Por Luis Cuello, para Borrador Definitivo

Sergio Berni viene siendo, desde inicio de este gobierno y más con la instalación de la cuarentena, el personaje destacado de la provincia. En el último mes colocado nuevamente en el centro de la escena por la protesta policial y hoy por la amenaza de desalojo que pesa sobre la recuperación de tierras de Guernica –más allá de esta nueva postergación-, sobre la que no dudó en reafirmar su carácter de ferviente defensor de la propiedad privada. Todes recordamos, también, cuando se despachó contra los organismos de Derechos Humanos. Declaraciones que merecen el más amplio repudio.

Y no son casuales los blancos que este personaje elije para disparar. A pesar del necesario debate sobre el actual rol de algunos organismos dese hace años alineados con el kirchenismo (defensa de Milani incluida), lo cierto es que este personaje nefasto pretende ensuciar a miles de militantes que en el pasado y el presente ponen el cuerpo en la defensa de las libertades democráticas. Muchos de estos militantes y organizaciones son quienes hoy están solidarizándose con las dos mil familias que pelean en Guernica por un pedazo de tierra donde vivir, y vienen siendo blanco de ataques directos por parte del poder político y policial. Y ya no nos referimos sólo a ataques discursivos: en este momento hay tres militantes heridos con balas de plomo por estar apoyando la toma. Balas policiales. Uno de ellos está en terapia intensiva peleando por sobrevivir.

Es que, justamente, los disparos de Berni no van dirigido sólo a las organizaciones sino que abren paso a la violación sistemática de las libertades y garantías de todo ser humano.

Sin embargo, el ex cara pintada no sólo sigue en su cargo, sino que seguramente tendrá cada vez más incidencia en las acciones represivas del gobierno bonaerense, tal como viene pasando en el plano electoral, al que está totalmente lanzado. Vale señalar también el apoyo que recibió socialmente de los sectores más reaccionarios de la sociedad, embanderados contra “los derechos humanos” y la “mano dura”.

¿Cómo se explica, entonces, esta situación? ¿Cómo es que un gobierno que se autoubica en el progresismo tiene y mantiene en su filas a este nefasto y autodeclarado derechista, personaje? ¿Por qué Berni no es echado de su cargo, ya sea por Kichilof, por la “presión” del gobierno nacional o por su “declarada” jefa CFK? Esta es la reflexión que intentaremos desarrollar en esta pequeña nota.

¿QUIÉN ES BERNI?

No queremos dar por supuesto en conocimiento y trayectoria de este sujeto.

Lo primero que se suele señalar de él es su carácter polifacético: médico cirujano, teniente, karateka, abogado, político.

Como médico cirujano hizo su residencia en el Ejército Argentino, donde alcanzó el grado de teniente coronel. Comenzó su carrera militar en el regimiento Rospentek, que fuera parte de los levantamientos cara pintadas que pedían el “cese de la persecución” a los milicos genocidas de la dictadura militar, y que impulsaron la sanción de las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Hay evidencia filmográfica de Berni en uno de esos levantamientos de 1987.

En 1989 comenzó su acercamiento al kirchnerismo cuando Néstor era intendente de Río Gallegos. En 1991 fue asignado director del Hospital Veintiocho de Noviembre en la Provincia de Santa Cruz.

En 1994 como médico, se infiltró en la huelga de de los mineros de Río Turbio. La misma duró 15 días y conmovió a toda la provincia. Los mineros se adentraron a 500 metros de profundidad en el socavón, reclamando por sueldos adeudados, aumento salarial y condiciones de trabajo. Berni fue uno de los que entraron al socavón, pero su tarea era distinta.

Bien es sabido que el Estado encuentra una y mil maneras en sus intentos de desmantelar las protestas que surgen desde los trabajadores. La represión más abierta y cruda es lo que se nos viene primero a la cabeza, y Berni mostrará su aptitud en ese terreno años más tarde, pero para 1994 su tarea fue otra: la de servicio de inteligencia en el conflicto minero.

Usando su camuflaje de médico, hacía chequeos y les indicaba distintos regímenes para cuidar su salud. Sin embargo no hacía otra cosa que tareas de inteligencia. Pasaba información sobre los planes que tenían los mineros o sus ideologías políticas. Una vez descubierto, los mineros lo expulsaron de la mina y del pueblo.

