Hace algunas semanas, en los días previos al 20º aniversario del 26 de junio de 2002, charlábamos con Leonardo Santillán, hermano menor y compañero de militancia de Darío Santillán, asesinado por el estado ese junio que todavía nos duele rojo en la espalda.


Entrevista: Juanjo Lázzari para Borrador Definitivo

Cuando era apenas un adolescente, Leonardo Santillán formó parte junto a su hermano Darío, de la formación de los Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTD); proceso comenzado en la crisis previa al estallido de diciembre de 2001 y que llega a ese fatídico 2002 enfrentando al gobierno de Duhalde y su aparato represivo.

“El 20 de julio cumplía los 18, tenía 17 cuando fue la masacre –recuerda-. Yo me acerqué al movimiento en el año 2000 por pedido de Darío, y por el tema de estar conectado a la realidad: yo tenía 17 años, vivía en otro mundo por decirlo de alguna manera. Pero él ya venía desde hacía un tiempo, antes de que empiece a militar yo, pasándome lecturas, libros. Me acerqué a militar en febrero o marzo del 2000, en el Movimiento de Trabajadores Desocupados. A partir de ahí empezó lo que era mi militancia y estar junto a mi hermano, escuchándolo, primero en Almirante Brown y después, unos meses antes del 26 de junio me vine a vivir con él a Monte Chingolo, Lanús, donde él tomó su terreno con la idea de construir su vivienda.

Estuve dos años y pico compartiendo con él lo que es la militancia, descubriendo un nuevo mundo, y todo eso de que él tenía ganas de que yo esté adentro. Me fui involucrando de a poco, viendo y encontrando también una identidad, porque yo tenía 17 años y fui parte también de una juventud que muchas veces no teníamos identidad, no teníamos contención, y en el movimiento pude encontrar varias de esas cosas, aparte de tener una relación con mi hermano a quien quería, admiraba. Lo admiraba en vida, no solo después de que lo hayan asesinado, porque él era una persona rara por decirlo de alguna manera, por cómo era, por cómo se entregaba. Y la verdad es que estoy orgulloso de haber compartido momentos, de haber podido escuchar tantas cosas que en ese momento no entendía y que después de lo que fue el 26, pude entender, armar una figura, hilar lo que Darío nos enseñaba a través de la lucha”.

B.D.: Hoy por hoy, Darío y Maxi se estampan en una remera y muchas veces quienes los llevan ni siquiera saben quiénes eran o por qué luchaban. ¿Qué te produce a vos cuando se trata de vaciar sus figuras del contenido ideológico y político y convertirlos casi en un mito, olvidando que peleaban por algo?

L.S.: Peleaban por algo y desde dónde peleaban, que eso es también importantísimo. Nosotros entendemos que hay una generación que ha venido después de lo que fue el 26 de junio, que levantan a veces las banderas pero hay un vacío de contenido. Porque a veces figura por todos lados pero se oculta la lucha de Darío, dónde estaba: Darío tomando terrenos en el año 2001 para construir su vivienda, en el año ‘99, ‘98, desde el cetro estudiantil, desde la escuela, luchando contra la Ley de Educación Federal; estando el 20 de diciembre con los compañeros del MTD en la Plaza de Mayo, resistiendo la represión policial, el 26 de junio estando en la calle más allá de las amenazas que venía haciendo el gobierno de Duhalde.

Y también Darío tenía un conocimiento, fue uno de los compañeros que sabían que la mano venía dura, que sabía que el 26 de junio no iba a ser solamente represión. Nosotros habíamos tenido una charla el 25 de junio en la noche, hablando al grupo de seguridad, éramos seis compañeros. Y Darío nos mostró varias fotos, haciendo un análisis de cómo venía la situación desde enero hasta lo que iba a ser el 26 de junio, señalando y diciendo que la mano se estaba poniendo cada vez más dura. Recordando lo que había sido el asesinato de nuestro compañero Javier Barrionuevo en un piquete, en un plan de lucha en diferentes municipios en febrero de 20002. Y después, en mayo, estuvimos en otra movilización acá en el municipio de Lanús, un agente penitenciario baja de la moto y dispara a mansalva sobre una movilización que se estaba llevando adelante frente al municipio; aparte de diferentes aprietes que habíamos tenido en diferentes cortes, movilizaciones: en febrero de 2002 nos habían tirado una camioneta, cuando sacamos fotos y averiguamos la patente tenía pedido de captura (quiere decir que la manejaba la yuta).

