Desde Borrador Definitivo, entrevistamos a Sergio Arelovich, para que nos ayude a comprender el panorama abierto a partir del acuerdo del gobierno con el FMI votado en el Congreso Nacional.


Entrevista: Luis Cuello para Borrador Definitivo

Sergio es economista, profesor de la UNR y titular del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía. También se desarrolla como asesor económico de la Federación Aceitera y ha puesto especial atención a los temas de política portuaria, exportaciones, hidrovía y otros temas relacionados.

Quienes hacemos Borrador Definitivo no necesariamente compartimos las opiniones políticas vertidas por los entrevistados, quienes lo hacen a título personal y bajo su responsabilidad. Pero difundimos reportajes a voces autorizadas sobre temas variados, aun no coincidiendo en un cien por cien con ellas, porque queremos aportar al debate y a la difusión de información que consideramos valiosa.

Borrador Definitivo- Los últimos 20 días o un mes, o más, la Argentina estuvo cruzada por la discusión del acuerdo del gobierno con el FMI y que finalmente fue votado por el Congreso la semana pasada. Es un tema demasiado amplio, pero nos gustaría saber tu visión sobre este hecho, y las implicancias que para vos tiene.

Sergio Arelovich- Es un tema amplio, o mejor dicho, son un montón de temas juntos. Me parece que en primer término lo que indica es que desde que retornó la democracia en el ´83, la democracia que supimos conseguir, los sucesivos gobiernos no se han trazado atacar las cuestiones que yo considero de fondo con respecto a la administración de la deuda pública, sea externa o interna. Desde el punto de vista normativo, arrancaría diciendo que en la Argentina nunca se planteó construir un código de Fondo, así como tenemos un Código civil y Comercial y otros códigos de fondo. Me parece que la relevancia que tiene sobre la vida social argentina, las sucesivas crisis derivadas del tamaño y del peso que ha tenido la deuda, ameritan la construcción de un código de fondo. Ha habido algunos avances y algunos fuertes retrocesos, como fue la Ley de Administración Financiera durante los años ´90, que, sorteando el articulo 75 de la Constitución Nacional, le permitió al presidente Macri hacer lo que hizo sin pasar por el Congreso. E hizo falta una ley posterior para resolver exactamente lo contrario siendo que ya lo dice la Constitución desde su inicio, con lo cual hay como una crisis de jerarquía que no da más.

Por fuera de esto, uno puede hablar del presente respecto del acuerdo o pacto que se hizo con el FMI y de las posibilidades que tiene el país de cumplirlo. Diría que las posibilidades están más asociadas al incumplimiento relativamente en el corto plazo más que al cumplimiento; con lo cual por mas acuerdo que se haya firmado, uno puede dudar de la posibilidad de que efectivamente el fondo refinancie el conjunto de deudas que tomó el gobierno de Macri en cinco tramos. Recordemos que el primero fue a mediados del 2018 y después se otorgaron 4 préstamos más. Para cada uno de los tramos hay un calendario de vencimiento de capital y un calendario de vencimiento de intereses. La Argentina afrontó tres cancelaciones de capital hasta ahora: el año pasado y a principios de este año, y el 21 y 22 de marzo vencieron otros 2.800 millones de dólares que no fueron pagados sino que fueron prorrogados para el momento en que el FM apruebe, en caso que sea así, el acuerdo. Y en ese caso el FMI giraría más de 9 millones de dólares para cancelar, entre otras cosas la deuda que venció el 21 y 22 de marzo. Pero también entregaría dinero para constituir un fondo de reserva a devolver en un calendario relativamente alejado del presente, pero presente en los condicionamientos que implica el cumplimiento. Lo que hay que tener en consideración en esto es que los cinco tramos del préstamo original del FMI tienen una fecha de vencimiento que NO se mueve, siguen estando vigentes. En todo caso, el acuerdo consiste en que nos darían un conjunto de fondos para atender en forma no articulada ni armonizada los vencimientos, lo cual implica que, si las revisiones trimestrales van para atrás y el FMI no está de acuerdo con la marcha de la economía argentina y de la administración gubernamental, esos fondos no van a ser desembolsados y por lo tanto los vencimientos originales, que en el presente año sumaban algo así como 19 mil millones de dólares, van a seguir estando vigentes.

Esa es una cuestión clave. No se trata de la sustitución de un viejo préstamo por uno nuevo. Se trata del ofrecimiento de un conjunto de desembolsos que permitirían cancelar los vencimientos originales, pero lo permitirían siempre que las revisiones trimestrales del Fondo acepten la marcha de la administración gubernamental.

BD- ¿Cómo se darían, en la práctica, esos desembolsos?

