Sergio Zeta fue militante del Movimiento al Socialismo. Actualmente se desempeña dentro del periodismo de izquierda como parte del espacio Contrahegemonia web, una de las páginas que son referentes de periodismo independiente en la Argentina.

Borrador Definitivo: ¿Cómo te parece que influye la profunda crisis social y política en este proceso electoral y en la expresión de rechazo de grandes sectores al régimen político (abstención, voto en blanco, etc.)?

Sergio Zeta: Desde el momento que llego la crisis a la Argentina, el kirchnerismo no pudo dar soluciones de fondo ni a unos ni a otros. Por el lado de los sectores populares, el kirchnerismo, para poder seguir otorgando concesiones, hubiera debido tomar medidas muy de fondo que no estaba dispuesta a hacer. Esto se ve claramente en el actual gobierno de Alberto Fernández, aquel que eligió Cristina, y que fue incapaz de desconocer la deuda que había dejado el macrismo con el Fondo Monetario, por lo que aplica todo su ajuste. Y tampoco pudo satisfacer a los sectores del poder económico, que en los primeros años apoyaron claramente al kirchnerismo, pero que también exigían avanzar con medidas de fondo que el kirchnerismo estuvo imposibilitado de tomar, como avanzar a fondo con un ajuste, reforma laboral, reforma previsional.

Además de esta expresión de la crisis creo que hay otras dos. Una es que las coaliciones que, después del 2001, organizaron la política del sistema, están en crisis y han terminado con sus posibilidades. Y vamos a una reorganización: por un lado, una coalición de derecha, y esto trata de aplicarlo a fondo el massismo, con una coalición de derecha a la que invita, en caso de ser gobierno, no solamente a su sector, el peronismo, sino también a sectores del PRO, incluso de la Libertad Avanza de Miley, y ya ha hecho llamados concretos a Morales, el gobernador represor de Jujuy. Y por otro lado, frente a esta coalición de derecha, hay una coalición de ultraderecha, para la que están trabajando Milei y Macri claramente, y a la que también se sumaría Patricia Bullrich.

Por último, creo que una tercera manifestación de la crisis es que se profundiza la crisis de las instituciones de esta democracia, que si por un lado demostraron en estos 40 años que con ellas no se come, ni se educa, ni se cura, sino al contrario: profundizó el hambre, el desempleo, la pobreza. Pero tampoco el pueblo decide nada. Nuevamente se está convocado a votar cada dos años, y después pasa cualquier cosa en la que el pueblo no tiene ninguna injerencia.

BD: ¿Milei es el fascismo? ¿Vale aliarse con Massa con tal de evitarlo como dicen muchos? ¿Qué opinas de esto?

SZ: Respecto a si el partido de Milei es una forma de fascismo, creo que no lo es, aunque eso no le quita peligrosidad para los sectores populares. En primer lugar, no tiene nada de nacionalismo, sino al contrario, las propuestas de Milei apuntan a un mayor sometimiento al FMI y a los Estados Unidos. En segundo lugar, no creo que todo el electorado que votó a la LLA exprese estas ideas de ultraderecha, sino que también hay un sector importante de este voto que expresó, más que nada, la bronca que se siente contra esta situación de crisis, y que en todo caso no lo apoya por su propuesta de derecha, sino porque va contra la casta y contra un Estado que hace tiempo que dejó de dar soluciones a los sectores populares. Al mismo tiempo que hay un sector de la sociedad al que no le interesa defender derechos de los que nunca gozaron. Por ejemplo los derechos laborales, en los que una gran mayoría de jóvenes no saben ni lo que es gozar de ellos.

En tercer lugar creo que no va contra la casta, más allá de que ese sea su caballito de batalla, porque creo que no puede ir contra la casta política nadie que esté a favor de la casta económica, del poder económico. Y por último creo que el triunfo de Milei no iría contra estas instituciones, sino que al revés, su candidatura es hija de estas instituciones. Sin duda no irá contra estas instituciones, sino contra los derechos populares. Por eso creo que esto indica que es muy peligroso, pero que no es fascista.

