En Borrador Definitivo mantuvimos una interesante charla con Hernán Camarero. Hablamos sobre la situación nacional y las perspectivas de la izquierda en la coyuntura, Hernán es historiador e investigador titular de la catedra de Historia Argentina en la UBA, es además director del CEHTI (Centro de Estudios Históricos de los Trabajadores y la Izquierda), y de la revista Archivos que editan. La charla que transcribimos a continuación fue realizada hace poco más de un mes, pero más allá del tiempo transcurrido, conserva absoluta vigencia, ya que aporta una mirada lucida e inteligente, con la que se podrá disentir, pero nunca soslayar en el necesario debate por el reagrupamiento de la izquierda revolucionaria.



Borrador Definitivo: Hernán, hace unos días Milei dijo que, en realidad, los trabajadores no venden su fuerza de trabajo, sino que le compran dinero a los patrones a cambio de trabajo, me intriga saber qué opinas vos de esto ¿Funciona así el capitalismo, de verdad?

Hernán Camarero: Bueno, obviamente no, pero bueno, no sé si hay que tomarlo en serio o tomarlo como una humorada, Pensaba, ¿para qué tanto esfuerzo de Marx? Y no solo de Marx, porque ni siquiera él inventa la teoría del valor, la teoría del plusvalor, la teoría de la explotación. En realidad, viene de muchas décadas atrás. Nace prácticamente con el desarrollo de la economía política, esto está planteado en Smith, en David Ricardo. Marx, justamente, le termina de dar una vuelta, continúa con esas elaboraciones y termina por fundamentar su teoría de la plusvalía, que es el origen de la ganancia capitalista. Es decir, el trabajador, al no disponer de ningún medio de producción, no ser propietario de una fábrica, de un taller, de una parcela de tierra, de un banco, de una sociedad comercial, es decir, no es dueño de un medio de producción en esta sociedad capitalista, desde hace 200, 300 años. ¿Qué otro camino te queda sino ir al mercado y vendar su fuerza de trabajo? No tenés otra. Para poder, precisamente, reproducir tus condiciones de existencia, las tuyas, de tu familia, lo único de que dispones es la venta de tu fuerza de trabajo. Es, en ese sentido, distinto a todos los modos de producción precapitalistas, ¿no? El feudalismo, la sociedad esclavista, donde la coacción era extraeconómica. Es decir, la sujeción, la dominación era impuesta. Aquí, esa extracción adquiere un carácter libre. Porque se supone que es un contrato entre individuos libres que negocian sus condiciones. En verdad, no es libre, por eso está encubierta la explotación bajo el capitalismo. Porque los trabajadores, la masa de trabajadores que se convierten en asalariados, no disponen de otra alternativa que ir al mercado, salvo morirse de hambre, cosa que ningún individuo per se quiere hacer. Y, para no morirse de hambre, la única alternativa que tienen es vendar su fuerza de trabajo. El capitalista compra esa fuerza de trabajo y, a cambio, le da un salario. En todo salario está encubierto, está implícito, el mecanismo de extracción que consiste en que de esa jornada de trabajo, solo es retribuida una parte y otra parte es  trabajo excedente, que es apropiado por el capitalismo. Esa plusvalía la termina realizando en el mercado. Entonces, esta explicación termina de darle vuelta Marx, a partir de largos estudios que hizo cuando él se radica en Inglaterra y se pasó cerca de 15 años estudiando en la biblioteca del British Museum, en la biblioteca. Yo tuve la oportunidad de visitarla, de verla, estar en el pupitre donde Marx trabajó y se rompió las pestañas durante largos años, discutiendo, leyendo todo lo que existía sobre el desarrollo, sobre economía política, la obra de David Ricardo, Smith, etcétera. Fundamenta una explicación del origen de la ganancia capitalista que 150 años después, 180 años después, ha sido todavía irrebatible. Es más, los propios capitalistas, muchos de los grandes capitalistas, Soros y otros, han dicho que la explicación del origen de la ganancia capitalista es la que hizo Marx y sigue siendo indestructible. Entonces, escucharlo a este personaje siniestro, maligno, bruto, esencialmente bruto, bruto, da bronca.