SA- Los dos primeros años y medio, desde la suscripción del acuerdo, va a haber revisiones trimestrales. ¿Para qué son estas revisiones? Para desembolsar cada uno de los tramos. No son tramos iguales. Por ejemplo, hay dos tramos de 3 mil y pico de millones de dólares previstos para este año y un último tramo, que podría ser para diciembre o para enero, de unos 6 mil y pico de millones de dólares. La suma de los desembolsos entre el primero y el segundo equivale exactamente a la guita que se recibió en los 5 tramos, o sea unos 44.531 millones de dólares aproximadamente hoy. Esto es para cancelar las obligaciones que todavía están pendientes y para reponer lo que ya se canceló, que en realidad implica una especie de refinanciación. Y los vencimientos de estos nuevos préstamos terminarían de ser cancelados recién en diciembre del 2033 o en enero del 2034. Pero el problema es, no solo la presencia de esta obligación, sino la presencia del conjunto de condicionamientos que están orientados a hacer posible el desembolso.

BD- ¿Y cuál es el riesgo en caso que la Argentina no pueda cumplir con estas metas impuestas por el FMI?

SA- El riesgo es que el rechazo de las revisiones trimestrales implica que no se hace el desembolso, o se difiere, con lo cual le queda al gobierno nacional resolver qué hace con los vencimientos originales.  Pero lo que se tiene que aclarar también es que con el FMI no se cae en default, sino que simplemente se relega para más adelante el vencimiento. Pero eso no es gratuito porque estás tratando ni más ni menos que con el poder financiero mundial y específicamente con el gobierno de Estados Unidos. Pero es muy difícil que la Argentina pueda cumplir esto, porque además la emergencia de la pandemia, el arrastre de la crisis en la economía mundial que viene de antes, y a lo cual se agrega el conflicto derivado de la guerra ruso-ucraniana, está claro que está enrareciendo el clima del funcionamiento de la economía mundial y por lo tanto es muy difícil imaginar que esto se resuelva en cortísimo plazo. Esta situación de emergencia requiere de medidas gubernamentales de emergencia,  que se dan de patadas contra el reclamo del FMI con respecto de la administración del déficit del Estado.

BD- La pregunta ante esta situación es: ¿había posibilidad de hacer otra cosa?

SA- Yo creo que siempre hay alternativas. Me parece que uno no puede pensar que el camino elegido es el único. Había cosas por hacer apenas subió el gobierno, pero se ve que todavía no lo tenía en agenda, e intentó administrarlo como pudo, encima sobrevino la pandemia con lo cual se complicaron algunos tipos de negociaciones al respecto. Siempre hay alternativas inclusive habiendo firmado el acuerdo. No es obligatorio que la Argentina tenga que sujetarse a lo que el FMI pretenda respecto al déficit fiscal, no es obligatorio que cumpla las recetas tradicionales: puede generar inclusive políticas de naturaleza independiente para lo cual necesitás construir apoyo popular, que por el momento no existe por una quiebra institucional que tiene el FdT, que es el frente del gobierno, pero eso no quiere decir que no pueda construirse en algún sentido eso. Sobre todo, si el protagonismo popular puede volver a la calle. Me parece que cada alternativa tiene que ver con la época, con el lugar, con la fuerza, con la situación internacional, con las novedades…

BD- Desde el principio hubo una política muy explicita de ir hacia un acuerdo con el Fondo, y hoy se pretende presentar este acuerdo como algo sin consecuencias, sin ajuste; aunque no sabemos qué dice realmente la letra del acuerdo.

SA- Coincido. A lo cual y le agregaría lo siguiente: los términos más duros de exigencia del FMI jamás están en los contratos que firman las partes. Están en las reuniones privadas del staff que comanda las revisiones trimestrales. Por eso, si bien el informe es trimestral, la revisión es diaria, porque los tenés ahí sentados y ubicados en el Ministerio de Economía, en el Banco Central, dentro del gobierno. Pero reitero: no es el único camino: alternativas siempre hay. Yo digo que  las transformaciones que en general ocurren en la sociedad, tienen tres factores que uno no puede descuidar: tiene que haber voluntad política para hacer algo diferente; tiene que haber un reclamo persistente de parte de la sociedad, de los núcleos más avanzados, más progresistas, más revolucionarios de la sociedad; y tiene que haber condiciones que lo permitan. Si no se juntan las tres cosas no se puede hacer nada. Y en este momento la clave, como ya sabemos que va a ser impracticable alcanzar las metas de la reducción del déficit fiscal, la pregunta es cómo hacer para hacer funcionar el país -no solo el tema de las metas que reclama el FMI- cómo haces para superar la terrible situación de que la mitad de la población está en situación de pobreza. Y me parece ese es el objetivo. Y si el gobierno no quiere, no sabe, no puede, etc., bueno, bienvenido el papel del movimiento social, y los partidos políticos que se opongan a esto, o que sostengan una alternativa que puedan aportar en la materia. No tengo ninguna duda que vamos a un escenario de altísimo conflicto.