En la segunda parte de esta pregunta, ¿se lo puede frenar a través de una campaña a favor del voto a Massa? Creo que no, creo que si la condición de posibilidad de surgimiento de Milei tiene que ver con esta gran disconformidad que hay con el gobierno de Massa y todo el peronismo, no puede ser el origen del problema el que otorgue la solución.

BD: En este marco general: ¿Cómo ves la política de la izquierda en esta campaña electoral? ¿Te parece que está a la altura de las circunstancias o que está leyendo bien la realidad actual?

SZ: Yo tengo una visión crítica, bastante crítica de la izquierda, pero creo que hay que distinguir esta crítica de lo que muchas veces pasa en la izquierda, que se toman las diferencias como si fueran diferencias enormes, casi de principios, o de que alguien estaría concediendo al enemigo. Nada que ver. Yo creo que en esto acuerdo con las palabras que alguna vez dijo Hebe Bonafini, que “se critica solamente al compañero, no al enemigo, porque al enemigo se lo combate”. Creo que a veces la izquierda pierde esta visión y con eso ya estoy entrando en una primera crítica a la intervención de la izquierda en estas elecciones, porque por lo menos antes de las PASO, fue demasiado feroz la pelea en la interna entre los dos sectores del FITU y se olvidaron, me parece, de (especialmente por el lado de la candidatura de Gabriel Solano), que se trataban de diferencias que se puede debatir entre compañeros; eso se pierde de vista.

BD: Pasan las elecciones y la vida sigue. ¿Cuáles son los desafíos de los trabajadores y sectores populares para enfrentar lo que se vive hoy y al futuro gobierno ajustador?

SZ: Creo que hay dos tareas muy importantes que tiene planteado el pueblo de aquí en adelante y que la izquierda debe cargar sobre su espalda y hacer un importante aporte a estas dos tareas. La primera de ellas es que se viene un ataque feroz contra el pueblo y deberemos enfrentarlo en las calles y en todos los terrenos de forma unificada. Esto nos está costando mucho, ya que se viene dando peleas por separado: los trabajadores por un lado, la docencia y la comunidad educativa por el otro, los feminismos por otro, los pueblos originarios por otro. Creo que la rebelión popular del 2001 ya lo planteó como tarea cuando se cantaba en las calles “Piquete y cacerola, la lucha es una sola”. Si no, nos van a reventar a cada uno por separado. Y una segunda tarea creo que está planteada es que para obtener posibilidad de triunfo en la pelea, no se puede seguir separando los reclamos corporativos o sectoriales por un lado y la lucha política por otro, quedando los primeros en manos de las herramientas sindicales y las segundas como herramientas políticas. Hay que hacer política en todos lados desde la misma lucha. Para dar un ejemplo: la educación; no puede ser que los sindicatos solamente peleen por salario y que después para plantear qué tipo de educación necesitemos se encarguen los partidos. Y la izquierda creo que en esto todavía entra dentro de este terreno de la escisión entre la economía por un lado y la política por el otro, que es la forma principal en que el capitalismo nos gobierna.

Para finalizar, yo voy a votar a la izquierda y creo que hay que hacerlo. No porque crea que esta sea la manera de solucionar nada, sino porque me parece que es, por lo menos, la manera que muchos tendremos de expresar que no estamos de acuerdo con lo que está pasando; y que, al mismo tiempo, tenemos que plantear una alternativa al sistema del capital, un eco socialismo feminista y realmente democrático, que el capitalismo no es lo único que tenemos por delante. Sin duda habrá compañeros que hagan esto, otros pensarán en votar a Massa para que no gane Milei, otros pensaran que la mejor manera de protesta será no ir a votar o votar en blanco. Por mi parte, creo que tenemos que respetarnos porque al otro día de las elecciones deberemos unirnos para dar la pelea juntos.