BD: Yo pensaba, además, que más allá de ese elemento coercitivo que es el empeño que tienen los trabajadores en no querer morirse de hambre, además esa venta, entre comillas, de la fuerza de trabajo se hace en condiciones cada vez más desfavorables del lado de los trabajadores. Porque no estamos hablando de una situación donde el trabajador pueda negociar en igualdad de condiciones con la patronal, sino que estamos hablando que hay mínimos derechos, como la jornada laboral de ocho horas, las vacaciones y demás, que se han logrado con sangre y con muerte de trabajadores y de luchadores, y que aún a pesar de eso, hoy en día se están cada vez recortando más.

HC: Sí, en un fenómeno cíclico tremendamente regresivo. Efectivamente, estamos volviendo a algunas de las condiciones que caracterizaron al capitalismo, a la extensión del capitalismo desde el fin del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX, que es lo que llevó a esta masa de trabajadores explotados, precisamente porque estaban desguarnecidos en el proceso de venta de su fuerza de trabajo, a coaligarse, a unirse, porque la única fuerza del trabajador es la unidad y es la organización, la organización colectiva, siempre que sea una auto-organización libre, una auto-organización consciente. Porque hemos tenido luego también un fenómeno que es muy interesante analizar, que el movimiento obrero se agrupó, se constituyó como movimiento obrero, pero luego vinieron fenómenos inesperados, que fue, por ejemplo, el fenómeno de la burocratización y, por lo tanto, la corrupción de esas organizaciones obreras. Surgió esta capa, esta casta que parasita en las organizaciones obreras, que ayudaron a sufrir  esta sucesión de derrotas de las que venimos. Entonces, efectivamente, las condiciones hoy de venta de la fuerza de trabajo empeoran cada vez más y no solamente en países del tercer mundo, países dependientes, semicoloniales, subyugados, subdesarrollados, como se lo quiera llamar, de América Latina, de Asia-África. Sino el propio primer mundo, en Estados Unidos, en Europa, también se da. Porque efectivamente la burguesía aprendió mucho, aprendió mucho en estos 200 años, en el arte de la dominación, tuvo que hacer concesiones y ahora se dispone a intentar liberarse de esas concesiones que ha hecho. Y, sobre todo, siempre con mucha claridad acerca de que el enemigo, efectivamente, el enemigo fundamental es la organización obrera, la auto-organización obrera, ese es el enemigo.

BD: Hernán, vos decís, la burguesía ha aprendido mucho ¿Qué ha pasado con nuestro sujeto, el movimiento obrero? Porque la burguesía ha aprendido mucho, pero bueno, Marx habla que la historia de la humanidad es la lucha de clases y lograr el aspecto consciente del movimiento. ¿Qué ha pasado con el movimiento obrero que parece, en este momento, como ausente?

HC: Y… pasaron muchas cosas. Bueno, si tenemos tres días, no hay problema. Hubo una sucesión de derrotas y, al mismo tiempo, yo diría que hoy hay un estado de confusión muy, muy grande. Porque no se trata necesariamente de una debilidad estructural. Porque muchas veces se habla de la crisis de la sociedad del trabajo, de la desaparición de la clase obrera, pero eso es si se deja de tener una mirada global del planeta. Porque, efectivamente, hay un repliegue, un retiro de la clase trabajadora en el sector industrial, por ejemplo, en Europa, en parte de Estados Unidos, incluso lo vemos también en América Latina, en Argentina. Hubo un achicamiento del planeta industrial. Pero no es por la desaparición del trabajo, sino, en realidad, porque hubo un desplazamiento del trabajo. Y hemos visto cómo a los capitalistas les conviene producir en otros países que tenían tradicionalmente un desarrollo industrial mucho más leve. Y hoy vemos que los grandes bastiones de la clase obrera, en términos numéricos, están en países como India, Pakistán o China o Corea, donde, obviamente, las tasas de explotación son mucho más altas porque no hay legislación laboral, porque no hay niveles de organización obrera que puedan impedirla. Entonces, en términos estructurales, la clase obrera sigue siendo una clase mayoritaria. El proceso de proletarización, incluso, de otros sectores, por ejemplo, de las clases medias es grande.

BD: Los médicos, por ejemplo. O los docentes.