BD- ¿Vos ves esa situación inclusive con peleas al interior de las clases dominantes?

SA- Por supuesto. Entre las multinacionales cuyo principal negocio está asociado con el mercado interno de la Argentina y aquellas cuyo negocio principal está asociado al mercado externo. Quién se queda con la torta y las divisas y qué pasa con las políticas de devaluación. Esto ya lo vimos en la previa de los ´90 y creo que va a volver a ocurrir precisamente por el desbarajuste que está ocurriendo en los mercados internacionales fruto de la propia crisis capitalista por la cual transitamos. Quiero aclarar: crisis capitalista y no crisis del capitalismo. Ojalá hubiese crisis del capitalismo. Ojalá hubiese peligro de desaparición del capitalismo. Estamos bastante lejos, pero estamos en medio de una crisis capitalista muy profunda, quizás la prolongación de aquella crisis de la cual no salió el capitalismo central desde el 2008.

BD- De todas maneras, en todo el arco político burgués, parece haber un acuerdo general en “honrar la deuda”.

SA- Sí. Y en el fondo de lo que se trata no es de “honrar la deuda”, el reclamo no es no honrar ni cancelar la deuda sino el reclamo es mantener la deuda a situación normal o sea renovar la deuda permanentemente. Esto se ve en una de las cláusulas que en general aparecen en las cartas de intención, en los memorándum de entendimiento, que es lo que pide el Fondo, respecto del financiamiento no monetario del déficit. Vamos a traducirlo: el FMI dice “el Estado Nacional se está financiando demasiado del Banco Central. Esto no puede ser. El Banco Central no está para esto, para financiar el déficit. Si en cambio Uds. necesitan préstamo, tienen que volver al mercado internacional». O sea, el FMI dice que no es que esté mal endeudarse, lo que está mal es que el estado se endeude con una entidad con la cual puede arreglar en cualquier momento y nunca va a entrar en crisis porque le va a prestar con la misma moneda de curso legal de la Argentina. Y en cambio dicen: “Uds. tienen que regularizar esta situación para poder volver al mercado internacional de títulos de deuda y emitir y que vengan los buitres de todo el mundo a financiarlo”.

Cerca del 80% de la deuda argentina es en títulos que están en manos de “buitres”. O sea no solo la deuda es muy grande sino que además dependés de los buitres que tienen estos papeles en sus manos, y esta es la cosa que hay que discutir en serio. Porque no es que la Argentina no tiene capacidad para brindar apoyo al Estado, a las Empresas, los hogares, etc. El sistema bancario argentino está sentado arriba de una torta de plata y esta torta esta invertida por las entidades financieras en títulos emitidos por el propio Banco Central, que los administra para esterilizar la circulación monetaria. Estos títulos se llaman LELIQS y ahora NOTALIQS; son todos títulos que vencen a corto plazo, con un aseguramiento de rentabilidad para las entidades financieras cuyo volumen supera el volumen colocado en los préstamos al sector privado: me refiero a empresas y hogares, con lo cual tenés una cantidad casi equivalente de guita colocada en títulos de especulación a corto plazo, por parte de los bancos, que le aseguran una rentabilidad y cero riesgo, y al mismo tiempo tenés una escasez de préstamo. Argentina no necesita acceder a ningún mercado internacional de préstamo porque tiene una suma equivalente a 47.000 millones de dólares, traducidos a pesos, para financiar lo que sea en la Argentina. Entonces yo me plantearía una intervención en ese sentido que es: ¿quién creó este cuadro de situación?: lo creó el macrismo. ¿Qué hizo Alberto Fernández sobre esto?: no tocó nada. El presidente del Banco Central (Pesce) no piensa hacer nada y piensa que hay que administrarlo y para mi no es así. Hay que hacerlo volar en mil pedazos y transformar este activo que tienen los bancos en un activo que pueda servir para financiar proyectos de desarrollo productivo local, regional, etc., lo que quieras.

BD- También en este tema vemos una unidad de acción entre dos sectores políticos supuestamente enfrentados.

SA- Lo relevante es preguntarse cómo fue posible que la mejora de la situación económica que nosotros vivimos, por ejemplo, en la pos convertibilidad, se diluyera en 5 minutos durante el gobierno de Macri. La dilución tan rápida tiene una respuesta o una explicación: es porque nadie tocó las transformaciones estructurales que la dictadura y el menemismo hicieron la Argentina.

