Por Juanjo Lázzari

La historia es conocida: este 7 de junio se conmemora la fundación de “La Gaceta” que, para ser fieles con la cronología, no fue el primer medio grafico que alumbró por estas tierras, pero sí fue la herramienta que se dio un sector para pelear por el poder en las agitadas jornadas de 1810.

Es a partir de aquella fundación que, por extensión, se toma esta fecha como el día del periodista. Y es también el motivo de que hoy las redes sociales estuvieran plagadas de saludos más o menos sinceros; y de que muchos colegas se animaran a ensayar rápidos balances de sus trayectorias en el oficio, por lo general arribando a conclusiones muy laudatorias sobre sus desempeños particulares -bien dicen que la memoria es política-.

Por mi parte no transitaré los caminos autorreferenciales aprovechando la ocasión que brinda la fecha, me alejaré todo lo que pueda, consciente de la dificultad del desafío, trataré de manejarlo.

En realidad, me gustaría plantear, básicamente, dos cuestiones.

Una es, justamente, la fecha. No me interesa discutir, al menos no ahora, la vigencia de “La Gazeta”. Pero sí tengo la profunda convicción de que, en los más de 200 años que la labor periodística lleva instalada por estas tierras, hubo actores más cercanos en el tiempo que representarían de mejor manera el periodismo para la época actual, al menos el que yo pretendo. Para ser claros y no andar con rodeos: creo que la figura de Rodolfo Walsh resume el periodismo comprometido que a mí, particularmente me identifica, más allá de las diferencias políticas con el rionegrino. Por lo tanto si dependiera de este modesto jornalista determinar la fecha de tan magna celebración, claramente elegiría el 25 de marzo, día en que un grupo de tareas de la última dictadura militar lo asesinara, en 1977. Pero como la patria chica me tira, también fijaría una segunda fecha, al menos en el orden local, y esa sería el 3 de octubre, porque esa es la fecha en que una banda fascista que luego conoceríamos como Triple A, fundada por el peronismo en el poder, se llevó puesta la vida de José Domingo Colombo frente a su máquina de escribir (para más información sobre el periodista Jsé Domingo Colombo, podés consultar aquí).

Otra cuestión, tal  vez más de fondo, es a qué nos referimos cuando decimos a mansalva “Feliz día del periodista” ¿Todos los que revisten de tales merecen ser saludados? ¡Absolutamente no!

Hay una cantidad de colegas que hacen “periodismo” con el talonario de facturas en el bolsillo y replican lo que el poder les dicta. Y también hay otros tantos que, aunque no reciban dádivas, de todas formas escriben lo que se les ordena. Son ellos quienes se consideran objetivos e imparciales. A quienes yo, personalmente, me inclino a definir como funcionales. Funcionales a la clase social que gobierna. A esos no me dan ganas de saludarlos.

En contrapartida, existen otros y otras que dan batalla desde humildes portales como el nuestro, desde radios comunitarias y desde una infinita variedad de medios alternativos. Esos que no se limitan a denunciar la violencia policial sino que se ubican del lado de los apaleados. Esos que abrazan las causas obreras y populares, poniendo en riesgo su libertad y, en ocasiones, hasta su vida. Esos sí son merecedores de retomar las banderas de Walsh, Colombo y tantos otros. Esos son los que merecen todo nuestro respeto y a quienes considero mis compañeros de lucha, aún con las diferencias que podamos debatir. Para ellos sí, que corra, en este 7 de junio, un ¡Feliz día del periodista!