HC: Claro. En 100 años, muy pocos docentes se veían como trabajadores y muy pocos estaban afiliados a sindicatos docentes. Hay un fenómeno de pauperización y proletarización de este sector, que es una función que se ha expandido tanto al Estado, al sector servicios. Hay una nueva masa, también, de trabajadores. En la vieja concepción que Marx tenía, de mediados del siglo XIX, que el capitalismo iba a producir una polarización de las clases, porque iba a dejar un puñado de archimillonarios y otra masa de trabajadores que solo tenían su fuerza de trabajo, eso no se revirtió, en un sentido se confirmó. Efectivamente, es lo que estamos asistiendo. Entonces, la debilidad de los trabajadores no es por una debilidad en el sentido estructural, por su achicamiento o por su pérdida de centralidad en el proceso productivo. No, no es por eso. Es centralmente en el plano de la conciencia, de la organización, incluso de la claridad estratégica. Hubo caminos, sobre todo que se usaron mucho en el siglo XX, que parecieron grandes avances y terminaron siendo, finalmente, trampas. Una de ellas fue las concepciones populistas-estatistas, que se creía que eran grandes victorias de la clase obrera y, en realidad, fueron victorias pírricas, porque duraron muy poco. Fueron compromisos que surgieron, sobre todo, después del periodo inter guerra, que fue un periodo de polarización de las clases muy grande, donde realmente la clase obrera estuvo a punto de hacerse del poder, de hacer revoluciones, después de la revolución rusa. Y bueno, el keynesianismo, y todas las ideologías estatistas tendieron a buscar esa fórmula de compromiso que el capital y las burguesías firmaron, finalmente, con agrado. Más allá de que parecía que para ellos eran derrotas, en definitiva, firmaron con agrado, porque ganaron una paz social que les permitió alejar a la clase obrera de su cuestionamiento del orden social. Y esto lo estamos pagando hoy, en el sentido de la conciencia. Hoy cuesta mucho encontrar puntos de apoyo para pensar un movimiento obrero independiente, con una conciencia de clase, de una concepción estratégica, sino más bien, como mucho, uno festeja hoy que un trabajador tenga cierta conciencia colectiva, que crea, por lo menos, que una organización obrera y un sindicato tienen que existir, y ya con eso festejamos.

BD: Sí, que se reconozca obrero, como parte de esa clase social. Y yo agrego, que este proceso se está dando en una pérdida absoluta de todos los derechos, básicamente porque hoy el 42% de los trabajadores argentinos están fuera de todo convenio, por ejemplo.

HC: Exactamente. Obviamente esto está reforzando esta situación en que los trabajadores van como individuos al mercado, a vender su fuerza de trabajo. Van como individuos y la patronal impone las condiciones, no hay cargas sociales, no hay leyes laborales, y por lo tanto volvemos en ese sentido la rueda de la historia hacia atrás, a situaciones que queríamos ver superadas, como por ejemplo que no exista hoy una jornada de trabajo reconocida. A través de mil y un mecanismos: extensión de la jornada, horas extra, etc., las viejas banderas de las ocho horas han quedado pulverizadas, como tantas otras.

BD: Bueno, ¿qué hacemos? ¿Lloramos o reímos, Hernán?

HC: No, siempre hay que reflexionar sobre la realidad, no caer a una posición pesimista, en el sentido de que, a ver, el capitalismo no está ofreciendo una perspectiva realmente interesante para la humanidad, para las inmensas masas, para los trabajadores. El destino que nos ofrece el capitalismo es esto que estamos viviendo, es este infierno de desigualdad, de precariedad, de destrucción del medio ambiente. Y encima hoy, como lo estamos viendo en los últimos años, el surgimiento de estos fenómenos aberrantes de la extrema derecha, que traen las ideas de xenofobia, fascistizantes. El capitalismo lo que puede ofrecer es esto. Está en manos de los explotados, de los oprimidos, buscar los caminos del reagrupamiento, del estudio, de la claridad y de diseñar una nueva salida. Esta es la imagen de la piedra de Sísifo. Bueno, la piedra la volvemos a subir. El tema es cómo hacemos para que no vuelva a bajar. Para que no se caiga.

BD: Te proponemos ahora ir a lo concreto de la realidad política cotidiana. En este último mes hubo elecciones en distintas provincias y en CABA, y el dato más importante que surge de estos comicios, tal vez, sea el de los altos niveles de abstención, niveles que en algunos lados rozó el 50 % ¿Esto evidencia una profunda crisis de representatividad de la democracia burguesa?

