El gobierno de Salta alimenta a niños y niñas con problemas de desnutrición con soja transgénica. No es la primera vez, sino sólo la repetición de la vieja estrategia de querer engordar a los pobres. La nutricionista y militante social Myriam Gorban se indigna profundamente y nos aporta claridad sobre éste y otros temas. ¿Nos alimentamos o solo comemos?


Entrevista: Luis Cuello Edición: Borrador Definitivo

Hace unos días replicábamos en nuestra página una nota sobre el vergonzoso experimento realizado con niños wichi desnutridos (Pobres y hambrientos, laboratorio a cielo abierto: el experimento que hicieron con niños wichi – Borrador Definitivo). El estudio consistía, básicamente, en alimentar a estos niños y niñas, con problemas de bajo peso, con un preparado  de soja transgénica, harina de trigo, proteína láctea, colorantes, azúcares y conservantes, en forma de Magdalena, para luego corroborar su aumento de paso, en comparación con otro grupo “de control”, a quienes no se los alimentaba.

El experimento se hizo por impulso del gobierno de la provincia de Salta y con el aval del de Buenos Aires, cuyas autoridades ya aprobaron la elaboración y comercialización a instancias de estos testeos, de lo que dieron en llamar Bloque Nutricional.
La intención de la gestión que encabeza Axel Kicillof es incluir la magdalena basada en soja transgénica –por ende, en instancias de cultivo, sometida a reiterados baños con agro tóxicos como el cancerígeno glifosato– en los menús de escuelas, comedores y merenderos comunitarios. Dando el privilegio de su producción a una empresa privada; en este caso Monte Lirio, una compañía orientada mayormente a la elaboración industrial de pastas con sede en Lobos, provincia de Buenos Aires.

A partir de esta noticia entrevistamos a Myriam Gorban. Myriam es una de las nutricionistas sociales más importantes y renombradas del país. Fue la creadora de la primera Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria, que originalmente funcionó en la UBA, pero que a lo largo del tiempo se extendió a 26 cátedras de todo el país. A sus 90 años es Doctora Honoris Causa de la Facultad de Medicina de UBA, la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario y con orgullo nos aclara: “también de  la Universidad de la Plata y ciudadana ilustre de la Provincia de Buenos Aires.

A pesar de todos los títulos que ostenta, nos dice que, para ella, lo más importante es ser una militante. Tiene en su haber trabajado con Ramón Carrillo y con René Favaloro. Estuvo detenida-desaparecida durante la última dictadura militar. Participó en las ollas populares durante las múltiples crisis de nuestro país. Y según el médico e investigador de Salud Socio-ambiental, Damián Verzeñassi, es “la abuela de todos nosotros”. Todo un honor poder hablar con ella.

Arrancamos preguntando sobre el experimento con los niños salteños.

No es la primera vez, Salta tiene estas cosas. Hace unos años hubo otro chantún de cuarta, que no recuerdo  cómo se llamaba, que también fue a Salta a resolver el problema de la desnutrición de los pobladores originales. Y yo digo, ¿por qué experimentan sobre los wichis, por qué no van a experimentar en la zona de Recoleta o en Puerto Madero?”.

Desgrana su enojo contando que: “El tema es aberrante por varias cosas. Yo me enteré porque una periodista de Salta me llamó para comunicármelo, y me pronuncié en contra, por supuesto. Después circuló un petitorio que impulsó el Dr. Medardo Ávila Vázquez de Córdoba, con un montón de instituciones repudiando esto, donde yo también firmé. Fue entonces cuando el promotor de este experimento, ¡no sabe cómo me agredió, me insultó, me dijo de todo, porque yo me referí al tema de la soja!”.

“…la comida es una sola, la de mejor calidad para todos, no hay comida para pobres y comida para ricos”

Myriam nos cuenta que esta historia no es nueva:

En el 2002 ya trabajamos con el tema de la soja solidaria para los pobres, siempre para los pobres. Entonces yo digo siempre: la comida es una sola, la de mejor calidad para todos, no hay comida para pobres y comida para ricos.

Bueno, esto incursiona en eso. En el 2001 cuando Chiche Duhalde era Ministra de Desarrollo Social, se avanzó con el tema de la Soja Solidaria. Ahí la Sociedad de Pediatría se pronunció: dijo que la soja (ni siquiera la transgénica, la soja en general) tiene lo que se llaman anti-nutrientes. En realidad tiene otro nombre: disruptores endócrinos, pero para el conocimiento común le llamamos falsas hormonas o anti nutrientes, que impiden la absorción del hierro y del calcio, y que además, haciendo falsas hormonas, provoca menarca en las niñas y ginecomastia en los varones. Esto salió en el 2002. Y están los documentos del Ministerio de Desarrollo Social. Y hoy volvemos a hacer preparados con soja para tratar a los wichi.

A mí me indigna, me peleo con todo el mundo por esos temas, porque es una falta de respeto a la condición humana, y a la calidad de ciudadano del pueblo wichi. A los wichi y a todos los sectores vulnerables hay que darles trabajo, salarios dignos, pleno empleo y precios justos. Entonces, ¿qué vienen a joroban con darles pastillitas o darles comidita preparada para los pobres? ¡Por favor, tienen derecho a comer un flor de bife con una buena tortilla de papas!”

