Haití quizás sea el reflejo más cabal de lo que el colonialismo, la acción de los distintos imperialismos y el capitalismo deparan a los pueblos. Una historia de despojos, dictaduras sangrientas, magnicidios, miseria y penurias extremas de su pueblo lo atestiguan. A todo esto se suma la amenaza cada vez más cercana de una nueva intervención extranjera, en un país que ha vivido casi toda su historia bajo la bota de invasiones militares. Quizás sea un espejo general de los bolsones de pobreza en los que viven grandes sectores; en este mundo y, sobre todo, en distintos países de América Latina y África. Y que tiene como correlato masacres y millones de desplazados y migrantes.

Robby Glesile es uno de los tantos haitianos residentes en Argentina que, si bien logró abandonar su país, sigue ligado a él por su historia y por su lucha contra esta situación. Reproducimos aquí esta nota donde nos cuenta el proceso que está viviendo el pueblo haitiano, sumergido en una crisis política, social y humanitaria que realmente espanta.

Robby Glesile

Entrevista: Luis Cuello

BD- Conocemos muy poco de Haití, pero estamos viendo millones de ciudadanos viviendo bajo condiciones de inseguridad alimentaria crónica, lo cual plantea un desastre humanitario terrible. ¿Nos podés contar cómo ves vos esa situación, o como la vivís como ciudadano haitiano?

Robby Glesile- La crisis de Haití es una crisis crónica. También es muy importante mencionar que esa crisis tiene fecha, tiene nombres y tiene responsables y culpables. Si vemos en el contexto de independencia de Haití, ya es algo muy fuerte en la historia de la humanidad. La independencia de Haití es como un pecado, un gran peso para nosotros hasta el día de hoy. Hay una irresponsabilidad de los líderes haitianos, si se puede decir así. Nunca hubo un plan para ayudar a la población haitiana. Nunca hubo un pacto de los gobiernos. Siempre fueron iniciativas puramente individualistas. Es gente que está mirando su ego, pero la población nunca tuvo un plan de desarrollo por parte de esos partidos políticos, de esos gobiernos. Por ejemplo, todo lo que necesitamos para consumir, para las necesidades básicas, lo compramos: arroz por ejemplo, no producimos lo suficiente para toda la población. Tenemos esa capacidad, pero las políticas neoliberales que los gobiernos haitianos firmaron nos impiden como país producir.

BD- ¿O sea que hay cláusulas que impiden que Haití produzca determinadas cosas?

RG- Absolutamente…si miramos por ejemplo, el precio del arroz nacional es de $100 y el que se le compra a EE.UU. es de $40. Es obvio que la gente va a comprar el de EE.UU. Hay un video del expresidente Bill Clinton, en el Congreso de EE.UU., donde el “pide perdón” al pueblo haitiano por participar de la destrucción de la producción de arroz de Haití…. Entonces las políticas neoliberales nos están matando.

BD- ¿Y de qué vive la gente?

RG- La gente en general vive en el día a día. La mayoría de la gente no trabaja y es parte del comercio informal. Por ejemplo, vas al centro en Puerto Príncipe, donde hay un mercado general y ahí la gente vende de todo: arroz, naranjas, harinas. El sector económico del país no produce, es un sector que compra y vende. Ningún gobierno está pensando en la industrialización del país.

Si nos acordamos lo que pasó el 12 de enero del 2010, hubo un terremoto que arruinó casi todo el país y después vivimos mucho tiempo de intervención extranjera, durante trece años. Las fuerzas de ocupación de la ONU estuvieron en Haití desde el 2014 al 2017, y nos dejaron, por ejemplo, la epidemia de colera, y todo eso sumado a la situación de extrema pobreza diaria que vive el pueblo haitiano.

Hace un año asesinaron al presidente haitiano en su casa y desde ese momento Haití se encuentra en un vacío institucional. El primer ministro que tenemos hoy en día fue impuesto por la Comunidad Internacional. No tiene respaldo popular ni tiene respaldo legal institucional y lo que está haciendo hoy en día son iniciativas o acciones tomadas fuera de un espacio legal. La Constitución haitiana no está presente en todo lo que estamos viviendo hoy en día.

Hace una semana que el gobierno haitiano aumentó el precio del combustible, lo que hizo estallar protestas en todo el país porque como el combustible es un producto transversal, lo aumentás y con ello hay muchos productos que van aumentando, y el pueblo haitiano no puede resistir. Esto desató protestas en todo el país pidiendo la renuncia de este gobierno. Pero más: el gobierno haitiano firmó el pasado 7 de octubre el pedido de una intervención militar extranjera en Haití, sobre todo por ejemplo de EE.UU. Entonces la gente está en la calle para decir NO.

Por otra parte, en la calle hay bandas criminales armadas que ocupan muchos espacios del territorio haitiano. Un 50% del territorio del área metropolitana de Puerto Príncipe (la capital), está ocupado por estas bandas armadas. Entonces la población está atrapada entre la violencia de los grupos armados y la falta de respuesta del gobierno. Lo peor es que cuando la gente sale a la calle a protestar contra la pobreza, contra la inseguridad, este gobierno acude a la policía para reprimir las protestas. Esto es lo que está pasando más o menos en Haití hace varias semanas.