HC: Sí, evidentemente eso es uno de los elementos que están presente en las elecciones de San Luis, Chaco, Salta y Jujuy y luego se repitió en la Capital y ya se había expresado hace un mes aproximadamente en la elección de Santa Fe. Siempre entendiendo que son elecciones provinciales, ¿no? Siempre las elecciones provinciales generan un poco menos de atracción e interés que las elecciones de carácter nacional, bueno, en general las elecciones ejecutivas, siempre más que las legislativas y las legislativas nacionales más que las legislativas provinciales. Pero incluso en estas elecciones provinciales, uno, si las compara con elecciones provinciales de hace dos años, el porcentaje fue menor. Ahí se puede estar expresando varias cosas, en general un desgaste con el régimen político, la gente no ve respuestas, van pasando los años y se van acumulando gestiones políticas de distinto signo, ahora esta gestión inesperada de una derecha dura, una extrema derecha, anteriormente un kirchnerismo, peronismo, muy devaluado, muy degradado. Es decir, van pasando las variantes y las respuestas no llegan y son una defraudación tras otra, ¿no? Y un clavo que termina sacando al otro y va a producir un desgaste muy, muy profundo. Y posiblemente, no lo sabemos del todo, pero quizá la expectativa que había en un sector de jóvenes y también de trabajadores que habían votado a Milei hace un año y medio, es probable que esté marcando una defraudación en ese sentido y que, bueno, ante un rechazo tan grande como el que expresó el voto a Milei, el voto contra la casta, bueno, esta nueva defraudación no estaría yendo a una alternativa política tradicional de las castas, y entonces se expresa en el voto blanco o directamente en no irá a votar. Es probable que estemos asistiendo a este fenómeno.

BD: Está claro que ese es un dato, el otro que parece digno de destacar es el bajo caudal electoral del PJ. Ha sacado porcentajes que, aun yendo juntos, aun unificándose, al peronismo no le daría para ganar y eso es un elemento me parece a tener en cuenta.

HC: Sí, es un elemento llamativo, ¿no? Efectivamente parecería haber un nivel de desgaste importante en el peronismo, una pérdida de representatividad muy fuerte. El peronismo está muy, muy, muy desorbitado, muy, muy fragmentado, muy dividido, no alcanza hoy a divisarse como un proceso de reorganización que presente alguna alternativa superadora, el kirchnerismo finalmente sigue siendo, no a escala de todo el país, pero sí al menos en Buenos Aires, en algunos distritos, la alternativa dominante, pero hay mucho anti peronismo, anti kirchnerista. Entonces la fragmentación es muy fuerte. A su vez asistimos a una gran fragmentación del campo de la derecha, miremos Capital para entender. Dicho de otro modo, el Mileísmo, el libertarismo, se está mostrando como una alternativa de reconstrucción de una derecha en clave mucho más dura, pero lo tiene que hacer a expensa de la vieja derecha más tradicional del Macrismo, y bueno, está la disputa por ese espacio que parece ser bastante sangrienta, ¿no?

BD: Yo te quería agregar una cosa, porque se habla del crecimiento de la derecha, pero bueno, lo que está expresando es, en cierto aspecto, el reagrupamiento y, en cierta medida, la ruptura con la vieja derecha argentina que siempre tuvo un peso histórico importante, los partidos como la Democracia Progresista, la UCD en su momento, o sea, no es que venimos de un momento donde la derecha no ha tenido peso en la Argentina, ha tenido treinta, treinta y cinco por ciento de los votos casi históricamente.

HC: Sí, es cierto, ha habido partidos de derecha, pero igual esto tiene una cierta cuota de novedad, creo que nunca se había dado un fenómeno así, arrancó en las primeras elecciones del 2023, antes del balotaje, con un piso del treinta por ciento, para una variante de derecha tan dura. Era bastante inédito, porque la UCD tuvo su pico en el ochenta y cinco, ochenta y siete, pero estaba en torno al diez por ciento, una cosa así, la democracia progresista es un fenómeno más provincial. No había un gran partido de derecha en Argentina. Si uno echa la mirada a América Latina, ahí ve derechas muy fuertes. Acá es un fenómeno todavía relativamente nuevo. Lo fue con el Macrismo, pero la verdad que Macri hace diez años, quince años, era una derecha un poco más light, no había salido del closet, se declaraba seguidor de Arturo Frondici, era un desarrollista. Y hoy se presenta muy desfachatadamente como un liberal. Un poco disputándole a Milei, diciendo, yo quise hacer esto, pero no encontré margen. Con esto quiero decir: no subestimemos que efectivamente hubo un cierto giro a la derecha, ¿no? En la opinión pública, en el electorado, y algo expresa las altas votaciones que tiene el fenómeno libertario, o incluso un partido de derecha consolidado como es el PRO.

