Dos fotos. La primera, hoy muy mediática, en épocas de campaña electoral. La segunda tiene más tiempo y a esa nadie la discute. ¿Cuál de estas fotos expresa, más cabalmente, la naturaleza descompuesta del régimen político del país?


La fiesta presidencial

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La primera foto no sería noticia para nadie de no haberse tomado en el contexto de la cuarentena estricta. Esa que se impuso, en teoría, para cuidar la salud de argentinos y argentinas, pero que fue aplicada por las fuerzas represivas. En aquel momento circuló por redes sociales un texto que decía, palabras más, palabras menos, que, si ante una emergencia sanitaria se inundaban las calles de uniformados, eso estaba indicando que al estado le faltan profesionales de la salud y le sobran policías. Y efectivamente, ante la emergencia sanitaria provocada (nos atrevemos a decir) más por la destrucción constante del sistema de salud pública que por la propia pandemia; se aplicó, como principal política sanitaria, la opción represiva. Esto trajo aparejadas infinidad de consecuencias negativas para la gran mayoría de la población. Pero ante la imposibilidad de enumerar todos los trastornos ocasionados, recordemos sólo que, entre marzo y octubre de 2020, la Secretaría de Derechos Humanos recibió 531 denuncias por abuso policial, de las cuales 25 de ellas fueron por muertes. Número que contrasta notablemente con los del año anterior.

Entre estas denuncias están, seguramente, el caso de Facundo Astudillo Castro, desaparecido cuando viajaba a Bahía Blanca a visitar a su novia y aparecido meses después ahogado en un arroyo cercano a la comisaría donde se lo vio por última vez; o el de Luis Espinoza, que volvía del trabajo a visitar a su madre en una zona rural de Tucumán, cuando se cruzó en el camino de un grupo de policías. Su cuerpo fue hallado días después, con un tiro en la espalda, en el fondo de un barranco.

Por el mismo tiempo, Diego cruzaba de Tucumán a Santiago del Estero a pie, con su hija Abigail en brazos, porque la policía no le permitía atravesar la frontera provincial en auto. Volvían de realizarle a la niña de 12 años un tratamiento paliativo para el cáncer que padecía y que le impedía caminar, por lo que su padre debió cargarla por cinco kilómetros.

Eran los mismos meses en que Mauro no podía ver a su hija por vivir en otra provincia, lo que lo llevó a intentar cruzar el río Bermejo a nado, entre el Chaco, donde él vivía, y Formosa, donde vivía la niña. Murió en el intento.

Por la misma razón, miles de trabajadores y trabajadoras informales se vieron impedidos de salir a ganarse el mango. Las tomas de tierras explotaron por todo el Conurbano Bonaerense, como así también en el interior del país, ante la imposibilidad, de quienes se habían quedado sin trabajo, de pagar sus alquileres. La respuesta del gobierno fue nuevamente la represión.

No vamos a seguir dando ejemplos, quien quiera puede buscarlos en internet por su propia cuenta. Sólo digamos que esta primera fotografía demuestra a las claras, que la burguesía sabe perfectamente cómo incumplir las normas que ella misma impone. Y decimos la burguesía porque, si bien en este caso, los directamente implicados son aquellos que están a la cabeza del frente gobernante, sabemos perfectamente que los privilegios de quienes ocupan los cargos son, en realidad, los privilegios de quienes ejercen el poder. Ninguna diferencia hay, a fin de cuentas, entre la fiesta privada del presidente y los suyos, y el poder de coerción de las patronales para obligar a trabajar a millones de trabajadores y trabajadoras de todo el país, sin el menor cuidado, con la excusa de la esencialidad de sus empleos.

Mesa redonda

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La segunda foto es anterior. Por ese entonces apenas se comenzaba a hablar del Covid, y se lo veía sólo como algo que pasaba en China. Data, para más precisión, de diciembre de 2019, a días apenas de haber asumido el gobierno de los Fernández. Esta foto demuestra, más cabalmente que cualquiera, no sólo el funcionamiento de la institucionalidad burguesa argentina, sino eso que se da en llamar el poder real.

En nuestro sistema presidencialista, la figura política más importante en términos institucionales es, sin duda, el presidente de la república. Pero eso no significa que sea la fuente del poder que ejerce. Así como los reyes feudales recibían su autoridad de una supuesta iluminación divina, nuestro moderno presidente, recibe su autoridad por la bendición de las grandes patronales.

Apenas asumido su cargo, entonces, Alberto Fernández va a ver a sus patrones, a agradecerles y a explicarles de qué forma va a administrar el país para su beneficio. Se reúne entonces con Héctor Magnetto, del Grupo Clarín, Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Argentina, Paolo Rocca de Techint, Luis Pagani, presidente de Arcor, Cristian Bagó de Laboratorios Bagó, entre otros. En aquella reunión dice aquello de que la explotación minera y el fracking en Vaca Muerta son fundamentales para el país, celebra la derogación de la ley que protegía el agua de la contaminación minera en Mendoza y anuncia lo mismo para Chubut. Afortunadamente, el reflejo de la lucha popular viene deteniendo a la megamineria en ambas provincias, con su histórica organización asamblearia de lucha por la vida y el derecho a un ambiente sano.

Podríamos escribir una nota aparte de cada uno de estos nombres. Sólo digamos que en esa mesa redonda se sentaron los principales formadores de precios, responsables de la inflación que destruye los salarios obreros; los impulsores de la triple reforma (labora, previsional y tributaria) que todos los gobiernos intentan imponer. Los mayores precarizadores del trabajo y las condiciones laborales de las y los trabajadores; los responsables de la constante destrucción del medio ambiente, recibiendo, a su vez, beneficios impositivos por ello (pensemos en Rocca y su labor fracturadora en Vaca Muerta con Tecpetrol), los responsables de las muertes obreras, tanto en “accidentes” evitables como por el Covid, obligándolos a trabajar sin cuidados, y un sinfín de etcéteras.