BD- La situación que describís es terrible. Recuerdo que, en su momento, la ocupación de los Cascos Azules de la ONU no solo llevó el cólera, sino que hay denuncias de violaciones masivas…

RG- Tal cual. Muchas mujeres violadas, esos soldados dejaron a muchas mujeres embarazadas. Por eso decimos siempre ninguna intervención extranjera o gobierno extranjero va a poder sacar a Haití de este agujero donde esta hace años y años. Los haitianos tenemos la capacidad de sacar el país hacia adelante, pero lo que sí necesitamos es un poquito de tiempo. La gente piensa que los haitianos no se pueden dirigirse, no tienen la capacidad de llevar el país hacia adelante; eso es falso.

Por eso siempre frente a alguna crisis, lo primero que hace esta llamada Comunidad internacional es mandar soldados para resolver esas crisis. Desde el año 1993 hasta el día de hoy tuvimos diez misiones de la Naciones Unidas en Haití y todas fracasaron. Lo que sí tenemos es la responsabilidad de los dirigentes haitianos primero. Porque es fácil culpar a un país extranjero, que tienen su responsabilidad, cuando por otro lado las grandes decisiones que se toman en Haití no son escuchando las voces del pueblo.

El primer ministro actual ha sido impuesto por la Comunidad Internacional. Hoy en día todo lo que pasa en Haití pasa primero por la embajada de EE.UU. en Haití. Por eso casi todos los políticos haitianos en general buscan el apoyo de alguna embajada (sobre todo la de EE.UU.) porque si tenés el apoyo del “blanco”, ya tenés el apoyo del poder asegurado. Por eso decimos NO a esta tentativa de ocupación e intervención militar en Haití.

La crisis la tiene que resolver el pueblo haitiano porque tenemos la capacidad. Lo primero que tiene que hacer este gobierno, que no tiene ningún respaldo institucional, es escuchar las voces de la gente en la calle. La gente no puede respirar. La inseguridad que atraviesa el país es terrible. Esa crisis ha llegado a su paroxismo ya que es imposible vivir en esa situación: escuelas cerradas, hospitales que no funcionan, la gente con miedo. Un haitiano hoy en día sabe cuándo sale, pero no sabe si va a regresar a su casa. Hay secuestros masivos en casi todo el país y el país esta en manos de delincuentes armados. Por ejemplo, el Palacio de Justicia de la Capital está en manos de grupos armados. Este palacio está a menos de diez minutos en auto del Palacio Nacional.

BD- Has nombrado que hay todo un proceso de movilización y de lucha, ¿quién convoca estas movilizaciones? ¿Existen organizaciones o algún proceso de organización entre sectores populares?

RG- Es una pregunta muy interesante. Lo que pasa es que no hay una sola oposición. En Haití hay varias oposiciones. Hay grupos organizados que salen por sí solos, pero hay otras donde se presentan líderes o partidos políticos para poder llevar a cabo las protestas. Lo peor de todo es que a veces la gente se moviliza para decir NO, pero muchas veces algunos líderes políticos usan esas protestas para su propio beneficio. Eso demuestra lo que digo a veces, que es el cinismo político haitiano. Muchas veces la gente sale, la policía reprime en las marchas, hay gente que muere en las marchas, pero luego algún líder sale adelante para poder negociar algún puesto o cargo en este gobierno. Y eso debilita las protestas. La falta de liderazgo es muy fuerte. Esta falta de liderazgo hace que las movilizaciones y protestas no puedan llegar muy lejos. Por eso digo siempre que tenemos que pensar una alternativa fuera de estos partidos políticos tradicionales, ya que esa clase política haitiana fracasó lamentablemente. Hace más de 32 años que salimos de la dictadura y lo digo entre comillas, pero no hemos llegado a ningún lado.

BD- Como decís, hace más de 30 años que cayó la dictadura de Duvalier pero parece ser que lo que comentás de la presencia de bandas armadas, es como un resabio de la misma historia.

RG- Exactamente. Salimos de 29 años de dictadura, pero hasta el día de hoy la sombra de la dictadura de los Duvalier sigue muy fuerte en Haití. Basta ver la reacción de los políticos en sus discursos, en su manera de ver el país, en su manera de dirigir, la forma de escuchar a las protestas, a las reivindicaciones populares, son reacciones dignas del dictador. Si bien no estamos formalmente en una dictadura, la realidad es que en Haití no hay democracia. Hace mucho que en Haití no hay elecciones. No veo a Haití ni siquiera como un país que este atravesando una transición democrática.

BD- Robby, agradecemos tu disposición.

RG- Muchísimas gracias por el espacio y gracias a las organizaciones de Argentina que están apoyando al pueblo haitiano. Por ejemplo en Buenos Aires hubo una movilización frente al Centro Cultural Kirchner y creo en las próximas semanas también va a haber una marcha frente a la Embajada de EE.UU. en Argentina en Capital.