BD: Bueno, hoy está medio en división y en retroceso.

HC: Sí, bueno, en las elecciones hizo bastante agua, pero bueno, de conjunto es un momento en el cual variantes de derecha, extrema derecha, o centro de derecha, todas las variantes, están reuniendo una cantidad de votos que es importante, ¿no? Dicho de otro modo, ¿quién capitaliza la crisis del peronismo?

BD: Sí, es interesante igual que uno ve estos procesos y después también ve que dentro del gobierno mismo son medio una bolsa de gatos, en San Luis por ejemplo la libertad avanza fue en dos listas separadas. Lo cual da de pensar que uno ve dentro del propio gobierno que emula una especie de fortaleza que no es tal, de alguna manera sobreactúa una fortaleza e incluso hasta en su aspecto represivo ¿no?

HC: Sí, yo coincido. Y me da mucho miedo solo de decir esto, pero yo la verdad creo que hay una especie de corrimiento, fortalecimiento por derecha, pero realmente a la experiencia libertaria yo la veo todavía muy endeble. La veo débil en el sentido que no le veo consistencia, veo que a pesar de que han logrado aparentemente calibrar las variables económicas, sobre todo el tema de la inflación, está todo sustentado sobre un plan todavía muy insostenible. Bueno, no sé si habrán visto la nota que yo publiqué en Tiempo Argentino, iba por ese lado. Realmente hace agua por todos lados. Acá hay una inflación reprimida, acá hay un atraso cambiario. Todo se sostiene con la guita que vino del Fondo, la ayuda de los bancos, anteriormente el blanqueo, ahora otro intento de blanqueo. Son todos mecanismos que no están mostrando que realmente hay un capitalismo reorganizado que goza de la plena confianza de la burguesía, que se dispone a invertir, a tener un programa de desarrollo en el corto, en el mediano, en el largo plazo, no, nada de eso. Me parece que este no es un gobierno que va a poder construir una posición verdaderamente hegemónica, con un programa a largo plazo. No lo veo, al menos por ahora. Sus representantes son tan débiles, como Karina Milei liderando el proceso de organización del Partido Libertario.

BD: Yo mientras vos hablabas me imaginaba a bordo del Titanic, tratando con la mano tapar el agujero. Ahora si uno se pone a pensar en este préstamo, hay que pensar que ya se comieron los cuarenta y cinco mil millones de dólares del préstamo anterior, se comieron el blanqueo exitoso hace, ¿qué?, Seis meses, ocho meses, diez meses. Ese también desapareció. Se comieron todo, la cantidad de dólares que ahorraron al frenar las importaciones. Ahora ¿Qué va a pasar con este último préstamo?

HC: Y va a pasar lo mismo. Va a pasar lo mismo. Hay datos sobre los dólares que se está gastando la clase media, media alta o clase alta en el exterior, el saldo negativo, el rojo son diez mil millones de dólares. Claro. Basta con ese dato. No estamos ante un plan como el de la convertibilidad, que tenía otras variables de inversión. Yo creo que ni siquiera como el plan de la plata dulce. Aparte de eso me parece es un plan muy corto y entonces, ¿qué quiero decir? Quizás estemos hablando acá, dentro de un año y la realidad para mí va a ser muy distinta, al menos distinta con esta administración de ultraderechista libertarios, para mí es probable que esté más desgastada de lo que pensamos. Lo cual no soluciona necesariamente los problemas, ¿no? Pero…

BD: Hernán eso es muy claro. Pero a los que nos obsesionan estas cosas nos preguntamos, ¿y el rol de la izquierda en todo esto? Más allá de las críticas. ¿Por qué la izquierda no está explicando esto? La verdad, sinceramente, siempre es una gran duda.