Y ese día, Darío hizo todo un planteo sobre eso, pero días antes de esta reunión de seguridad, reivindicaba en una asamblea la decisión de salir a luchar. Y una compañera le dijo: pero Darío, nos van a pegar. Y Darío planteándole claramente que si no salíamos, íbamos a perder una lucha, y que la lucha, de última, hay que darla para perderla. Porque Darío, en el día a día, construía socialmente, construía también el tejido social. Porque él era un compañero que se preocupaba por los demás compañeros, que motorizaba, que incentivaba, uno escuchaba a Darío, quienes lo conocimos marcábamos también esa actitud: que uno lo escuchaba a Darío y le daba fuerzas a uno, y lo incentivaba, uno entendía y sentía que podía serle útil a la lucha, a lo que es el movimiento. Entonces Darío como compañero constructor, pero también como compañero crítico y cuestionando, y marcando, a pesar de las amenazas y de lo que pueda llegar a pasar, la necesidad a veces de estar junto al pueblo. Y muchas veces cuestionando.

Hoy pasaron 20 años y estamos en una situación, a algunos meses de haber firmado el acuerdo con el FMI, sufriendo esta situación inflacionaria que parece imparable. Somos los del sector más castigado, somos los movimientos sociales, y la verdad es que eso también tiene que hacernos pensar y entender que cuando uno habla, cuando uno reivindica la figura de Darío desde la militancia, es también eso: estar del lado del pueblo, sin aliarse con los poderosos, sin aliarse ni mezclarse con aquellos que generan las políticas, que a veces cambian de camiseta pero siguen siendo los mismos personajes.

Darío adolescente, con sus compañerxs de secundaria, durante una movilización estudiantil.

B.D.: Es emocionante escucharte hablar de Darío y pensar que, al momento de su asesinato, él tenía solo 21 años. Vos que estuviste en el puente el día de la movilización, ¿por qué creés que cambió la mano y el gobierno empezó con la línea de reprimir? Recordemos que ese día mueren Maxi y Darío pero además hay más de 30 personas heridas, algunas de gravedad y muchas con balas de plomo.

L.S.: Había una situación donde había un gobierno debilitado por la protesta social, que estaba buscando el préstamo del FMI ante la situación en que veníamos, de la crisis del 2001, solamente 6 meses antes. Y el gobierno tenía la necesidad de mostrarse fuerte ante aquellos sectores que pedían mano dura. Esto respondió a una planificación que se elaboró por parte del gobierno nacional, junto con el gobierno provincial; y que lo que buscaron fue generar una represión para después decir lo que no les salió: que había habido un enfrentamiento entre piqueteros. Aníbal Fernández salió a hablar de desestabilización, nombraba una asamblea que efectivamente se había hecho para llevar adelante los cortes en los accesos a Capital, pero ellos tenían la necesidad de destacar muertos de aquella protesta para decir que nos habíamos matado entre nosotros, que había internas piqueteras. Esta versión se calló con la aparición de las fotos.

Y no olvidemos tampoco el ocultamiento por parte de Clarín en las primeras horas: cuando ya se sabía que había dos compañeros asesinados, los medios estuvieron todo ese día, hasta el otro día, hablando de: piqueteros violentos, piqueteros fueron a enfrentarse a la policía, piqueteros agredieron a la policía; aun cuando ya en los epígrafes de los noticieros hablaban de dos muertos y de dos heridos graves. Si esas fotos no aparecían cabe preguntarse qué hubiera pasado, porque por lo que pasó el 26 de junio hubo repudio popular de parte de las organizaciones, pero también salió la sociedad a repudiar lo que pasó, porque mostraron en vivo y en directo cómo fusilaban a un pibe de 21 años tratando de socorrer y reanimar a otro compañero, totalmente desarmados, a quien le dan la voz para que salga a correr y lo fusilan de lleno.

B.D.: ¿Qué te hace sentir a vos ahora, con el paso del tiempo, que personajes de esa época, sigan pululando en el poder?

L.S.: Y la verdad que mucha bronca. Nosotros seguimos denunciando como el primer día y a veces termina siendo como parte del paisaje. No queremos dejar de decir que tienen que pagar los responsables políticos. Tenemos una consigna que hemos esbozado hace algunos años donde decimos que los asesinos de ayer no pueden ser los salvadores de hoy. Y no solamente por lo que ha pasado con la represión, sino también porque Felipe Solá fue el que ingresó los transgénicos, que ha tranzado con Monsanto, que ha metido el glifosato, Solá es uno de los responsables de eso. Sabemos Aníbal Fernández de dónde viene, como intendente de Quilmes. Es una ofensa, es una burla para nosotros, de parte de un gobierno que se ha dicho nacional y popular como el actual, como el gobierno también de Néstor Kirchner y de cristina de Kirchner, que han cobijado también a Aníbal Fernández, han cobijado a Juan José Álvarez, han cobijado a varios de los responsables del asesinato de nuestros compañeros, de lo que fue la masacre de Avellaneda. Pero también han cobijado a otros como a Aníbal Ibarra, que es el principal responsable político de la masacre de Cromañón. Entonces son situaciones que se entrelazan, que se cruzan. Así también como con Luciano arruga: hoy estamos viendo de vuelta a Scioli ocupando cargos. Y la verdad es que cada vez es más alevoso.

