La mañana del martes 23 de noviembre, sin ningún tipo de aviso previo, efectivos de la policía de Corrientes se presentaron en un campo de Paraje Paso Vallejos para desalojar a alrededor de 20 personas que habitan el lugar desde hace medio siglo.


El procedimiento se hizo usando violencia desmedida, mientras que la mayoría de los medios gráficos locales hacen eje en que habría habido cuatro policías heridos producto de la resistencia de los habitantes que veían destruidas las casas donde vivieron por décadas.

En el medio digital Prensa Online, la hija de una de las habitantes del lugar, ejemplifica la prepotencia de las fuerzas represivas para el desalojo contando que, siendo ella paramédico y sufriendo su madre de problemas cardíacos, le prohibieron e paso al predio para asistirla.

Imágenes de la represión.

Producto de la represión fueron detenidas cuatro personas, militantes de organizaciones de derechos humanos que se acercaron al lugar en solidaridad. Entre ellos estaba Guillermo Galantini, referente de la Coordinadora por los Derechos Humanos y la Justicia, quien después de haber sido golpeado y maltratado brutalmente, permaneció varias horas incomunicado, manteniendo en vilo a su familia y compañeros, quienes temían por su integridad física.

En un comunicado, sus familiares manifestaban:

“Nosotros, la familia Galantini, queremos comunicar nuestra extrema preocupación por la desaparición a manos de la policía de Corrientes de Guillermo Galantini, luego de una protesta por el desalojo de Paraje Paso Vallejos. 
Guillermo fue arrestado por la policía, brutalmente golpeado, herido en la cabeza, la panza, la cara y llevado detenido. Luego la policía lo mantuvo incomunicado por más de 24 hs., un hecho totalmente ilegal, y ante nuestro reclamo la policía nos dijo que iba a ser llevado al hospital de Monte Caseros, sin embargo nunca llegó. La policía nos oculta donde lo tienen. 
Todo este procedimiento ilegal y de abuso de la fuerza policial atenta con los derechos humanos de forma directa poniendo en juego la vida de Guillermo y ocultando su delicado estado de salud producto de las heridas que la misma policía le provocó. 
Pedimos a todas las organizaciones de derechos humanos nos ayuden en esta lucha, a hacer aparecer con vida a Guillermo y que se castigue y se termine la impunidad y el abuso de poder de la policía de Corrientes”.

Posteriormente, y gracias a la presión ejercida por los organismos de derechos humanos, familiares, amigos y personas solidarias, se pudo conocer el paradero de Guillermo, que había sido trasladado a la dependencia de Curuzú Cuatiá. Todavía no se conocen mayores detalles sobre su estado de salud, solo que está con vida.

Todo el hecho es una muestra más de cómo actúa el estado a través de su brazo armado, las fuerzas represivas y el poder judicial, en la criminalización de la pobreza y las necesidades más básicas, como la vivienda. Cómo castiga la lucha solidaria de familiares y compañeros, y cómo perpetúa la violencia sobre los trabajadores y demás sectores oprimidos.