En 2003, cuando Néstor ganó la presidencia, fue nombrado Director de Asistencia Crítica y Abordaje Territorial y más adelante, Viceministro y Secretario de Gestión y Articulación en el Ministerio de Desarrollo Social (bajo Alicia Kirchner en ese entonces).

En diciembre del 2010 hizo de “interlocutor” por parte del gobierno nacional en el conflicto por la ocupación del Parque Indoamericano, donde más de mil familias tomaron el predio en reclamo de vivienda digna. Además, dirigió el plan de acción de la gendarmería durante el desalojo. La represión brutal se cobró la vida de 3 personas a manos de las fuerzas represivas.

A comienzos del año 2012, Berni fue designado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner como Secretario de Seguridad de la Nación. A poco de asumir puso en marcha el Operativo Centinela, que consistía en el despliegue de seis mil efectivos de la Gendarmería Nacional en el Conurbano bonaerense para «profundizar las actividades de prevención para resguardar la seguridad ciudadana», con una inversión de 150 millones de pesos. Ese mismo año fue responsable de las detenciones en Campo de Mayo, de manifestantes que habían estado cortando la Panamericana.

En el año 2014, frente a los conflictos de Gestamp y Lear, la respuesta represiva no se hizo esperar. Hubo intentos de desalojo y militarización de la fábrica, rodeada de camiones hidrantes, policía montada y, no podían faltar, efectivos de Gendarmería enviados por Sergio Berni para asistir a la policía bonaerense. Con los trabajadores de Lear, la intervención por parte de la fuerza represiva fue escandalosa. La polémica surgió cuando, durante una caravana de autos que se estaba realizando en la Autopista Panamericana, el “gendarme carancho” (Torales) se abalanzó sobre un auto que iba a 5km por hora y fingió ser atropellado para justificar la represión.

Durante esos años, Berni “modeló” cada vez más a la gendarmería como fuerza de represión interior, la misma gendarmería que años después matara a Santiago Maldonado. Después de sus peleas al interior del PJ, seguramente estos antecedentes le “sirvieron” para convertirse el Ministro de Seguridad del “progresista” Axel.

¿QUIÉN SOSTIENE A BERNI?

A todo este curriculum habría que agregar las últimas acciones de este “Rambo argentino” al que le gusta mostrarse en su moto o con una metralleta el hombro, y sus coincidencias con la Bullrrich en lo que hace a la defensa de las pistolas Taser (que acaba de habilitar para la bonaerense) o la doctrina Chocobar. O lo que es inmensamente peor: el ocultamiento del accionar de la bonaerense en el asesinato y desaparición de Facundo Astudillo.

Claro que este hecho no generó en algunos sectores de la base “progresista” peronista tanto repudio. Así como reivindicamos a honestos compañeros que levantaron la voz, es de más censurable el silencio de muchos frente a esto, bajo el absurdo argumento de no hacerle juego a la derecha”. Quizás esos compañeros hacen oídos sordos a las propias declaraciones del ex cara pintada: no hacerle juego a la derecha”. Quizás esos compañeros hacen oídos sordos a las propias declaraciones del ex cara pintada: “no me da vergüenza decirlo. Soy la derecha del peronismo».(Reportaje de Novaresio reproducido por la nación 18 de setiembre 2020).

Frente a esto, muchos sectores de la izquierda (diríamos casi la inmensa mayoría) han levantado desde hace meses el reclamo de Fuera Berni. Desde ya suscribimos y nos sumamos a esa exigencia. ¡¿Cómo no hacerlo contra semejante sujeto?! Sin embargo, creemos que quedarnos ahí, aborda y explica sólo una parte de la realidad y no va al fondo de los problemas ni a las conclusiones que deberían sacar les luchadores obreros y populares.

¿O acaso Berni está en su cargo porque se “auto eligió? Quienes lo pusieron y lo sostienen a pesar de todas sus tropelías, ¿acaso no saben quién es? Y si obviamente los saben (es de su mismo espacio), ¿por qué los sostienen? ¿No será preciso preguntarse en qué Berni es funcional a las políticas de los gobiernos bonaerense y nacional, así como a la tendencia política que se viene dado a nivel internacional?