El kirchnerismo devolvió cierto nivel de tranquilidad a los hogares, mejoró la situación de empleo, etc. Pero si vos no modificás las razones estructurales, está claro que un cambio de signo político te lo da vuelta como efectivamente ocurrió. Recuerdo lo que decía Néstor Kirchner con respecto al tema de privatizaciones, que no quería realizar las reestatizaciones, las que hubo fueron por necesidad y urgencia: el caso de Aerolíneas y el caso de las AFJP. En este ultimo caso, que fue en noviembre del 2008, si no intervenían en ese momento, en marzo o en abril desaparecía el fondo de jubilaciones y pensiones. Hubiese sido una estafa peor que la de los dos corralitos que habíamos vivido en la Argentina: el plan Bonex y el 2001. Con lo cual, si no intervenía, se incendiaba el país. Y no se resolvió de la manera que, a mí me parece, debería haberse resuelto sino en forma de un parche que te dejó atado a otro tipo de situaciones sobre las cuales tampoco nunca se intervino. En el momento que se reestatizó la administración de las AFJP, los aportantes activos privados eran algo así como 4,8 – 5 millones de personas, y los beneficiarios ya jubilados por el nuevo régimen no llegaba a los 100 mil. ¿Cómo no iba a funcionar ese sistema, si el Estado se hacía cargo del pago de las jubilaciones y el negocio estaba del lado de las AFJP?, porque no tenían que hacerse cargo de ningún caso, simplemente tenía que transcurrir el tiempo para que en realidad reviente por los aires.

Te cuento una nota de color, que me parece que tiene que ver con esto. La reestatización de los fondos de jubilaciones y pensiones, que no desarmó la situación de la deuda, dejó la paradoja de que ANSES, o el Estado Nacional, se quedó como copropietario de algunas empresas privadas, por ejemplo el Banco Hipotecario Nacional. Ahora, ¿qué hacen esos directores ahí? Nada. Tampoco en los gobiernos de Néstor y los dos de Cristina se planteó hacer algo con esto. Y ahí encontrás una herramienta sobre la cual se puede intervenir y transformarla en lo que era antiguamente, inclusive mejorada y ampliada, que  sería una entidad que se ocupe de facilitar el acceso al préstamo para la compra de viviendas. Pero es una herramienta que hoy por hoy no la tenés. Lo que hoy tenés es una versión emparchada de PROCREAR, que si tuvieras el hipotecario, seria otra historia.

BD- Una última pregunta. Hay quienes asocian la deuda dejada por la dictadura, la crisis alfonsinista y todo el proceso del ´90 a la política de las privatizaciones y la venta de las empresas del Estado, y hoy se asocia mucho esta cuestión a todo el problema del desarrollo extractivista. ¿Qué mirada tenés frente a eso?

SA- Volvemos sobre el tema de las reestatizaciones. ¿Qué se hizo con YPF? Con YPF se sostuvo la figura de la sociedad anónima, en lugar de pensar en volver a crear una sociedad del Estado, la SA tiene una participación mayoritaria del estado nacional, pero tiene una participación minoritaria donde hay actores de mucho peso, de toda naturaleza. Uno se tiene que plantear algo ahí. Los querés adentro o afuera? No los necesitas. Y también en esto hay otra colisión que no tiene que ver con el Fondo ni con las cosas que estamos conversando, es el tema ambiental y el tema de las energías limpias. YPF es una empresa petrolera y le interesa vender petróleo y gas, eso está muy metido en los funcionarios que dirigen YPF. Por lo tanto, si planteas energías alternativas, limpias, eólicas, fotovoltaicas o lo que sea, no puede involucrar a YPF para esto porque reclaman otra cosa, y porque los funcionarios y directores de YPF están pensando en qué hacer con la rentabilidad de extracción y producción de combustible. Entonces no se trata solo de “estatal o privado”, se trata también de cómo hacer para combinar, articular y armonizar políticas diferentes. Ahora está el reclamo de: “habría que explotar Vaca Muerta y hacer el gasoducto para que llegue a Santa Fe”. La pregunta es: ¿para cuánto tiempo de vida útil tenés el gasoducto? Porque el 60% de los hogares en la argentina tienen gas y el 40% restante no. Entonces para que llegue el gas no solo tenés que trazar el gasoducto, que sale un montón de plata, sino que además tenés que hacerlo llegar a los hogares. Y en cambio tenés que en el 100% de las casas en la Argentina tienen energía eléctrica. Entonces lo que habría que plantear es cómo hacer para utilizar la energía eléctrica para aquello que, quienes apoyan la construcción del gasoducto, dicen que se puede resolver con gas, siendo que unos pocos años más adelante no vamos a tener más gas.