HC: Sí ese es uno de los problemas, ¿no? Con esto del fenómeno de las explicaciones, ¿no? No vinieron por el lado de la izquierda, sino que vinieron por el lado de la derecha. Fue Milei el que habló en contra de la casta, más aún habló del capitalismo, reivindicó el capitalismo, habló de socialismo, de los zurdos, del combate al comunismo, entonces al final sí había margen para plantear de una manera más cotidiana, de un despliegue de las grandes discusiones, incluso de nivel teórico. Milei lo plantea desde la aberración teórica, ¿no? Pero bueno, mostró que había margen, incluso para plantearlo desde la otra vereda.

BD: Sí, vuelo casi gallináceo lo de Milei.

HC: Claro. Dice boludez tras boludez, pero si alguien no le contesta y se para. Y es probable que la izquierda tenga que rescatar el lugar de la propaganda, ¿no? Que siempre está puesto como algo despectivo. Por ahí a la izquierda le está sobrando mucha agitación, le está faltando más propaganda, porque además hay que hacerse cargo de ciertas banderas de la izquierda que han quedado muy golpeadas, lógicamente por lo que ocurrió con los regímenes de Europa del Este, la Unión Soviética. Entonces hoy no alcanza con agitar un par de ideas, hay que explicar lo que la gente normal te dice: Bueno, pero esto fracasó. Claro. Para explicar lo que fue el fracaso de las experiencias de socialismo real, faltan muchas ideas. No muchas ideas para pocos, que era el concepto viejo de propaganda. Quizá ahora, con la revolución en la comunicación que nos dan la el uso de las redes, quizá no sean muchas ideas para pocos, sino muchas ideas para muchos. Yo creo que Milei demostró eso.

BD: Pero parece que, para la izquierda, esa agitación es profundamente electoral, es para presentar personajes electorales, que no me parece mal, el problema es el guion. Y otra cuestión es la apertura también en general de la izquierda, poder incorporar pensamientos de la izquierda que está por fuera, de lo que está pensando realmente un sector importante no estructurado.

HC: Sí, incluso hablar desde el programa, desde el programa del socialismo, esa es la función de la izquierda. No es solamente canalizar algunas luchas reivindicativas, sino hablar desde el programa. De las grandes ideas, pararse y hablar como marxista, como socialista, como comunista. Y lo electoral tiene que hacerse, sí, claro. Es una combinación de repertorios de acción y de organización que tiene que desplegar, porque al mismo tiempo que hace esto, la izquierda tiene que estar en las luchas, no olvidarse de ese aspecto. Yo creo que en general está presente, pero tiene que evitar la fragmentación, tiene que evitar la cultura de aparato, el excesivo patriotismo de pequeño partido, tiene que pensar desde otro lugar, tener menos concepciones sustitutivas. Bueno, algunos de los viejos problemas que siguen planteados.

BD: Cuando uno intenta entrar en ese mundo de la izquierda, en este debate y trata de aportar, ¿vos te sentís con contenido? O sea, ¿sentís que alguien te da bola para esto?

HC: No, lo que pasa es que siempre está eso de que yo no tengo militancia en ninguna organización política. Aunque hago una militancia izquierda, porque construir y sostener el CEHTI y lo que hacen ustedes, son formas de intervenir. Porque uno interviene, pone la palabra para para convencer, para explicar, para hacer una prédica anticapitalista y por lo tanto también para hacer una prédica por el socialismo, por el comunismo. Pero bueno, luego las urgencias de la vida de los partidos son otras. Y sí, cuesta construir esos vasos comunicantes. Pero bueno, no queda otra que seguir buscando. Yo tengo claro que los procesos de transformación, los procesos de cambio, de revolución, se hace con un instrumento político. Yo sigo creyendo que tiene que haber partidos, partidos concebidos de otro modo, pero también son valiosos los compañeros que están hoy en esos partidos. Y bueno, se trata de seguir manteniendo el diálogo, yo tengo ese diálogo, no sé si ellos me escuchan, pero falta una síntesis nueva. Falta una propuesta nueva que provoque un reagrupamiento de todos los que tenemos más o menos las mismas posiciones y para eso hace falta cambiar unas cuantas cosas. Falta más comunicación entre todas esas expresiones de, uno diría, de las izquierdas partidarias y de las izquierdas sociales, las izquierdas culturales, las izquierdas intelectuales, las izquierdas sindicales, también hay mucho activismo sindical de izquierdas afuera. Bueno, el arte es tratar de no ser sectarios, ninguno de nosotros, en ninguno de los campos, y pues, pugnar por un reagrupamiento, que sea sobre las bases más sanas y más programáticamente claras.  


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