Pero esto a nosotros no nos tiene que hacer meter para dentro, sino todo lo contrario: salir a denunciarlo y a generar una coordinación en donde podamos denunciar estas cosas, porque la impunidad nos atraviesa no solamente a nosotros, sino a la sociedad toda. Porque sabemos que estas cosas que no se condenan, después se vuelven a repetir. Por eso la necesidad de sentar un precedente, por eso la necesidad de llevar adelante un  juicio: nosotros descreemos de la justicia, pero entendemos la necesidad de agotar las instancias. Nosotros venimos hace 20 años luchando con escraches, con charlas, con piquetes, con señalamiento público, con movilizaciones a Comodoro Py, con el acampe cuando se los condenó a Francciotti y Acosta, allá por el año 2005. Si no hay una justicia que funcione y que actúe en consecuencia, estaremos nosotros para señalarlos por lo que fueron, por lo que son y por lo que tienen que pagar.

B.D.: ¿Qué opinión te merece a vos, que has sido parte de la organización de movimientos sociales, junto con tu hermano y tantos otros, que haya movimientos sociales que trabajen con este gobierno donde están todos estos personajes que mencionabas?

L.S.: Nosotros lo hemos dicho: creemos firmemente que con esa gente nosotros no podemos construir nada, no podemos siquiera compartir un espacio, aunque no estemos caminando los mismos pasillos que estos personajes. No podemos ser parte de un gobierno que mira para otro lado con algo tan grande como fue la masacre de Avellaneda. Acá no hay ninguna ignorancia, esto que pasa no tiene que ver solamente con los nombramientos de Solá, de Aníbal Fernández, que van y que vienen, sino tiene que ver con las políticas de este gobierno y de los demás gobiernos, que han decidido cobijar y mirar para otro lado, pero que cuando se cumplieron los 10 años, Cristina Kirchner nos mandó la solidaridad por radio, por todos los canales, levantando una bandera como lo hacía su esposo, cuando nos había prometido investigar hasta las últimas consecuencias y que iba a caer quien tenía que caer, y al poco tiempo nos estaba diciendo que si nosotros no dejábamos de cortar el Puente Pueyrredón, nos iba a investigar, nos iba a abrir archivos de la SIDE, tratando de que nosotros larguemos la calle. Y la verdad es que jamás han hecho nada.

A nosotros nos genera bronca pero también nos duele, porque hay organizaciones que vienen bancando a este gobierno –me refiero a las dirigencias de estas organizaciones-, que piensan que estando con esta gente se pueden llegar a construir algo. Ya está más que demostrado: ha pasado más de año y medio de este gobierno, y ha demostrado para dónde va, a quién favorece, somos nosotros quienes estamos pagando las consecuencias de este acuerdo que se ha llevado hace algunos meses con el FMI. El mismo FMI que metía presión para que Duhalde corte con la protesta social; y lo estamos pagando con la nueva moratoria de la jubilación, lo vamos a pagar con las indemnizaciones que van a sacar a las empresas de luz y de agua, lo vamos a pagar cuando paguemos el boleto y saquen los subsidios a las empresas de colectivos. Porque están apuntando, desde la derecha, el centro y los más progres, están apuntando al sector piquetero como si fuera que nosotros somos los causantes del mal que está padeciendo la sociedad argentina y que remiten a más de  20 años.

B.D.: El otro día lo dejó claro Cristina, cuando habló contra las organizaciones piqueteras.

L.S.: Totalmente, y aunque nosotros entendemos que hay diferencias en la construcción que cada uno lleva adelante, pero igual son compañeros. También entendemos que las diferencias tenemos que saldarlas puertas adentro. Los que han traído la pobreza, la crisis, los que han vendido el país, lo que quieren seguir saqueando y sangrando el país, más allá de las enfermedades y la muerte de nuestros pueblos, no han sido las organizaciones que luchamos. Nosotros hemos dado contención a grandes familias, hemos dado contención a esa juventud que a veces, como decía hoy, no encuentran un estandarte, no encuentran una identidad. Y nosotros hemos sido quienes hemos estado bancando también, durante la pandemia y durante más de 20 años, en nuestras barriadas junto con los comedores.

Por eso tenemos una enorme tarea que es la de generar una fuerza que pueda entender que estos tipos no nos van a traer la salvación, estos tipos son los mismos que han mirado para otro lado cuando Menem anunciaba las privatizaciones, los despidos, cuando han regalado y vendido medio país.