan, ahí entré hace 12 años. Yo voy donde dicen que se matan, se pelean, lo cual por otra parte es verdad, y en dos o tres años logramos que no se maten ni peleen más. Y en 12 años tuve solo un muerto en el pabellón, contra, como dije, uno cada dos días en el penal.

BD: ¿Vos vas una vez por semana y hay un equipo de internos que sostiene el trabajo mientras tanto?

AS: Mis propios compañeros, como yo los llamo, son alumnos-docentes. Yo también soy alumno de ellos.  Porque la clave de lo que hago es aprender. Por más Hegel que leí, soy un gran lector, además de abogado, pero mi pasión es la literatura y la filosofía. Todo lo que se, lo tuve que desaprender para trabajar en el territorio, para adaptarme a sus vivencias, a lo que ellos dicen, cómo hablan, cómo se relacionan con su familia. Y a partir de eso, siendo alumno de ellos, les puedo dar el contenido, que es lo menos importante. El contenido: Borges, Shakespeare, Derrida, Foucault, es lo de menos. Lo importante es la construcción de pueblo. Lo que decíamos: es que ellos creen su propia subjetividad en un mundo comunitario como el del pabellón. A partir de ahí, a partir del trabajo en común, de la humildad de que cada uno puede ser alumno / docente, es que puede funcionar la cosa.

Si no voy yo y te digo: “vamos a armar un taller de literatura” y cada tanto sacamos el librito. Es lo que pasa hoy en la provincia. Hay muchos jueces chantas que van y arman un taller literario y no se animan a meterse en el territorio, no quieren meterse; entonces  sacan un librito y hacen una foto con la gente del penal, y que siga la fiesta. Y hablan de reinserción y todas esas mentiras. No es así, hay que bajar al territorio, hay que ocuparse del otro, hay que respetar el espacio del otro, y a partir de ahí, crear algo. Es la única manera.

BD: La biblioteca que tienen se llama Rodolfo Walsh. ¿Quién le puso el nombre y por qué?

AS: Ahí sí tengo que reconocer que hubo mucha influencia, un dejo autoritario. Porque si bien se votó el nombre, se hizo luego de que yo haya, por así decirlo, bajado línea. Me tomé el trabajo, en dos clases, de explicarles quién fue Rodolfo Walsh, qué hizo, leyendo libros de él, y cuando se hizo la elección, oh casualidad, ganó Rodolfo Walsh.