“A los wichi y a todos los sectores vulnerables hay que darles trabajo, salarios dignos, pleno empleo y precios justos”

Myriam continúa con apasionamiento, evidentemente el tema la sensibiliza e indigna tanto como a nosotros:

“Yo ya me pelee a su debido tiempo con la Universidad de Quilmes, que sacó la famosa Súper Sopa, también para los chicos desnutridos. Entonces estamos en eso: experimentando… no somos cobayos. Además, eso lo tiene que controlar el médico en función de las necesidades. Porque la desnutrición puede ser por carencia de alimentos sanos o porque haya un problema de la absorción de los nutrientes, son distintas las razones”.

Y agrega que: “además tiene el agravante de ser soja transgénica, cultivada con agro-tóxicos. En una provincia en la que le sacaron las tierras donde ellos cultivaban para comer, para plantar soja, encima”.

Obviamente no podíamos dejar pasar la oportunidad de preguntarle qué es la soberanía alimentaria.

“El concepto nace en el ‘96 en la Cumbre Mundial de la Alimentación, de parte de grupos de Vía Campesina, que plantean el tema de la autodeterminación de los pueblos en desarrollar sus propias políticas alimentarias en función de sus condiciones sociales, económicas, culturales, geográficas, climáticas, y de las condiciones, por supuesto, de la sociedad a la que se dirigen. Eso es esencialmente.

Hay una frase muy importante que yo cito mucho que dice que un gobierno que no puede satisfacer las necesidades de alimentación y de subsistencia de su pueblo tiene un grave problema de seguridad. Y efectivamente es así”.

Según su mirada: “Nosotros, ¿por qué superamos tan rápido la crisis del 2001-2002? Porque tenemos una diversidad enorme de alimentos, dada la diversidad de climas que tenemos, y eso nos permitió superarla rápidamente. Pero no tenemos un verdadero manejo soberano de los recursos porque tenemos una economía, y también una alimentación, muy concentrada en forma monopólica y transnacionalizada.

Por ejemplo, tanto La Serenísima como Sancor, hoy fueron desguazadas, y resulta que ahora el paquete mayoritario de La Serenísima lo tiene Arcor, y me acabo de enterar que el desguace de Sancor estuvo a mano de Vincentín. Y lo mimo podemos decir de la producción de azúcar monopolizada por Ledesma. ¿Qué le parece? Cada vez más concentración. Esa mayor concentración hace que tengamos dificultades en el acceso a toda la alimentación porque ellos especulan y fijan los precios. Son estas grandes empresas las que fijan los precios. Las que hacen a la inflación que en plena pandemia todavía estamos sosteniendo”.

“…nos llenamos de palabras para decir que producimos para 400 millones de habitantes y tenemos un plan de emergencia porque tenemos un 40% de la población bajo la línea de pobreza y con situaciones de vulnerabilidad”

Para Myriam, a esta situación se le suma otra, arraigada fuertemente en las estructuras sociales y políticas del estado: “Tenemos una situación feudal todavía no superada porque seguimos también con una situación de concentración monopólica de la tierra. No hay país en el mundo que pueda decir que tiene un millón de hectáreas que no sabemos qué producen, cuando simultáneamente nos llenamos de palabras para decir que producimos para 400 millones de habitantes y tenemos un plan de emergencia porque tenemos un 40% de la población bajo la línea de pobreza y con situaciones de vulnerabilidad

Agrega que “otro de los problemas que tenemos es el abastecimiento: el abastecimiento de alimentos frescos en Argentina se hace todo por tierra, con deterioro de la mitad de la producción y contaminación ambiental. Esa es otra de las razones: la logística, que también eleva los precios y el costo de los alimentos y dificulta el acceso para cumplir con el derecho de alimentación. Y además producimos con veneno.”

Es a partir de esta reflexión que charlamos con ella sobre el desarrollo de las políticas extractivistas por parte del estado: “Incluso sostenidas por esferas públicas –se indigna-. Hubo reuniones internacionales hace muy poco tiempo, donde los delegados del país fueron a defender el modelo hegemónico dominante que, como dicen las organizaciones de salud internacionales, es responsable por zoonosis de la epidemia y de la crisis sanitaria que atravesamos. El monocultivo supone que los granos en especial sirven para alimentar animales, automóviles y personas. Entonces producimos aquello que da más rentabilidad, porque lo dirige el mercado a la comercialización, y mientras dirija el mercado, entonces el rol del estado es subsidiario”.

“…en nuestro país tenemos una epidemia de mal nutrición… que hace que el 40% de la población escolar esté con sobrepeso y obesidad, y 6 o 7 de cada 10 adultos, también estén en esa misma situación”

Observamos que, cuando hay toda una discusión sobre el Covid, nadie discute una pandemia que es histórica: que es el hambre. Vale decir que según Naciones Unidas, en el mundo mueren 24.000 personas de hambre, o por sus causas relacionadas, cada día. Esto equivale a decir: al 16% de las 150.000 que fallecen diariamente.