Dicho de otra manera: Si Ritondo era Vidal, ¿por qué Berni no es Axel? ¿Qué rara lógica política permite usar ese razonamiento para uno y no para otros en situaciones análogas? Lo mismo es aplicable para otros casos. ¿Acaso el plan de granjas de chanchos chinas es patrimonio exclusivo de Solá? ¿Acaso la expansión de las fronteras agroindustriales (con quemas y agro tóxicos incluidos) son exclusividad de Basterra? ¿Por qué, si Aranguren era Macri, estos ministros no son Fernández?

La realidad demuestra que, si esto es así, es porque todos los “proyectos” mencionados son parte de una política global de los gobiernos.

Y en el caso de Berni se corrobora que es así.

Dentro del amplio espectro de razones por las cuales Berni es absolutamente funcional a la política oficial, podemos citar dos.

En primer lugar, el intento por parte del gobierno peronista de “formar” y alinear a la policía bonaerense en su rol de disciplinadora social en los barrios pobres y de represión frente a luchas y alzamientos. En la última crisis policial, aunque fuera rechazado por un pequeño sector de la policía (casi seguramente por el odio que le tienen a los “políticos”), fue Berni quien aseguró que no iba a haber represalias. Más aun, hasta no podemos descartar algún guiño de su parte al reclamo, que incluya el manejo de la mayor parte de los casi 40 mil millones de pesos del programa represivo anunciado por Fernández para la provincia de Buenos Aires. Después de todo, para cualquier político del régimen, quien maneja la caja maneja la política, la prensa… es decir casi todo.

En segundo lugar, la “política”. Es decir, las políticas del peronismo hacia las próximas elecciones. En tren de combatir a la “derecha” parece ser que compiten con ella a ver quién es más anti obrero y antipopular. Y Berni parece una figura clave en eso.

Él dice que es soldado de Cristina, de la misma manera que Axel. Teje alianzas con los intendentes más reaccionarios del Conurbano, disputa hegemonía política con otros. Sin embargo ninguno de sus jefes/as lo desmienten. Más aun, lo sostienen.

Coincidente con esto el periodista K : Mauro Federico nos cuenta en su artículo en el Ciudadano de Rosario del 13 de setiembre: “Sin embargo, otros consideran (se refiere al levantamiento policial) que fue un intento por interponer obstáculos en la carrera del hoy ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires Sergio Berni, la carta que Cristina Kirchner prepara para confrontar al modelo neoliberal utilizando el mismo discurso de la derecha en la trinchera donde se parapetan con mayor fortaleza: el irresuelto problema de la inseguridad”. Y en otro pasaje de la nota señala: “Berni responde sin dudar: ‘Yo respondo en la línea de mando al gobernador, pero mi jefa política es Cristina’. Varios analistas coinciden en que lo ocurrido esta semana fue un tiro por elevación a la vicepresidenta, una de las estrategas más brillantes de la política argentina. Cristina Fernández de Kirchner” y que… que… “‘Sergio es el único que puede correr a la derecha con los temas de seguridad porque la sociedad lo identifica como un funcionario que pone el cuerpo para pelearle a la delincuencia y ese tema va a ser muy importante durante la campaña’, aseguró un dirigente de la provincia de Buenos Aires que dialoga permanentemente con el ministro. ¿Será Berni la figura en la que está pensando CFK para confrontar con la oposición en los procesos electorales venideros?”

No nos sorprendería que para combatir a la “derecha” se ubiquen más a la “derecha”. Después de todo no es nuevo: para la política burguesa sólo se trata de negocios, de uno y otro lado de la “grieta”.

Demostración de esto fue la represión a la toma de tierras en Ciudad Evita, donde confluyeron punteros peronistas y policía con itacas y gases.

Otro tanto se intenta hacer en Guernica, donde todo el poder político no duda en usar difamaciones contra la izquierda, sobornos a les pobladores y tiros contra les militantes solidarios para allanar el terreno al desalojo. Pero no olvidemos que, detrás de la violencia policial, de la orden firmada por un juez, del atropello de los punteros, está siempre la orden dada por el estado y por los gobiernos nacional y provincial. Y Berni siempre listo para cumplirla.