Asi es, en el ‘70, se hablaba de llegar al año 2000 con alimentos para todos, Objetivos Del Milenio se llamaba, ¿y qué tal? Pero a esto le tenemos que agregar otra pandemia: en nuestro país tenemos una epidemia de mal nutrición. Es el sobrepeso y obesidad por el no acceso, no solamente a los alimentos saludables, sino precisamente a la cantidad de nutrientes que necesitamos y que hace, de acuerdo a la última encuesta, que el 40% de la población escolar esté con sobrepeso y obesidad, y 6 o 7 de cada 10 adultos, también estén en esa misma situación. Esto es una pandemia de mal nutrición, así la calificamos. Y no es un problema estético, sino que está vinculado a la aparición temprana de enfermedades degenerativas, las que se llaman crónicas no transmisibles, que acortan la vida de toda una generación. Las presentes generaciones tienen menor esperanza de vida que las precedentes. Precisamente por eso, por esta epidemia de malnutrición”

Cuando reflexionamos sobre esta situación de dos pandemias cruzadas: hambre por un lado y malnutrición por el otro, Myriam nos responde: “Exactamente, pero además con una característica: tanto en el resto de América Latina como acá, la desnutrición aguda ya ha desaparecido, es el 1, el 2 por ciento. Lo que tenemos es una desnutrición crónica. Y esta desnutrición crónica se suma a esta otra malnutrición de sobrepeso y obesidad, y por eso son los niños de baja talla.

El otro día, (y esto es una aberración –desgrana-) cuando hablaban en los Juegos Olímpicos del tenista  Diego Schwartzman, que le dicen ‘el Peque’ porque tiene baja estatura, decían que cuando era más chico le recomendaban comer Danonino para crecer. Lo dijeron públicamente los médicos, ¿qué le parece? A los salteños y los jujeños de las escuelas les pueden decir que compren Danonino para crecer, que tienen una desnutrición crónica de siglos. ¿Con qué lo compran?”.

Miryam denuncia entonces que Hay alimentos para pobres y alimentos para ricos: comida chatarra para los pobres y selección para los ricos, claro. Se dejó de cocinar, comemos alimentos ultra procesados y perdemos vitaminas y minerales de esa manera, y es lo que promueve la publicidad. Y entonces nosotros (desde nuestra cátedra) que decimos consuma alimentos frescos, resulta que son inaccesibles por lo precios. La comida chatarra es más barata, hay un problema de acceso económico también, no solamente cultural.”

“… el Covid es una zoonosis, resultado de este modelo que destruye los bosques, tala, y entonces permite la salida de los animales de su hábitat natural y conviven con nosotros que estamos disminuidos en nuestras defensas, que perdemos inmunidad”

BD: ¿Esto es lo que usted denomina alimentos que no alimentan?

Myriam: Exactamente. Nosotros nos apropiamos de un concepto de otro investigador  que les llama OCNIS: Objetos Comestibles No Identificados. Son comestibles pero no son alimentos. Comemos, nos llenamos, pero no nos alimentamos ni nos nutrimos. Podemos comer eso como podemos comer papel. Comer, comemos, los tragamos, pero no son nutrientes, no son alimentos

BD: Todo esto que viene desarrollando, ¿cómo juega en la crisis del Covid?

Myriam: Juega. Y por eso tenemos el Covid también, porque es una zoonosis resultado de este modelo que además destruye los bosques, tala, y entonces permite la salida de los animales de su hábitat natural y conviven con nosotros, que estamos disminuidos en nuestras defensas, que perdemos inmunidad.

Vea que todo lo que vemos de publicidad de alimentos en la televisión son propagandas comerciales que se dirigen en especial a los niños más chicos, que los tratan como consumidores y no formando ciudadanos. En cambio no hay un solo mensaje de salud pública, ninguna política que diga: Beba agua. Somos los mayores consumidores de gaseosas del mundo y segundos o terceros en el consumo de galletitas, es decir en el consumo de azúcar y de grasa. En cambio no tenemos una publicidad que nos diga: Consuma más verduras, más frutas. El único que hablaba de eso era Arroyo para promover la tarjeta alimentar. No hay un solo mensaje público de salud y de alimentación en ninguno de los medios.

Hay una ley que está en Diputados, que se llama de Etiquetado Frontal, y que también promueve la regulación de la publicidad y la alimentación saludable. Entonces va por ahí. Pero va a depender de cómo controlamos y cómo actuamos desde los medios públicos, la forma de contrarrestar es esa: promover la salud desde los medios, para eso los tenemos que usar.

Pero para eso tiene que tomarlo en sus manos la sociedad organizada. Debe ser ella la que se apropie de estas cuestiones.

Un comentario sobre “Myriam Gorban: “Tenemos una epidemia de mal nutrición””

  1. Como siempre genia total.
    Lo q dice o escribe es irrefutable..
    Indiscutible…
    Puede debatir con los especialistas destacados del mundo y terminarán diciéndole SEÑORA ud tiene razón….

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